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A la conquista del desierto

Fíjese la barbaridad que ha hecho Eduardo Fernández. Está claro que ser un atleta no es fácil, pero sí puede serlo inspirarse en él y en su gesta para hacer deport.

el 09 abr 2010 / 13:04 h.

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¿Se ha planteado últimamente hacer ejercicio al aire libre? Si lleva tiempo entrenando y se quiere apuntar a algún campeonato deportivo, pero no está lo que se dice bien informado, tome nota porque hay bastante donde elegir.

Si necesita estímulos adicionales, fíjese en Eduardo Fernández, un periodista deportivo de Coria del Río que acaba de regresar de una hazaña digna de reconocimiento: recorrer a pie el desierto de Atacama, situado en el norte de Chile y con la única ayuda de su pequeña mochila y sus piernas. El coriano realizó esta aventura corriendo en jornadas agotadoras que duraban alrededor de ocho horas y cuyo objetivo era intentar mantenerse “al máximo durante los seis primeros días”.

Este periodista atravesó Chile de oeste a este, comenzando por Playa Virgen, al sur de la Bahía Inglesa, hasta la sorpresa final que le tenían reservada los guías: el Salar de Mariqunga, una llanura a más de 3.000 metros de altura. “Me dijeron que si la atravesaba iba a ser el primero en lograrlo, y así lo hice”, explica orgulloso. Orgulloso, pero agotado: si usted desea seguir los pasos de Eduardo, olvídese de una ducha calentita y de descansar en un cómodo sofá.En su lugar, tendrá que andar por terrenos pedregosos y deberá luchar contra la adversidad del viento y el calor.

Por partes: una cosa es que a uno le guste el atletismo y otra que tenga tiempo para prepararse. Para empezar a hacerle hueco a esa afición, puede darse alguna vuelta alrededor del Guadalquivir, que sin duda le ofrecerá una bonita estampa para animarse a realizar deporte. Si prefiere tomárselo más en serio, puede inscribirse en algún club de atletismo como el San Pablo, donde hay una escuela donde le enseñan la técnica. Con constancia y esfuerzo lo mismo llega a federarse.

La primera recomendación es equiparse correctamente. “Es importante tener un calzado deportivo apropiado al terreno por donde pise”, explica Eduardo. En Atacama tuvo que lidiar con superficies como arena, piedra o tierra compacta. Desierto, vaya.El aventurero decidido a hacer alguna ruta como la de Eduardo debe equiparse de un GPS y un mapa, ya que tendrá que planificar su viaje minuciosamente. Aún así, es inevitable que surjan imprevistos en medio de la nada: “Hubo un momento en el que el navegador decía lo contrario que el mapa”.

Pero este deportista se dejó llevar por la tecnología, aunque reconoce que iba corriendo durante horas, y “con el corazón en un puño sin saber si había tomado la decisión correcta”, apostilla. Llevar una buena alimentación es el complemento perfecto, aunque Eduardo confiesa que apenas comió durante el trayecto: “Me alimentaba sólo de barritas energéticas y de frutos secos.” Las adversidades también complicaron su hazaña. El peor momento le llegó en la cuarta etapa por la fuerte pendiente, “el recorrido empezó en la costa y acabé la carrera a 3700 metros del nivel del mar”, asegura.

El desierto de Tabernas (Almería) también celebra su maratón, así que no tiene que irse a Chile. Pero si prefiere no salir de la ciudad por el momento, también tiene la opción de inscribirse en las carreras populares, donde hay menos serpientes: la de Nervión-San Pablo o la de Triana. El deporte ayuda a hacer amigos,  dicen, aunque Eduardo se pasó la mayor parte del tiempo sólo. ”Por las noches buscaba refugio en algún poblado de Chile”. En una etapa lo acogieron unos pastores en su cabaña y le ofrecieron su compañía y algo de comer”. Eduardo ya tiene pensado repetir. Lo de los pastores no; lo otro.

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