Guardando todas las distancias de seguridad y con mascarilla responsable en boca, así se presentó el público en un Maestranza reabierto para contribuir al Banco de Alimentos de Sevilla, necesitado más que nunca de solidaridad tras estos meses de confinamiento que derivan inevitablemente en una crisis social y humanitaria sin precedentes. En un ambiente enrarecido, que igual invitaba al júbilo y la ilusión tras tantos días sin disfrutar de la música en directo, que plasmaba toda la conmoción y la tristeza del motivo que nos convocaba, homenajear a los y las miles de víctimas de la pandemia así como a todos y todas quienes con su esfuerzo y dedicación han ayudado a paliar sus efectos, empezando por supuesto por el castigado personal sanitario, el evento se desarrolló gracias a la colaboración de teatro e instituciones y la participación solidaria, generosa y desinteresada de sus artistas, siempre con la ciudad como protagonista y leit motiv.

El experimentado periodista local José Luis Losa fue el encargado de conducir con destreza y elegancia este recorrido por algunas de las disciplinas más frecuentes en el coliseo hispalense. Un viaje que arrancó con un anticipo de la Bienal de Flamenco, el que nos brindó Gudalberto García, maestro del mestizaje musical y miembro fundador del mítico Smash, uno de los grupos que firmaron en los setenta del siglo pasado la época dorada del rock andaluz. Con un sitar y el acompañamiento de cuatro estupendos compañeros a la guitarra, la percusión y el sutripeti, otro instrumento hindú, éste en forma de pequeño organillo con fuelle, desplegaron una improvisación del propio García sobre el tema Cuarto menguante, extraído del concierto Duende eléctrico que el músico ha compuesto para la Bienal a partir de la novela La triple diosa de Robert Graves, el autor de Yo, Claudio. Una pieza evocadora y sencilla en la que cabe atisbar tanto el sabor del lejano oriente como el más cercano de nuestro folclore andaluz, todo un alarde de multiculturalidad a la que nuestra tierra siempre ha sido tan propensa. A ellos siguieron el arte al piano del también director de orquesta Carlos Aragón, que gracias a su proverbial versatilidad logró evocar todo lo que durante el confinamiento hemos sacrificado en Sevilla, incluidas la Feria y la Semana Santa. Junto a él, la joven soprano sevillana Leonor Bonilla, algunos de cuyos más notorios éxitos hemos disfrutado en esta sala, entonó con portentosa elegancia y soberbia agilidad Qui la voce sua soave... Vien diletto, aria y cabaletta de I puritani de Bellini, con el temperamento justo Cantares del compositor sevillano Joaquín Turina, y con gracia y desparpajo una exótica Sevillana de Jules Massenet y una desenfadada canción de Manuel García.

El Coro de Amigos del Maestranza se encargó bajo la dirección de Íñigo Sampil de entonar tres importantes páginas del repertorio operístico, el Coro a bocca chiusa (boca cerrada) de Madame Butterfly de Puccini, Chi puó verderla de Anna Bolena de Donizetti, y el Coro de Esclavos de la ópera ambientada en Sevilla Fidelio de Beethoven, con el que las voces masculinas, incluidas sensacionales solos de tenor y bajo, lograron una interpretación de alto calibre. El punto y final lo puso la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, que debidamente reducida y guardando las exigidas distancias, lo que incluyó prescindir de la habitual concha acústica en el escenario, y siempre con una luminosa pantalla como fondo que dio mucho juego estético a la velada, recreó el Concierto para piano nº 21 de Mozart, ese que desde 1967, cuando el sueco Bo Widerberg incluyó su atemporal segundo movimiento en su película Elvira Madigan, se conoce con el nombre de la célebre acróbata alemana. Si me equivoco por favor que alguien me corrija, pero creo que nunca antes habíamos visto a Javier Perianes dirigir la orquesta a la vez que asumía la parte solista, ofreciendo una versión técnicamente depurada y expresivamente saneada de la partitura.

