«Con el ascensor salgo todos los días a desayunar fuera»

Estos vecinos de la Macarena disfrutan del elevador tras dos años de lucha

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
06 ago 2017 / 20:00 h - Actualizado: 07 ago 2017 / 20:48 h.
"Barrios","Distrito Macarena"
  • Teresa, de 83 años, es una de las vecinas de la calle Orquídea que necesitaba el ascensor para poder bajar a la calle. / Reportaje gráfico: Jesús Barrera
    Teresa, de 83 años, es una de las vecinas de la calle Orquídea que necesitaba el ascensor para poder bajar a la calle. / Reportaje gráfico: Jesús Barrera

Puede que los nombres de Teresa, María o Luisa no les digan nada. Pero sí el grupo de vecinos de la Macarena que hace dos meses denunciaban en estas páginas el problema que tenían con el ascensor. Llevaba instalado un año pero no funcionaba por el retraso en el abono de parte de la subvención municipal concedida para realizar la obra. Hace unos días han conseguido desbloquear la situación. Sus inquilinos, en su mayoría personas mayores y con problemas de movilidad, ya pueden salir y entrar de sus viviendas sin tener que recurrir a las sufridas escaleras. «¡¡Al fin!! Estamos como si nos hubiera tocado el Gordo de Navidad en pleno mes de agosto. Desde que está funcionando, no paro en casa. Salgo todos las mañanas a desayunar fuera», exclama una de las vecinas de 92 años de edad, que no pisaba la calle desde 2015.

Están que no terminan de creérselo. Atrás dejan dos largos años de «obras a cuenta gotas» y «continuas reclamaciones» tanto a la empresa instaladora como al Ayuntamiento para activar un elevador «de justicia» para estos inquilinos de la calle Orquídea, en concreto los números 49-51-53-55, en la barriada de Pío XII.

«La empresa instaladora decía que no lo echaba a andar hasta que no se abonara el dinero previsto por la administración», comenta Luisa, vecina del primero. Por suerte, «todo se ha arreglado» y ha llegado parte del dinero que faltaba. «Cuando me llamaron, me acordé de otros vecinos más mayores que no han llegado a conocer el ascensor. Menos mal que sí hay otras personas que lo van a poder disfrutar bien».

El ascensor le ha cambiado la vida a estos residentes del distrito Macarena, en especial a la vecina de 92 años de la segunda planta: «No hay quien la pille en casa», se alegran las compañeras de rellano. «Cuando la vi abajo el primer día, me subió una cosa por el cuerpo. Le he dicho que aproveche, que salga y entre cuando quiera. Que disfrute de la calle, que la calle es alegría, vida...» Y así lo hace. Cada mañana suele montarse en el ascensor para ir a desayunar fuera con algún familiar. «Es algo que no podía hacer antes. Me tenían que bajar la escalera sentada en una silla y ayudada por varias personas. Así lo hice en las dos ocasiones que tuve que ir al hospital».

Puerta con puerta está María. Ella también está muy contenta con el ascensor. «Mira, cojo las bolsas de la compra, las meto en el ascensor y, si no quiero montarme, las recojo arriba. Hemos ganado en movilidad y calidad de vida». María explica que los inquilinos del bloque llevan más de dos años pagando mensualidades de 485 euros para devolver el préstamo que tuvieron que solicitar para afrontar los gastos del ascensor. «El Ayuntamiento nos concedió una subvención de 17.000 euros. Hasta los 45.000 del total tuvimos que pedirlo al banco». Las fechas y las cuentas iban saliendo pero al final se les informó de que la ayuda pública se haría «con cargos a los presupuestos municipales de 2017». Las obras concluyeron el verano pasado «sin que se supiera cuándo empezaría a dar viajes el elevador».

Fue entonces cuando los 16 propietarios de este inmueble hicieron pública su situación. «Mi hija puso un mensaje al teléfono whatsapp de El Correo. Estábamos desesperados. No sabíamos a dónde recurrir. Nos temíamos que el ascensor terminara estropeándose al estar tanto tiempo colocado y sin usarse. No entendíamos que si los presupuestos municipales estaban entonces aprobados y ratificados, por qué no se hacía efectiva la subvención», recuerda María mientras sostiene en sus manos el reportaje de denuncia publicado en este periódico el pasado 9 de mayo. «¡Mira! Ahí sale una con el andador y otra, Teresa, tratando de bajar la escalera con el bastón».

Gracias a «la generosidad de una vecina» y a un nuevo compromiso del Ayuntamiento, pueden darle al botón del ascensor. «Nos ha dado mucha vida e independencia», concluyen.

NUEVA QUEJA

Si la cara es el espejo del alma, la de estos vecinos de la Macarena lo dice todo: Están eufóricos de felicidad con el funcionamiento del ascensor hace unos días. Sin embargo, tienen un pero que esperan resolver pronto. «Hay vecinos que no tienen aún las llaves. Hemos llamado a la empresa instaladora... nos responden que nos las mandan por Seur. A ver si llegan pronto, porque nos estamos sirviendo todos con un par de copias».