Doce de Octubre

Sánchez defiende su "diligencia" ante la corrupción mientras Feijóo pide "constatar" si Junts y PNV siguen apoyándole

Los tradicionales corrillos en el Palacio Real estuvieron copados por las últimas novedades del 'caso Ábalos' y la denuncia del PP por la "extrema gravedad" de la situación

Las novedades sobre la trama Koldo y muy especialmente la situación en la que se encuentra el exministro José Luis Ábalos centraron este sábado la mayoría de las conversaciones de los políticos que acudieron a la recepción ofrecida por Felipe VI con motivo del Doce de octubre. En los tradicionales corrillos con periodistas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, defendió su “diligencia” y “transparencia” ante este escándalo. Explicó que, cuando se dan casos de corrupción, lo que diferencia a unos y otros partidos “es la manera de responder” y recalcó que tardó solo unos pocos días en abrir expediente a Ábalos y pedirle el acta de diputado. La imputación ahora parece inminente. 

Mientras tanto, en otro de los salones del Palacio Real, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, recalcaba la "extrema gravedad" de las informaciones sobre la trama y trataba de desviar las preguntas de los periodistas sobre si presentará una moción de censura contra el Gobierno. Sí que dijo, sin embargo, que ha pedido a los suyos que “constaten” si los socios de Sánchez (especialmente PNV y Junts, que podrían cambiar la mayoría de Gobierno) siguen o no apoyando al político socialista. "Nunca la corrupción ha ido tan lejos y ha llegado tan cerca de Moncloa. La hemeroteca dice que las alianzas de la investidura deberían resquebrajarse”, lanzó el dirigente conservador trayendo a la memoria que Sánchez basó la moción de censura contra Mariano Rajoy (PP) precisamente en la corrupción.

El informe de la Guardia Civil que señala indicios de corrupción del exministro ha provocado un seísmo en el PSOE. Los dirigentes socialistas se mueven entre la preocupación por el alcance del caso y la desilusión. El ‘president’ Salvador Illa, excompañero de Ábalos en el Consejo de Ministros, admitió estar “decepcionado” por las informaciones que se van conociendo. Illa, que acudió a la celebración tras 14 años sin presencia de un presidente catalán, se vio opacado en cierta manera por el escándalo del exministro. Otros dirigentes socialistas reconocían que no esperaban que la situación llegara tan lejos.

Feijóo considera que en estos momentos la investigación sobre la trama está "en el nudo" y se muestra curioso ante "el desenlace". El líder del PP elevó el tono mucho este Doce de octubre y, más allá de la sobreactuación con la que actúa la oposición, subrayó que el escenario se ha vuelto “incontrolable”. Sobre todo por la "extrema gravedad" de lo que se va conociendo sobre el papel de Ábalos en los negocios de su asesor Koldo García y el empresario Victor de Aldama. Feijóo -igual que el resto de la cúpula del PP- repitió en el Palacio Real que Ábalos “era todo para Sánchez y para el PSOE” y llegó a sugerir que, en vez de estar en la Fiesta Nacional, el presidente debería haber convocado “una rueda de prensa sin límite de preguntas para explicarlo todo”. Según el jefe de la oposición, el jefe del Ejecutivo no puede usar de “cortafuegos” a Ábalos, porque “Sánchez sin Ábalos no es Sánchez”, por ser determinante en su vuelta a la secretaría general del PSOE, en 2017. El líder del PP sugirió, de hecho, que “todos los que iban en el coche” con el que el presidente recorrió España para volver a coger las riendas de su partido “están implicados”.

"Torquemadas de la oposición"

El presidente del Gobierno, por su parte, se defendió considerando que su responsabilidad política debe ser colaborar con la justicia, expulsar a Ábalos del partido y defender la acción de su Ejecutivo. Sánchez hizo referencia de manera velada a cuando el PP destruyó en 2013 los discos duros de los dos ordenadores portátiles del extesorero Luis Bárcenas para evitar que el juez Pablo Ruz, que investigaba al partido por financiación irregular, pudiera obtener algún tipo de pruebas. 

A Sánchez no le extrañan las peticiones de dimisión del PP y Vox, a los que tildó de “Torquemadas de la oposición”. Dijo que llevan reclamando su cese desde que fue investido en noviembre de 2023 y se jactó de haber “ganado todas las batallas políticas grandes” desde las elecciones generales de julio de aquel año. Citó el “freno a la ultraderecha”, la investidura, la ley de amnistía, la renovación del Consejo General del Poder Judicial y la resistencia en las elecciones europeas de junio (ganaron 22 escaños a 20 aunque el PP fue primera fuerza). 

Aseguró que presentará los Presupuestos cuando pasen los congresos de ERC y Junts, este otoño, y no quiso comentar los múltiples aprietos en los que le está colocando Carles Puigdemont estos meses. “La aritmética es la que han decidido los españoles”, respondió sobre el reparto de escaños que salió de las urnas.

Queja de la AVT

Quizá uno de los momentos más tensos de la Fiesta Nacional fue la irrupción, en uno de los corrillos del presidente con periodistas, de Maite Araluce, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Araluce le afeó directamente “no responder” a sus correos electrónicos y no estar defendiendo a las víctimas. La petición más expresa fue la de “que rectificara” la reforma legal que permitirá rebajar condenas a presos de ETA e incluso excarcelarlos y que todos los partidos apoyaron. El Senado termina esta tramitación parlamentaria el lunes. “Tenéis un día para rectificar”, le espetó.

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