Entrevista

Manuel Pineda: "A partir del 10 de junio habrá que reconstruir la izquierda y en Sumar tendremos que dar pasos en ese sentido"

El candidato de IU a las europeas pide "juego limpio" a Podemos durante la campaña electoral y llama a evitar la confrontación entre las candidaturas de izquierda

El candidato de Sumar y dirigente de IU, Manu Pineda.

El candidato de Sumar y dirigente de IU, Manu Pineda. / Alba Vigaray

Después de cinco años trabajando en el Parlamento Europeo, Manuel Pineda (Málaga, 1965) aspira ahora a reeditar su escaño en las europeas bajo la candidatura de Sumar. El dirigente de IU y del PCE ocupa el cuarto puesto en la lista después de un profundo debate en el partido sobre aceptar o no una propuesta que, consideran, quedaba lejos de representar a su organización.

IU aceptó con condiciones, con una campaña propia y enfriando sus relaciones con Sumar. La fragilidad de las alianzas que ha venido demostrando el espacio de Yolanda Díaz debe abrir una reflexión, considera ahora Pineda. El eurodiputado, que estas semanas de precampaña se dedica a viajar por distintos territorios, no esquiva ninguna pregunta y defiende una vuelta a la unidad de la izquierda que deberá comenzar, considera, el día después de las elecciones europeas y donde Podemos está llamado a participar tras su ruptura el pasado diciembre. "Podemos representa algo en la sociedad española. Hay quien se siente de Podemos y no podemos despreciar a esa gente", opina. Considera que "lo ideal hubiera sido ir juntos" a las europeas, pero una vez consumada la fractura reclama "juego limpio" en esta campaña electoral. "No desgastemos las fuerzas entre nosotros".

La trayectoria personal de Pineda acompaña al viento de los tiempos. Presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con Palestina, el dirigente residió varios años en la Franja de Gaza antes de su salto a la política europea y fue testigo directo de un conflicto que no duda en definir como "genocidio" tras la fortísima ofensiva israelí, que ha dejado más de 34.000 muertos.

Seguir presionando en Europa por un alto al fuego es una de las misiones que se ha encomendado después de cuatro años de trabajo: entre sus medallas está la de haber logrado que la Comisión Europea haya puesto el foco, entre otras cosas, en los regadíos en Doñana, la situación de los temporeros ilegales o la contaminación del Mar Menor; también logró la exención en las restricciones al sector pesquero en la Bahía de Cádiz, o la apertura de un expediente tras el desmantelamiento de los servicios de mediación laboral por parte de Vox en Castilla y León.

Manu Pineda defiende la presencia de Sumar en el Consejo de Ministros pero rehúye hablar del Gobierno en primera persona. Aboga por marcar más distancias con el PSOE y hacer más pedagogía sobre las diferencias que existen. "A veces pecamos de no explicar suficientemente las cosas por un concepto equivocado, en mi opinión, de la lealtad al Gobierno". El riesgo, considera, es que los socialistas se arroguen sus banderas.

La entrevista se produce durante las votaciones en las primarias de IU en las que arrasó Antonio Maíllo, el candidato que Pineda ha apoyado públicamente y que, según defiende, decidió dar el paso al ver que "IU está en peligro".

¿Por qué son importantes las elecciones europeas y qué va a hacer usted si sale elegido como eurodiputado?

En Europa se decide entre el 65 y el 85% de las políticas que nos afectan, que por desgracia no se deciden ni en el Ayuntamiento, ni en la Comunidad Autónoma ni en el Congreso. Y es importante que tengamos presencia. Yo no estoy en el Parlamento Europeo por estar, yo me dedico a viajar a los territorios y mi objetivo es llevar sus problemas al Europarlamento y la Comisión Europea: el problema del agua; de las macrogranjas de porcino; los macro parques de energía eólica o fotovoltaica que están destruyendo el interior y ahondando en esa España vaciada. Si yo salgo diputado no voy a prometer la Luna, voy a seguir trasladando las cuestiones que nos afectan. 

¿Qué aporta Manu Pineda como candidato Izquierda Unida a la lista de Sumar?

Yo aporto la cultura de Izquierda Unida, una trayectoria de defensa de las capas más populares de la sociedad; nuestra lucha histórica por el medio ambiente. Cuando Julio Anguita empezó a hablar del cambio climático lo caricaturizaban, salía en las noticias de guiñol como un loco. Desgraciadamente llevaba razón.

