Un empresario de Cartaya (Huelva) de origen marroquí ha sido condenado por el Juzgado de lo Social 1 de Huelva a pagar 16.000 euros por haber explotado a cuatro compatriotas suyos hasta rozar la esclavitud. Fernando Osuna, el abogado de los inmigrantes, informó ayer de que ese dinero corresponde al salario que el empresario debía a los hombres y a las horas extraordinarias que tuvieron que dar, "infinitas", dice, pues trabajaban hasta en fin de semana. En dos meses de trabajo, ha constatado el juez, el condenado sólo abonó 200 euros que tuvieron que repartirse los cuatro compañeros y un quinto marroquí, cuyo recurso aún no se ha aclarado.
La historia arranca a inicios de 2008. Las cinco víctimas trabajaban en una firma textil de Marruecos cuando, a través de un jefe, conocieron al padre del empresario; éste les dijo que su hijo necesitaba personal en España. Les pidieron 7.500 euros para sufragar los gastos de alquiler y el papeleo ordinario pero, una vez en Huelva, los obligaron a vivir en una nave llena de máquinas, de 60 metros cuadrados, hacinados, sin luz ni ventilación.
