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Edelvives, la editorial que se aprende la lección

La compañía, con sede en Zaragoza, tiene mil empleados y logró en 2023 una facturación récord de 142 millones 

Javier Cendoya, director general del Grupo Edelvives, posa en la sede de la empresa en Zaragoza rodeado de algunos de los libros de la editorial

Javier Cendoya, director general del Grupo Edelvives, posa en la sede de la empresa en Zaragoza rodeado de algunos de los libros de la editorial / Miguel Ángel Gracia

Jorge Heras Pastor

Hace 15 años había en España unos 25 sellos editoriales de libros de texto. Hoy apenas queda cinco grandes empresas tras el proceso de concentración vivido en un sector maduro y en reconversión por la irrupción de la digitalización, entre otras amenazas. En este difícil mercado se mueve el Grupo Edelvives, que ha logrado sacar provecho de las adversidades como lo demuestra la facturación récord que alcanzó en 2023, con 142 millones de euros y un alza del 14%. La editorial aragonesa, la más antigua del país, ha sabido leer los tiempos a la perfección y superar con nota los retos de este complejo negocio.

Se trata de una empresa centenaria, con 135 años a sus espaldas, pero su éxito actual no vive del pasado, sino de la constante apuesta por la innovación. Un equilibrio perfecto en el que combina la esencia de los libros y materiales educativos en papel con la aplicación de las nuevas tecnológicas, a cuya ola se ha subido sin remilgos y con anticipación, incluso con la introducción de inteligencia artificial (IA). "Tenemos el propósito de ser una empresa transformadora, que haga o proponga cosas diferentes para los educadores", asegura Javier Cendoya, director general del grupo, presente en 28 países y con sedes propias en México y Argentina

Su origen se remonta al año 1887, cuando cuatro hermanos maristas franceses llegaron a Girona para aprender español, ya que deseaban marchar a Iberoamérica como enseñantes. En su periplo se dieron de bruces con otra realidad: la deficiente educación de la España de la época. Acabaron por quedarse y fundar una escuela. Como complemento a su sistema educativo, la compañía de religiosos editó sus propios textos escolares. De ahí surgió el germen de la editorial. 

Cambio de nombre

En 1932, el nombre originario, FTD, cambió por el del humanista español Luis Vives. En 1936, un incendio provocado acabó con los talleres de Barcelona. Un año después, en 1937, se creó la sede de Zaragoza, desde donde se ha expandido hasta convertirse en la referencia en libros de texto de varias generaciones. En la capital aragonesa concentran tanto sus oficinas centrales como las instalaciones de impresión, almacén y silo de libros. Cuenta con otras tres sede editoriales en Madrid, Barcelona (Baula) y Bilbao (Ibaizabal).

La compañía ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años gracias a los procesos de integración o diversificación de actividades que ha llevado a cabo. A ello ha contribuido también su propuesta educativa Fanfest, que le ha permitido ganar cuota de mercado con la implantación de la última reforma educativa (Lomloe).

Los libros de texto son el corazón de su negocio (65% del total), con un creciente papel de la literatura infantil y juvenil (15%), donde tiene un especial tirón en la impresión de cómics para sellos como Norma. El resto de sus ingresos proceden de los servicios que ofrece a otras editoriales vinculados a la impresión y la logística. La compañía cuenta actualmente con cerca de 1.000 empleados, de los que 650 están en España, una cifra que se ha duplicado en los últimos 15 años. De ellos, 450 trabajan en Zaragoza.

El éxito de Edelvives se basa en haber hecho de la necesidad virtud. Cuando en el sector se empezaron a cerrar las plantas de impresión para derivar la producción a países de bajos costes como China o India, decidió ir a contracorriente y mantener esa actividad. Hoy es la única editorial con una imprenta propia, algo que cobró especial valor durante la pandemia de covid. La planta está a la vanguardia en tecnología y el 60% de su producción es ya para terceros clientes, la mayor parte de ellos del exterior.

Grandes inversiones

Con la logística ha hecho algo parecido. El lugar de externalizarla, optó por hacer grandes inversiones que le han llevado a convertirse en el mayor distribuidor del sector, con la apertura de un gran almacén en Épila (Zaragoza) para la gestión de los libros de otras firmas. Edelvives ha seguido la misma receta con el desafío de las nuevas tecnologías, que "parecía que iban a arrasar con todo en el mundo editorial". Gracias a sus alizanzas con compañías como Google o Microsoftl, ha logrado posicionarse en el mercado digital de la educación. 

"Somos la editorial más avanzada tecnológicamente del mercado", asegura Cendoya. Lo hace con una propuesta que combina el soporte en papel de los libros con una plataforma digital. Cuenta para ello con dos firmas tecnológicas, Oneclick y Globaleduca. "Nos ha ido bien viendo las amenazas de mercado como oportunidades", concluye.