El Macarena le gana la batalla a la neumonía tras aplicar un plan de choque

En doce años han logrado rebajar la tasa de mortalidad a la mitad

23 ene 2017 / 23:07 h - Actualizado: 24 ene 2017 / 08:06 h.
"Sanidad","Hospital Virgen Macarena"
  • El doctor Miguel Gili, responsable del Servicio de Medicina Preventiva, ha coordinado el plan. / El Correo
    El doctor Miguel Gili, responsable del Servicio de Medicina Preventiva, ha coordinado el plan. / El Correo

La tasa de mortalidad en pacientes ingresados en el Hospital Universitario Virgen Macarena se situó en un más que inquietante 16,7 por ciento en el año 2003. Unas cifras que llevaron a un profundo y pormenorizado análisis de las causas en el que participaron varias áreas del centro y del distrito sanitario Aljarafe-Sevilla Norte, que derivó en un plan de choque con una batería de medidas cuyos resultados han sido muy satisfactorios, rebajando varios índices y dejando la tasa de mortalidad entre el 7 y el 8,8 por ciento para el último trienio (2013-2015).

El doctor Manuel Gili, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Virgen Macarena, relata el origen de este más que apreciable cambio de tendencia: «Habíamos observado que en el periodo 2003-2007 habían aumentado los ingresos en el hospital por neumonía y además que las tasas de mortalidad eran relativamente elevadas, y eso que este hospital tiene tasas por debajo de la media andaluza», comienza.

Ante tal panorama, el hospital y el distrito sanitario en general se pusieron manos a la obra para estudiar las posibles causas de estos índices. Un trabajo de reflexión en el que participaron diversos servicios, desde Medicina Interna a Urgencias pasando por Neumología, Enfermedades Infecciosas, Microbiología, Cuidados Intensivos o Medicina Preventiva y Salud Pública. La conclusión fue que las raíces del problema eran multifactoriales, por lo que requerían medidas coordinadas.

«Tomamos una serie de medidas con cuatro objetivos principales: reducir el número de ingresos, que disminuyera la tasa de mortalidad, que si fuera posible bajara el tiempo de estancia media del paciente de manera que no ocupara una cama demasiado tiempo y que todo ello tuviera una repercusión en los costes», explica el doctor Gili.

Tras multitud de reuniones en las que también resultó valiosa la aportación de Atención Primaria, «donde contamos con una persona muy activa y con gran capacidad de liderazgo entre sus médicos», el estudio «generó una serie de guías y protocolos que se discutieron y se aprobaron y que desde entonces se siguen».

Entre esta batería de medidas –hasta una quincena– que se adoptaron destaca que «se empezó a trabajar en la mejora en el diagnóstico precoz y tratamiento de los pacientes», de modo que «se consigue que muchos de esos pacientes se queden en Atención Primaria y no necesiten ingresar; o si ha habido ingreso, que no tengan complicaciones como sepsias que ensombrecen el pronóstico y pueden causar incluso la muerte», explica Gili.
MÁS Y MÁS MEDIDAS

Igualmente se incidió en conciliar la medicación que venía tomando el paciente con la que le hayan prescrito para que no hubiera contraindicaciones; en prestar especial atención a pacientes con problemas específicos tales como insuficiencia renal crónica, problemas hematológicos o broncoaspiraciones; en administrar vacunas específicas a ciertos grupos de pacientes, muy susceptibles frente a estas infecciones, como los que tienen patologías autoinmunes, los que tienen tratamientos con inmunomoduladores o inmunodepresores o los que padecen artritis reumatoide, esclerosis múltiples, sida o extirpación del bazo; en la vacunación de la gripe tanto en Atención Primaria como entre los trabajadores y estudiantes en prácticas del hospital, para que no contagien a los pacientes; y en mejorar la bioseguridad del hospital con protocolos para la vigilancia y control de Legionella y Aspergillus.

Gili revela que «los resultados han sido espléndidos», con reflejo en todos los campos que se pretendían: descenso progresivo en el número de ingresos; disminución constante de la tasa de mortalidad pese a picos como el de 2010 –cuando hubo una pandemia de gripe en toda España que no afectó en exceso–; la duración de las estancias medias pasó de 12,9 días en 2003 a 7,6 días en 2015; y el coste medio de cada alta por neumonía bajó de 5.216 a 3.694 euros.

VACUNAR A LOS NIÑOS PARA QUE NO CONTAGIEN A LOS ADULTOS

A pesar de los magníficos resultados que ha conseguido el Virgen Macarena y todo el distrito sanitario Aljarafe-Sevilla Norte en estos últimos doce años, la pelea contra la neumonía no cesa: «Hay que realizar un trabajo de constante actualización de los protocolos conforme a los nuevos avances de la investigación científica nacional e internacional», advierte el doctor Miguel Gili.

En este sentido, una novedad para 2017 es la introducción en el calendario vacunal andaluz de la vacuna sistemática del neumococo en lactantes, que se prevé afecte a las tasas de incidencia y mortalidad: «Esto va a hacer que disminuyan los casos de neumonía en los niños pero también curiosamente en adultos, porque los niños se la contagian a los mayores con facilidad». También se recomienda la vacunación frente al neumococo de los grupos de alto riesgo.

Por otro lado, el doctor advierte de «la necesidad de prevenir los trastornos asociados al consumo de alcohol y al tabaco, ya que se ha demostrado que en este grupo de personas está aumentando el riesgo de sepsias en caso de neumonía. Son factores que aumentan el riesgo de contraer neumonía y la agravan». Por eso aboga por «trabajar en la detección de bebedores abusivos y brindarles información en Atención Primaria para que reduzcan el consumo y si hay problemas de dependencia derivarlos a los servicios de salud mental. Y lo mismo si hay una fuerte dependencia de la nicotina, habría que derivarlos a un centro de deshabituación». Hay dos en el propio hospital y varios más en el distrito sanitario.