Solo un día antes de este singular acontecimiento la ROSS presentaba su temporada, a la que como la del Maestranza, miramos con preocupación por si la falta de sentido y responsabilidad de mucha gente provoca un nuevo estallido de la pandemia y sus indeseables consecuencias. Pero seremos optimistas y aguardaremos con ilusión una temporada marcada por el trigésimo aniversario del teatro y la orquesta, que en el caso de la segunda se traduce en catorce dobles citas divididas por primera vez en dos temporadas de abono, la primera en otoño con aforo y orquesta reducidos y la segunda la del aniversario en todo su esplendor a partir de enero, lo que hace pensar que muy felices se las desean los organizadores de cara a una solución drástica de la pandemia con el mero cambio de calendario . En la otoñal la orquesta se reencontrará con Michel Plasson, que justo aquí celebró su ochenta cumpleaños en octubre de 2013 e inauguró así mismo la temporada 2016-17. Además tendremos ocasión de volver a disfrutar de las batutas del mexicano Carlos Miguel Prieto, que en 2014 hizo un Egmont de Beethoven completo con la participación siempre fresca y agradecida de Ruth Rosique, y del que fuera candidato a dirigir la orquesta antes de que se contratara a John Axelrod, György Rath. Los dos concertinos del conjunto, Paçalin Zef Pavaci y Éric Crambes dirigirán los dos conciertos restantes, con solistas como la soprano Lucía Martín Cartón, a quien vimos en el Amadeus del Lope de Vega y la inauguración del Año Murillo junto a Jordi Savall, o el violista de la ROSS Francesco Tosco. En los atriles la Sinfonía de Gounod, arias de Mozart y Rossini, la Sinfonía Concertante para viola y violín de Mozart, además de su icónica Sinfonía nº 25, las Sinfonías 4 a 6 de Beethoven, o el Homenaje a Lorca de Revueltas y Don Lindo de Almería de Rodolfo Halffter, dos páginas que la ROSS interpreta por primera vez.

La temporada del aniversario arrancará con una recreación del primer concierto de la Sinfónica en 1991 en el Lope de Vega, de nuevo con Marc Soustrot a la batuta. A partir de ahí un amigo e incansable colaborador de la orquesta, Juan Luis Pérez tomará el relevo dirigiendo a su hijo, el consagrado pianista Juan Pérez Floristán, en los dos conciertos de Ravel, y el director sevillano Rodrigo Tomillo, que en 2016 dirigió a la formación en el concierto de clausura del año académico universitario, dirigirá a la violinista japonesa Akiko Suwanai, que ha sido dirigida por Axelrod y Halffter, en el Concierto para violín nº 1 de Prokofiev. En marzo el pianista madrileño de origen cubano Leonel Morales, que debutó en la Sala Manuel García como Leo de María, interpretará bajo la batuta de Pablo González, que en 2017 destacó con una soberbia Octava de Beethoven, el Concierto nº 1 de Brahms, mientras el clarinetista finlandés Kari Kriikku abordará las páginas más atrevidas de la temporada, Ciel d’hiver y el Concierto de Saariaho, dirigido por Ernesto Martínez Izquierdo, que debuta con la ROSS pero a quien vimos junto a la Sinfónica de Navarra en 2012 y ahora dirigirá también la Quinta de Sibelius en un concierto que llevarán también al Palau de la Música Catalana en su siglo de aniversario. Aprovechando su estancia en Sevilla para dirigir Carmen, la joven directora estonia Anu Tali se encargará del sexto programa de este ciclo aniversario, con el Concierto para piano de Clara Schumann como plato estrella a cargo del joven armenio Leon Avagyan, ganador del Premio Maria Canals en 2017, como lo fue en 2018 el ruso Evgeny Konnov, que acompaña a Prieto en el concierto de noviembre que se ofrecerá también en el Festival de Música Española de Cádiz. Nuno Coelho, joven director portugués de extraordinaria proyección internacional, y ganador del Concurso de Cadaqués en 2017, dirigirá al bajo eslovaco Peter Kellner, que fuera Papageno en La flauta mágica también del 17, en las canciones de El cuerno mágico de Mahler, en un concierto en el que también se interpretará por primera vez Les offrandes oubliées de Messiaen, la suite de El caballero de la rosa de Strauss y La valse de Ravel. Sin duda una cita para no perderse, el 17 de junio de 2021. Otra cita ineludible la protagonizará el oboísta y director de la Oviedo Filarmonía Lucas Macías, con el Concierto para oboe de Strauss y la versión completa de El pájaro de fuego de Stravinski. Finalmente, en julio, Juanjo Mena, por primera vez ante la ROSS tras su triunfal periplo norteamericano, dirigirá una Novena de Beethoven que cerrará los festejos por su doscientos cincuenta aniversario, con Raquel Lojendio y Cristina Faus entre sus voces solistas, las mismas que ayer y hoy lo interpretan en Granada.

Un concierto en marzo en Cartuja Center celebrando la música de John Williams y el triste y recientemente fallecidoEnnio Morricone, con motivo del Princesa de Asturias de las Artes de este año, y el tradicional de Año Nuevo esta vez bajo la batuta del prestigioso Marc Soustrot antes de inaugurar el ciclo aniversario, además de otro concierto en colaboración con Juventudes Musicales de Sevilla, y las colaboraciones con el Maestranza ya comentadas cuando se presentó su programación, completan una programación en la que no faltarán las diez citas camerísticas en el Espacio Turina, este año con profusión de obras poco difundidas de Beethoven y un guiño también a la música de cine en ese mismo mes de marzo. Que el sentido común, la responsabilidad y el avance de la ciencia consigan que todo este castillo erigido justo cuando el nuevo gerente de la orquesta, el sevillano Pedro Vázquez, ha tomado posesión del cargo, no se venga abajo.