Yo en concreto puedo aportar mi lucha en el ámbito internacional, por el pacifismo, cuando vemos el genocidio sobre la población palestina. He vivido en la Franja de Gaza tres años y he vivido en primera línea dos agresiones israelíes, la del 2012 y la de 2014. A mí me ha tocado coger con mis manos una cantidad innumerable de niños y de mujeres asesinadas por Israel. Y es mía esa lucha, compartida por mi organización. IU nació en el año 66, al calor de la plataforma contra la OTAN. La lucha por la paz va en nuestro ADN. Poner a la vida en el centro de las políticas; poner la economía al servicio del ser humano y no al revés. Y eso es lo que nosotros, modestamente, aportamos a la lista de Sumar.

Ponemos énfasis en el movimiento por la paz porque es un momento tremendamente preocupante. Desde la UE se está haciendo un llamamiento a incrementar el gasto militar. Estamos a las puertas de una guerra, según nos dice [Ursula] Von der Leyen en Europa y la señora [Margarita] Robles aquí en España. Nosotros creemos que la seguridad no se defiende teniendo muchas armas o ejército. En Sumar todos apostamos por una forma de seguridad humana que no se basa en el militarismo, sino en garantizar la vivienda, servicios públicos de calidad y empleo.

¿En qué se va a traducir la campaña propia de IU dentro de la candidatura de Sumar?

En las elecciones de 2019 fuimos con Podemos y los Comunes y pasó lo mismo: acordamos un programa de mínimos pero nosotros, por ejemplo, estábamos en contra de la OTAN. Podemos no estaba en contra, sino que apostaba por humanizar la OTAN. Teníamos diferencias que dejamos fuera del acuerdo e hicimos campaña con nuestro programa. Ahora tenemos un tronco común y compartimos el fondo, pero luego cada uno tiene su acento y no siempre coincidimos en las formas.

Podemos está reivindicando ese voto antimilitarista frente a Sumar, ¿ve riesgo de una fuga de voto? 

Los votantes van allá donde quieren. Yo lo que lo que espero es que haya un juego limpio. Cuando hablamos de la guerra , muchas veces el ruido nos impide ver el fondo, todo es ruido y Twitter. Cuando Rusia invadió Ucrania tuvimos un pleno del Parlamento Europeo donde se debatió una resolución que decía literalmente la que la OTAN era la garantía de paz en Europa. Podemos, que ahora mismo es muy anti belicista, votó a favor de esa resolución. Yo salí a defender lo contrario y a discutir con [Josep] Borrell y no tuve el apoyo de Podemos.

Cuando comenzó en octubre el genocidio contra Gaza, incluí en el Parlamento Europeo una resolución contra la agresión israelí a la Franja de Gaza. Votamos 23 diputados a favor y ninguno de ellos era de Podemos, que estaba en el Gobierno. Ahora les vemos y les decimos “bienvenidos”, pero no nos parece legítimo es que estén acusando a nuestra lista de ser sionista, otanistas, o de estar apoyando a Israel porque estamos en el Gobierno. Todo eso es mentira.

¿Cómo plantea la relación con Podemos esta campaña electoral?

No es necesario pelear entre nosotros. Lo ideal hubiera sido poder ir juntos, hay condiciones objetivas que lo hubieran permitido La ciudadanía no entiende que haya tanta división en la izquierda. Pero si no vamos juntos por una decisión legítima, al menos no desgastemos las fuerzas entre nosotros. Vamos a aprender de la derecha. La derecha se pone de acuerdo, la izquierda hace política contra la izquierda y el resultado salta a la vista.

¿Estar en el Gobierno les puede pasar factura?

Estamos en el Gobierno porque estamos para hacer política y cambiar las cosas, y se hace mejor estando dentro que fuera. Y eso conlleva tener contradicciones. En muchas ocasiones toman decisiones que no compartimos, pero tenemos 27 diputados de 350 y cinco ministros de 22. A pesar de eso, nuestra presencia ha llevado a que el Gobierno español tenga una postura distinta a otros. Está lejísimos de ser la idílica, nosotros seguimos pidiendo que se rompa todo tipo de relación con Israel, pero nuestro Gobierno es de los pocos en Europa que ha pedido un alto fuego, y cuando la mayoría de gobiernos en la UE cortaron la subvención a la UNRWA porque se dijo que tenía vínculos con Hamás, nuestro Gobierno no solo no la acortó, sino que la incrementó en 10 millones. Eso el PSOE no lo ha hecho motu proprio porque tenga de golpe una sensibilidad. Es el mismo partido que nos metió en la OTAN. Esos avances son fruto de nuestra presencia en el Gobierno. Y son insuficientes, no quiero ser autocomplaciente.

