El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas

En 2021, la Sevilla del Jazz no muere. En la entreplanta del Plaza de Armas revive las mañanas del domingo con conciertos de nivel gracias a músicos que dan o mejor.

Juan-Carlos Arias jcdetective /
18 ene 2021 / 08:17 h - Actualizado: 18 ene 2021 / 08:23 h.
"Música","Conciertos","Arte","Jazz","Hostelería","Formación","Isla de la Cartuja","Centro Comercial","Verano","Invierno","Restauración","Seguridad","Musical","Espacio Turina"
  • El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas
  • El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas
  • El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas
  • El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas
  • El mejor jazz palpita, está en Plaza de Armas
  • Andalucía Viva
    Andalucía Viva

¡Quién te ha visto y quién te ve! A pocas semanas de cumplir 120 años, la antigua estación ferroviaria ‘Sevilla-Plaza de Armas’, o popularmente llamada de Córdoba, es un centro comercial desde finales de los noventa. En los primeros días de este año post pandémico se oyen notas de buen jazz los domingos, en horas de brunch neoyorquino.

El 18 de marzo en 1901 fe un día importante para el Ingeniero Nicolás Díaz Albizu. Se inauguraba su magna obra que marida estilos neomudéjar y regionalista. La de Plaza de Armas fue una estación término que operó Renfe hasta 1991. Diversos avatares, y hasta turbios nexos con el Caso Arny aplazaron su reconversión en centro comercial dejando intacta su estructura original aunque casi siempre queda cubierta por interminables obras.

El mercado, tendencias y codicias del dinero abrieron y cerraron negocios en esta impresionante obra arquitectónica que impresiona al más insensible. La añoranza de los vapores del tren, los coches-cama, el TALGO, trajín de maletas, uniformes y ese sabor del ‘vintage’ que recuerda la vieja estación se experimenta cuando recorremos sus pasillos, bajamos al sótano subimos a la primera planta. Ahí está más cerca la cubierta original ferroviaria.

El Jazz nunca muere

La Sevilla que sobrepasó a pestes, guerras, hambres, pícaros, corruptos y ese paisanaje que la atesora sobrelleva la maldita pandemia del coronavirus como la dejan. El ingenio y el arte nunca faltaron de la tierra. Con la hostelería en horas bajas que cerró lugares emblemáticos como Bodegas Díaz-Salazar en calle García de Vinuesa saludamos el tesón de PLATEA (Odeón Imperdible)

En la primera planta de Plaza de Armas reutilizó el espacio y lo convirtió en espacio restauración, conciertos y cómodo auditorio. Desde el pasado octubre abrió sus puertas. Evidencia que en Sevilla no se rinden todos los empresarios de la hostelería. La barra imita un vagón de coche-cama y cumple con todas las medidas de seguridad, distancia social y entre mesas.

Los precios de bebidas y comidas en este espacio son más que razonables. La bendición de disfrutar de jazz en vivo los domingos a partir de las trece horas es digno de aplauso en tiempos difíciles, lo que no suma precio a las consumiciones de comida y bebida que se hagan. El socio de PLATEA para ello es ASSEJAZZ colectivo de casi 200 socios enamorados del Jazz en la Sevilla más cosmopolita y vanguardista.

El entusiasmo de Javier Delgado por el Jazz hizo que ayer en la Plaza de Armas la nómina de músicos que actuaron fuera extensa, con entusiasmo compartido y aplauso de un público que llenó PLATEA de aficionados. Delgado es un reputado contrabajista que colaboró con excelentes jazzmen.

ASSEJAZZ ya organizaba, desde hace años, talleres, conciertos y actos que fomentan la música que vehicula a sus socios. En el Espacio Turina (Cajasol, c/ Laraña) y CAAC en Isla de la Cartuja.

El verano de 2019 ASSEJAZZ privilegió a la concurrencia con el estreno mundial de trabajo ‘Sevillahabana Ensemble’ capitaneado por el cubano Guillermo Trujillo. Aquella inolvidable actuación fue reseñada por este Correo y quien suscribe.

Las interminables consecuencias del SARS-COVID 19 paralizaron en parte la agenda de ASSEJAZZ en Sevilla, pero mantiene muchos conciertos en Turina. Su idea de poner música a la vieja estación ferroviaria añade sabor y color en una Sevilla que afronta días difíciles de aislamiento y dulce hogar.

Concierto total

Los músicos del jazz son gente especial. Su entrega y virtuosismo no se les supone, se constata a la primera nota. La mayoría disfrutan de la ejecución y no tienen prisa para terminar la pieza. La sonrisa y el buen rollito prevalece sobre el negocio de show-business, lo comercial y lo melódico.

El primer concierto en PLATEA de llamémosle una Big Band de ASSEJAZZ fue memorable. La formación inicial tuvo en el piano al noruego Óscar Rifbjerg; al Contrabajo ‘Chico’ (Luis Salto), la percusión Casimiro Rivas y al saxofón Bernardo Parrilla. Se fueron sumando al cuarteto la flauta travesera de Manuel Morillo, el baile muy acompasado del cubano Samuel Rigal y la pletórica trompeta del malagueño Nacho Löring. Muchos más músicos completaron un elenco que, repetimos, los aplaudió la concurrencia.

Aquellos momentos conformaron una Jam Session que hacía realidad el mejor Jazz. Se maridaba además la luz cromática y colorista de las claraboyas de Plaza de Armas. Imaginamos al arquetipo del músico de Jazz tocando en Clubs oscuros, estrechos, humeantes. Pensamos, inclusive, que el jazz es de minorías y fanáticos. Pero esos standards que penetran el tópico se derriban en la Sevilla luminosa del invierno soleado.

La matinal del domingo del Platea y ASSEJAZZ no promete, es una realidad que invita a repetir. La propuesta no decepciona a quien quiere disfrutar de un concierto musical que nos aleja precisamente de esos estereotipos de una metrópolis, la sevillana, cuya vida cultural no decae en los días que las rutinas hogareñas parecen dogma.

El Plaza de Armas, mientras tanto, no responde a la pregunta retórica de quién la vio y quién la ve. La iniciativa privada y el coraje de la excelencia musical hacen posible que un centro comercial que fue estación ferroviaria ahora nos atraiga con el Jazz perenne. Celebraremos su 120 aniversario con buenas notas.