La Torrijada, tradición 365 días al año

Abre en la calle Lineros la primera tienda exclusivamente de torrijas de Sevilla

Torrija en pan brioche

Torrija en pan brioche / Carlos M. Montero

Carlos M. Montero

Esta semana, mientras paseaba por el centro de la ciudad, el escaparate de un nuevo negocio llama mi atención. El nombre promete: La Torrijada. Ubicado junto al mítico Bar Comercio, un pecaminoso altar en forma de expositor se asoma a una de las calles más comerciales del centro.

Al otro lado del escaparate, en el interior, llama mi atención Rafa, un buen amigo y gran profesional, a quien le han encomendado la labor de echar a andar este negocio. Me invita a pasar y empieza a transmitirme su ilusión por este proyecto que está viendo la luz en estos días, y que yo ahora les cuento.

El nombre ya indica lo que nos vamos a encontrar dentro: torrijas. Sin embargo, esas torrijas van desde las más clásicas sevillanas con miel y vino, hasta tartas elaboradas con torrijas. El concepto, a la vez que simple, es sencillamente genial: Servir torrijas durante todos los días del año, rompiendo así la estacionalidad de esta delicia, en las más diversas versiones imaginables. Además de las torrijas de aquí, de las nuestras, de las de toda la vida, elaboradas en su obrador de Dos Hermanas.

Fran Jiménez y Ángel Portillo, sus dueños, crean un producto desde cero empezando por la mismísima elaboración del pan con el que van a realizar las distintas recetas. El pan tradicional y el pan brioche se convierten en los protagonistas de todo en este coqueto rinconcito de Sevilla. A partir de ahí, desde la más clásica de las torrijas sevillanas con vino y miel, hasta un sinfín de elaboraciones como la tarta de queso de cabra, tarta de panacota, tarritos de panacota y crema de fresa, con corazón de torrija brioche; las «Manuelas», que es pan de patata bañado en la leche aromatizada de las torrijas, caramelizado y relleno de sabores y cubierto de chocolate; las “Lolitas” que es un pudding de torrijas bañada en salsa y cubierta de chocolate. Una locura detrás de otra.

Y, para rizar el rizo, dentro de sus complementos imprescindibles, las salsas de fresa, mango, arándano, chocolate, leche merengada y toffee, además de vinos: Amontillado, Pedro Ximénez, Naranja y miel y, atención, Cruzcampo. Sí, salsa de Cruzcampo en breve, cubriendo su torrija. ¿Se imagina?

Además, en exclusiva me cuentan que han contratado a un pequeño y mecánico relaciones públicas que, muy pronto, hará las delicias de quienes pasen por la puerta de esta pastelería gourmet. Hasta ahí puedo leer.

El caso es que adentrarse en el entramado de calles de Puente y Pellón, entre el aroma del puestecillo de inciensos de la calle Córdoba, y ahora las torrijas de La Torrijada, nos harán vivir en una permanente Cuaresma los trescientos sesenta y cinco días del año.