«Había bebido mucho, solo recuerdo que discutimos»

La heladera culpa al alcohol del crimen y dice estar «muy arrepentida»

15 may 2017 / 18:04 h - Actualizado: 15 may 2017 / 20:53 h.
"Tribunales"
  • María del Carmen Quero Bernal, la heladera de la calle Otoño, durante el juicio ante un jurado que ha comenzado este lunes. / Manuel Gómez
    María del Carmen Quero Bernal, la heladera de la calle Otoño, durante el juicio ante un jurado que ha comenzado este lunes. / Manuel Gómez

«Solo recuerdo la discusión, no recuerdo nada». Es lo que ha repetido hasta la saciedad María del Carmen Quero Bernal, la heladera acusada de estrangular al jubilado Manuel Ojeda Martín y ocultar su cadáver en el congelador de su negocio. La acusada ha mantenido ante el jurado que debido al efecto del alcohol cometió el crimen, pues ha dicho que mandaba en ella. De hecho, dice que por este motivo tiene «lapsus» y que solo recuerda que tuvieron una «discusión, me agarró y me tocó», mientras ambos se insultaban. La procesada congeló el cuerpo por «miedo y pánico» y ha dicho estar «muy arrepentida».

La heladera, que ha mantenido la mirada hacia el suelo durante toda la jornada del juicio, ha contestado tan solo a las preguntas del fiscal y de su defensa, aunque de forma muy confusa y sesgada, pues ha insistido una y otra vez que no recuerda «nada». Solo que entre ambos se originó «una discusión» que acabó en pelea. María del Carmen ha dicho que ese día, el 8 de enero de 2016, estaba «muy mal porque llevaba varios días bebiendo. Estaba alcoholizada». Hasta el punto de que no podía ni abrir la heladería y se había ido a vivir allí. «Bebía en la heladería, pero no recuerdo si iba a los bares», ha indicado al fiscal.

Ella no recuerda cómo entabló una conversación con la víctima, ni que le pidiera a esta que le invitara a un cubata, o cómo llegaron hasta la heladería.

Lo siguiente que recuerda es que se despertó «en un charco de sangre» porque estaba «desmayada, como traspuesta» y fueron «los fuertes golpes en la persiana del local y los gritos», lo que hizo que reaccionara. «Estaba llena de sangre, mía y del difunto. Me dolía la ceja y la nariz», ha explicado. En ese momento no abrió la puerta, sino que lo hizo en una segunda ocasión. «Tenía miedo y pánico e introduje el cuerpo allí», aunque no pudo precisar «a qué hora era, si era de día o era de noche». Por el mismo motivo, metió todas las pertenencias del fallecido en una bolsa y la tiró al contenedor. La puerta volvió a ser golpeada en una segunda ocasión, era la familia de Manuel Martín Ojeda que acudió al local incluso acompañados por una patrulla de la Policía Local. «Miraron lo que quisieron, no recuerdo que les dijera que se fueran si no tenían orden judicial».

Después de este episodio se marchó a un locutorio porque «no tenía el móvil» y llamó a su hermana. «Le dije que avisara a mi hermano porque había hecho algo muy gordo», y quedó con ellos en un centro comercial de la Macarena. Según la acusada, en este encuentro «seguía bebiendo porque llevaba una botella de whisky en la mano». Ellos la llevaron hasta la comisaría de la Policía Nacional en Dos Hermanas donde confesó lo ocurrido en la madrugada del 9 de enero. «Estaba tan borracha que ni me creían», a lo que ha añadido que comenzó a consumir alcohol «a los 14 o 15 años. El abuso del alcohol ha sido toda mi vida. Me ha destruido la vida». Una adicción de la que ha tratado de desengancharse en varias ocasiones sin éxito. «Me maltrataba a mi misma con el alcohol», ha señalado a preguntas de su letrada.

María del Carmen ha destacado que ella es «homosexual». «Me considero lesbiana, pero cuando el alcohol manda en mi le da igual que sea hombre o mujer», ha puntualizado antes de reconocer que no era la primera vez que mantenía relaciones sexuales con alguien que no le gustara cuando estaba borracha. «Ese día me dominó y pasó lo que pasó. No tengo palabras para pedir perdón, me ha destruido la vida. Lo siento por su familia y por la mía», ha enfatizado.

Por último, la acusada ha defendido que no quiso acabar con la vida de nadie. «En 43 años no he tenido ningún problema con la Ley. Ha sido el alcohol el que me ha traído aquí. Lo siento por su familia y por la mía», ha concluido.

La vieron con el ojo morado y bebiendo cubatas esa noche

Este lunes también han declarado el dueño y el ayudante de cocina del bar del que salieron juntos la víctima y la acusado. Ambos han dicho que tenía un moratón en el ojo –su defensa alega que se lo hizo en la pelea con la víctima– y que el fallecido «no estaba borracho. Él le pagó un cubata «porque era muy pesada». «Se tomó dos cubatas y otro lo tiró». Uno de ellos ha dicho que escuchó que le ofreció «relaciones sexuales» al fallecido antes de marcharse juntos.

Del homicidio al asesinato

La Fiscalía pide para la heladera ocho años y medio de prisión por homicidio a la heladera, mientras que las dos acusaciones que ejercen en nombre de la familia reclaman 20 años por asesinato. El motivo es que creen que existió «alevosía», pues tras golpearle en la cabeza la víctima «quedó inconsciente y sin posibilidad de defensa, pese a lo cual y llevada por su ánimo de matar se colocó sobre él, fraccionándole las costillas, y lo estranguló con el cable», ha destacado el letrado José Manuel Portillo. En cambio, la defensa reconoce el crimen, pero cree que fue un homicidio porque existió «una pelea salvaje» que desembocó en el crimen. Por ello reclaman cinco años de cárcel, al considerar que fue legítima defensa y que cometió los hechos bajo la influencia del alcohol.