Yolanda Díaz pidió el reconocimiento inmediato de Palestina y no se hizo. ¿Se podía haber hecho más por parte de Sumar?

Siempre se puede hacer más. Pero es lo mismo que en la legislatura anterior, cuando Yolanda Díaz quería la primera reforma laboral que recuperaba derechos para los trabajadores, pero no tenía fuerza porque tenía en contra a la señora Calviño y al PSOE, e hizo un llamamiento a los sindicatos para que se movilizaran. Nosotros no tenemos fuerza en solitario si no nos la da la calle. Ahora hay cada vez más movilizaciones de apoyo a Palestina. Si no son lo suficientemente contundentes, nuestra presencia en el Gobierno no puede hacer milagros. 

Y hemos hecho mucho. Un ejemplo: el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, anunció la incorporación de España a la coalición militar de EEUU y Reino Unido que está bombardeando Yemen para defender los intereses comerciales de Israel en el Mar Rojo. El ministro Pablo Bustinduy dio una batalla brutal en el Consejo de Ministros hasta conseguir cambiar esa decisión, absolutamente errónea. Yo de esto no me enteré por Sumar sino por el PSOE, que se quejaba de la paliza que les estaban dando. Cosas como esta son fruto de nuestra fuerza en el Gobierno. Lo que pasa es que a veces nosotros pecamos de no explicar suficientemente las cosas por un concepto equivocado, en mi opinión, de la lealtad al Gobierno.

Esta concepción errónea de la lealtad, ¿supone un riesgo para Sumar de ser fagocitado por el PSOE?

Podría ser. En mi opinión, estrictamente personal, teníamos que marcar más distancia del PSOE o explicar las distancias que tenemos y que no hay que buscarlas de forma artificial. Pero ese concepto de lealtad que te lleva a hablar del Gobierno en primera persona, sin dejar claro qué es lo que defiende cada uno, hace que cuando llega una campaña electoral nos encontramos con que Pedro Sánchez explica como propias medidas a las que él y su partido se han opuesto.

Ellos llevan la reforma laboral como una de las grandes victorias, aunque se opusieron. Si nosotros no explicamos esto, pues corremos ese riesgo. Lo que pasa es que nosotros al final ponemos los intereses de país por encima de los intereses de la organización. Para nosotros lo importante es que se hiciera la reforma laboral. Pero si nosotros no lo explicamos y pensamos que todo el mundo lo sabe porque sí, corremos el riesgo de quedar de algún modo diluidos, que no haya una diferencia entre Sumar y el PSOE, sino que se hable de lo que haga el Gobierno. Y por supuesto, solo lo capitalizaría la parte mayoritaria del Gobierno.

¿Cómo valora la negociación entre Sumar e IU para las europeas?

No nos sentimos bien tratados, pero al final tuvimos que tomar una decisión. Quizá la salida más fácil, la que han tomado otros, hubiera sido ir en solitario, sacar nuestro eurodiputado y ya está. Y eso fue un debate largo y duro. Tenso, muy tenso. Estaba todo sobre la mesa. Pero nosotros hicimos una valoración. Creemos que la ciudadanía no se merece otra lista más a la izquierda. No podemos estar todo el día dando espectáculo, mirándonos el ombligo. La ciudadanía no entendería que ahora nos presentamos en una lista porque no nos dan el puesto que nos merecemos. En el ADN de IU va esa política de alianzas que nos permite ser fuertes, porque si la izquierda se sigue dividiendo hasta llegar al átomo, vamos a morir de irrelevancia y de ridículo. Pero creo que tomamos la decisión acertada. 

Somos la única organización estatal con arraigo, con representación en todos los territorios, con 2.000 concejales, con cientos de alcaldes. No podemos cometer la irresponsabilidad de dejar sin esa columna vertebral a este espacio amplio, que hoy es Sumar y antes fue Unidas Podemos, porque sería una especie de coordinadora de izquierda periférica, pero no tendría un carácter federal que le da nuestra consistencia estatal.

