Un viaje para ganar la batalla al ictus

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26 oct 2015 / 21:56 h - Actualizado: 26 oct 2015 / 22:19 h.
"Sanidad","Afasia"
  • José Jerónimo y su familia durante su terapia en ARPA. / Pepo Herrera
    José Jerónimo y su familia durante su terapia en ARPA. / Pepo Herrera

José Jerónimo es un ingeniero industrial de 48 años que hace dos años, estando en Sevilla por motivos de trabajo, sufrió un ictus. Su vida desde entonces dio un giro de 180 grados siendo Juana María Madrid, su mujer, su mayor apoyo. Tras pasar una semana en Sevilla en la Asociación para la Rehabilitación y Prevención de la Afasia (ARPA), vuelven a su ciudad, Cartagena, donde residen con su hijo Mario de dos años y medio, concienciados de que gracias al trabajo del intensivo que han realizado en esta asociación su secuela en el lenguaje y su calidad de vida mejorarán. Ellos llegaron a ARPA gracias a una fisioterapeuta conocida de la familia, y lo hicieron algo desilusionados por la rutina y la forma con la que José Jerónimo estaba siendo tratado en Cartagena. «Los neurólogos nos decían que difícilmente mi marido podía tener evolución y el trabajo en el centro en el que estamos no es el adecuado, las terapias no se adaptan a la evolución del paciente y el campo de actuación es muy limitado, necesitábamos este giro para mejorar las perspectivas y para recuperar las fuerzas y las ganas de seguir avanzando», asegura Juana.

«En una semana la actitud de José ha cambiado gracias a la forma de trabajar de las personas que componen ARPA, necesitaba este cambio y conseguir la motivación que está recibiendo para poder ver que puede seguir avanzando y mejorar las secuelas que le ha dejado el ictus», indica. Juana asegura que «la mejoría ha sido para todos», pues antes de venir a Sevilla «había perdido las fuerzas. Pero en ARPA están muy concienciados de las necesidades de la familia, no sólo del paciente, pues conocen muy de cerca que esto es un impacto fuerte para la persona que los sufre y para su entorno, quizás porque conocen de cerca el caso de su presidenta con su madre, y nos aconsejan y nos entienden mostrándonos un camino más esperanzador».

Juana insiste en la ayuda y facilidades que ha recibido y sostiene que «es necesario que el trabajo de estas asociaciones llegue cada vez a más gente, los tratamientos privados no pueden ser costeados por muchas familias, pero en ARPA, sin ánimo de lucro, ponen muchas facilidades a tu disposición. En su trabajo se nota más que predomina el interés por el paciente que por el negocio», añade.