La pasión madrigalista de A5 Vocal Ensemble

Por sexto año consecutivo el conjunto sevillano despliega todo el arte madrigalista de Monteverdi, una hazaña en la que prácticamente han volcado su talento.

La pasión madrigalista de A5 Vocal Ensemble / Juan José Roldán

Juan José Roldán

Los madrigales florecieron en una Italia dividida en ciudades estado que competían por ostentar el máximo esplendor, generándose desde su herencia polifónica renacentista el que quizás pudiera considerarse género musical más refinado del barroco italiano, en el que brillaron autores como Marenzio y Gesualdo hasta encontrar su más brillante exponente en Claudio Monteverdi. El conjunto sevillano A5 Vocal Ensemble inició en 2016 la interpretación de los ocho libros que componen la integral de madrigales del autor de L’Orfeo, una gesta que ahora se mantiene contra viento y marea con el Libro VI y terminará dentro de unos años cuando se vean obligados a dividir el octavo en tres ediciones, habida cuenta su generosa extensión.

Si el libro primero, que tanta fama dio a Monteverdi en toda Europa, se concentró todo él a cappella, y en el tercero desarrolló ampliamente el arte de la declamación, lo que le reportó numerosos detractores, en el quinto influyeron los afectos como expresión del alma originada por el deseo del bien y el rechazo de lo maligno, encontrando reflejo definitivo en este sexto libro presidido por dos lamentos fundamentales, el de Ariadna por su amado Teseo y el de Glauco ante el sepulcro de su venerada Corinna. Este álbum concebido en Venecia en 1614 contiene algunos de los más logrados y bellos madrigales de Monteverdi, y aunque la mayoría de ellos admiten el acompañamiento instrumental, erigiéndose en hábil diálogo entre voces e instrumentos, A5 se decantó por la solución contraria, siendo el continuo, en forma de clave competentemente defendido por Juan González Batanero, la excepción. Así arrancaron con un Lamento de Ariadna austero, a cappella, henchido de tristeza y desesperación, entregándose con soltura e ingenio al juego de imitaciones que propone la partitura y a sus bellas disonancias expresivas. Ya entonces atisbamos la hermosura tímbrica de cada uno y una de los integrantes del conjunto.

Un Zefiro torna según textos de Petrarca, resuelto con frescura y energía, siguió a la sublime tristeza de las súplicas de Ariadna. La Sestina o Lágrimas del amante ante el sepulcro de la amada también se defendió a cappella, lográndose con una expresión vocal muy meditada ilustrar los profundamente apesadumbrados textos de Scipione Agnelli. Por cierto que la ausencia de programa ha permitido que se prodigue ya por fin la proyección de títulos y textos en el escenario, imprescindible para un disfrute completo de estos poemas puestos en música, y que antes en papel era imposible seguir ante la oscuridad de la sala, y eso cuando había programa con textos incluidos. A destacar de entre las voces la ágil modulación y sentida expresividad de la soprano Mª Jesús Pacheco y la contundencia de Alejandro Ramírez en el extremo grave. Algunas puntuales estridencias, entradas erráticas y solapados dúos no empañaron una interpretación sólida y competente del conjunto, convenientemente adiestrado por maestros como Paul Agnew y María Espada, y que cuida al detalle incluso una esmerada cartelería que parece inspirarse en las portadas de los discos vivaldianos editados hace años por el sello Naïve. Como propina una pieza de Josquin Desprez, de quien en agosto se cumplirán quinientos años de su muerte, también en perfecto estilo aunque sea tan diferente al monteverdiano.

A5 Vocal Ensemble ***

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Mª Jesús Pacheco Caballero, Raquel Batalloso Manzano y Conchita Martínez, sopranos. Teresa Martínez, alto. Julio López Agudo y Emilio Gil Torres, tenores. Alejandro Ramírez Sola, bajo. Juan González Batanero, clave. Programa: Il sesto libro de madrigali, de Monteverdi. Espacio Turina, sábado 30 de enero de 2021

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