¿Se siente arropado por Yolanda Díaz?

La campaña lo dirá. Yo no estoy en política para caerle bien a Yolanda Díaz. Con Yolanda Díaz tengo muy buena relación personal desde hace muchos años, pero independientemente de la relación personal, yo no estoy en política ni para caerle bien a Yolanda Díaz ni a Alberto Garzón, ni a quien salga nuestra próxima Asamblea Federal como coordinador. Nosotros estamos en política para hacer política y en el camino pues alguna con alguna gente tiene más sintonía y con otros menos.

Tenemos un proyecto común de políticas para la mayoría social, para las capas más vulnerables, para quien tiene dificultades para poder pagar su vivienda, que es quizá el mayor problema que hay ahora mismo. Mientras yo como trabajador ferroviario pude tener un techo cuando accedí a un puesto de trabajo, aunque fuera en 25 años, mis hijos no pueden aspirar a eso. Ellos aspiran a pagar el 40%, el 50% de su salario por compartir un dormitorio con otra gente.

¿Cree que las europeas marcarán un antes y un después en la relación de IU con Sumar?

 Eso será un debate de la Asamblea Federal y lo tendrá que decidir la nueva dirección. Apostamos por un espacio amplio donde se respete la diversidad. Pero en cualquier caso, no tenemos como objetivo ver quién tiene la bandera más grande. Nosotros, sea dentro de Sumar o sin Sumar, vamos a seguir relacionándonos con los comunes de Cataluña, con Más Madrid, con la Chunta Aragonesista y con Més y ojalá con Podemos y otros espacios, porque al final es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Lo que pasa es que la izquierda tenemos la manía de poner el acento en las diferencias.

¿Sumar, Yolanda Díaz, debería intentar integrar a Podemos?

No creo que eso sea una decisión de Yolanda Díaz. Eso sería adjudicar una forma de cesarismo que no se corresponde con los tiempos. Nosotros tendremos que intentar tener a ensanchar la base todo lo que podamos. Y Podemos representa algo en la sociedad española. Hay quien se siente de Podemos y no podemos despreciar a esa gente. Pero los procesos electorales son malos momentos para hablar de estas cosas, porque todo mundo quiere tener razón y se saca lo más identitario.

A partir del 10 de junio entraremos en un escenario en que tendremos que reconstruir la izquierda, porque no tienen sentido determinadas divisiones donde no hay diferencias políticas, aunque puede haber diferencias personales. Los compañeros de Podemos que decidieron salirse de Sumar tendrán después del 9 de junio que ver qué quieren ser. Y también dentro de Sumar tendremos que dar pasos en ese sentido. No podemos hacer política de una izquierda contra otra.

¿Por qué ha apostado por Antonio Maíllo para liderar IU?

Todos tienen la mejor de las intenciones, pero Antonio fue el coordinador de IU de Andalucía en un momento muy convulso, con la aparición de Podemos, cuando se decía que IU iba a ser fagocitada y desaparecer. Y Antonio, sin grandes puñetazos en la mesa, consiguió que IU no sólo siguera viva, sino que estuviera fuerte en Andalucía, donde tenemos casi mil concejales y 80 alcaldes. Eso no aparece como las setas, es fruto de un trabajo, de pisar territorio. Además de una persona que huye de lo del hiperliderazgo, ha trabajado siempre muy en la sombra, picando piedra. Y tiene un proyecto colectivo y no personal.

¿Por qué decidió presentarse?

Nos ha costado mucho que diera el paso para ser candidato, porque él no quería. Estaba entusiasmado como profesor y no quería volver a la primera línea. Pero ha visto que IU está en peligro por distintos motivos. Pero tiene un tiene una militancia de oro, una trayectoria y un compromiso con el futuro. Hay quien aparece y desaparece, quien llega a la política a ganar una partida de Juego de Tronos, y si pierde la partida, se va a su casa. Nosotros no nacimos ayer ni vamos a morir mañana.

¿A qué se refiere con que está en peligro?

Nos falta dirección desde hace años. Es verdad que vivimos en un tsunami permanente, ya no hay una política calmada, reflexiva, donde se tomen decisiones y se ejecuten. Y nos hace falta sentarnos, pensar, analizar el escenario, tener proyecto, estrategia y ejecutarla. Y en mi humilde opinión, eso quien mejor lo puede hacer es Antonio Maíllo.

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