La reducción paulatina del número de camas, la excesiva carga de trabajo del personal de enfermería –que cada vez cuenta con menos efectivos–, las deficientes condiciones de atención y confidencialidad que sufren los pacientes... se han convertido en tema recurrente cuando se habla del área de Urgencias del Hospital de Valme, el auténtico talón de Aquiles del centro sanitario y permanente quebradero de cabeza para sus gestores.
Las quejas y denuncias se remontan a varios años atrás sin que se haya logrado atajar el problema por parte de la Dirección Gerencia de Valme. De hecho, el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, ya abrió a finales de 2013 una actuación de oficio para investigar las demoras excesivas que padecían los enfermos. Y el Sindicato de Enfermería (Satse) llegó a interponer una denuncia el pasado mes de abril ante la Inspección Provincial de Trabajo por las «deficiencias tanto estructurales como de plantilla de enfermería» que presentaba el servicio.
La realidad es que, pese a los esfuerzos de la dirección, el día a día sigue deparando quejas de los pacientes y sus familiares, en este caso es Carmen Pérez quien se puso en contacto con este periódico para denunciar la deficiente atención recibida a su juicio por su marido, Francisco Martínez, de 78 años y que ingresó con una fuerte hemorragia nasal: «Aquello es para ir con una cámara y grabarlo, allí se pierde hasta la dignidad de la persona», clama esta mujer.
Alude esta denuncia a la situación que se vive en la sala de Evolución –también conocida como sala Pin, para pendientes de ingreso–, donde «se mantiene a las personas que necesitan un ingreso hospitalario un número de días indeterminado en espera de una cama», explica su hijo José Alberto.
«Es una sala grande donde multitud de enfermos (entre 25-30 con las más diversas patologías) permanecen en un espacio individual muy pequeño, que en absoluto garantiza la confidencialidad y la tranquilidad de un enfermo, y del cual no pueden salir durante el tiempo que estén allí», relata este familiar. Su madre, que tenía la tarjeta de cuidadora y por tanto acompañaba a su esposo, confirma que «no hay cortinas para separar a los enfermos» y apunta otras deficiencias: «Aquello es tercermundista, he visto gusanos y todo», cuenta antes de añadir que «el trato que te dispensa el personal es malísimo, tienen una forma de dirigirse a ti indigna». Y añade un detalle: «Yo misma tuve que coger compresas de un carrito para detener la hemorragia de mi marido y en cuanto se dieron cuenta las quitaron de en medio».
Además, Carmen denuncia que «si no está el familiar encima de las enfermeras, ni les dan de comer a los pacientes. Y por supuesto a los cuidadores no nos dan ni agua, y me tuve que traer una sillita y una almohada para dormir», ya que su marido permaneció en esa sala «tres días y medio», cuando se supone que los enfermos no deben estar allí más de 24 horas.
Su hijo José Alberto critica asimismo que «el número de profesionales encargados de dicha sala no suele superar las cuatro personas y por ello la atención que prestan al enfermo, que está casi todo el día sin familiares a su lado, es bastante deficiente, teniendo sólo derecho a ver al médico, que no es un especialista, unos pocos minutos sobre las dos de la tarde».
«RECURSOS DIMENSIONADOS»
El centro sanitario no está de acuerdo con algunas de estas apreciaciones y replica que «es falso que un paciente espere 48 horas en una camilla en la sala de Evolución porque no hay camas disponibles en hospitalización», y añade el dato de que «en el año 2015 sólo precisaron ingreso el 11,92 por ciento de los pacientes que acudieron a Urgencias». Valme explica que la sala de Evolución está dotada de 15 camas y 13 camillas, y que «la dirección hospitalaria está trabajando desde el verano de la mano de los profesionales en un proyecto de mejora continua para reordenar la Observación y la sala de Evolución».
El hospital insiste en que «los recursos sanitarios del área de Urgencias están dimensionados y adaptados a las necesidades de los pacientes» y rechaza «la presunta falta de espacio» para atenderlos, pues es el «adecuado» y «cumple con los criterios según Prevención de Riesgos Laborales».
...Y ESO QUE EN MAYO HUBO REFORMA DE LAS URGENCIAS
El Hospital de Valme realizó entre febrero y mayo de este año una reforma de las Urgencias, con un coste de 270.000 euros. Se contrataron 15 profesionales (seis enfermeros y nueve auxiliares), se adaptaron ocho consultas para facilitar el trabajo conjunto de médicos y enfermeros, se adquirieron 25 sillas de ruedas y 15 camillas, se habilitaron mamparas de separación, etc. Un esfuerzo aún insuficiente.