Cofradías

"Admiro la gran sensibilidad de las cofradías sevillanas en estos momentos de crisis"

ENTREVISTA. Poco a poco va perdiendo el miedo a visitar con frecuencia la que fue su diócesis. Esta Cuaresma Carlos Amigo está anunciado en varias funciones de hermandades y conferencias.

el 13 feb 2014 / 23:45 h.

Carlos Amigo Vallejo. / J.M.Paisano. Carlos Amigo Vallejo. / J.M.Paisano. Hace más de cuatro años que hizo las maletas y partió camino de Madrid después de que la jubilación le obligara a ceder el timón de la Iglesia de Sevilla al arzobispo Asenjo. Desde su morada en la capital de España no pierde el contacto con la que fue su casa durante casi 28 años. Cada vez que pisa Sevilla siempre es aclamado. Anoche disertó en el Labradores sobre El Papa Francisco y la religiosidad popular. Todo el mundo reconoce ya abiertamente el llamado efecto Francisco. ¿Qué repercusión está teniendo la figura del Papa Francisco dentro de la Iglesia? Dios envía a la Iglesia el Papa que en cada momento necesita. Después de la renuncia de Benedicto XVI hubo todo un alboroto, empezaron a salir una serie de asuntos preocupantes y, bueno, llega el Papa Francisco y parece una balsa de aceite. Desde el primer momento sale el protodiácono al balcón y dice «Habemus papam», pero es que el pueblo respondió diciendo «y qué Papa tenemos», solamente por los gestos que allí se dieron. Este ha sido el efecto de la sencillez, de la bondad, del deseo de servir, del estar cerca de los temas y de las gentes y, naturalmente, ha cautivado a unos y a otros. No solamente a los católicos, sino que oímos testimonios de personas alejadas de la Iglesia o de otras religiones que ven en él una figura muy actual y una riqueza, no solamente para la Iglesia católica, sino para el mundo, que le consideran como un líder y que sus palabras tienen una repercusión enorme. Fíjese lo que representó cuando fue a Lampedusa para la cuestión de los inmigrantes y dijo simplemente “esto es una vergüenza”. Todo el mundo le entendió perfectamente, y ese mensaje ha quedado grabado. ¿Hasta dónde aplicará el bisturí el Papa Francisco? ¿Hasta dónde alcanzarán sus reformas en el seno de la Iglesia? Yo creo que éste no es un Papa tanto de bisturí cuanto de medicina interna. Él está dando la medicina de las actitudes, aparte de los gestos que pueden llamar la atención en algún momento –que si usa este color de vestidos o zapatos– pero que dentro de dos semanas esto ya no causa impresión, en cambio sí las actitudes. Lo importante no son los zapatos, lo importante es por dónde se camina y encontrarse con las personas. Pero también se necesitan reformas de estructuras. Algunas, pues ya se han visto, como puede ser la constitución de este consejo de cardenales de forma estable, después los cambios que ha hecho, de personas y directrices, respecto al funcionamiento del Instituto de Obras de Religión, el llamado Banco Vaticano. Después hay otro tipo de renovaciones internas que estamos viendo. Lo importante, repito, son las actitudes, pero también aquellas estructuras que van a ayudar a que la Iglesia tenga por así decirlo más agilidad. No es que se hubieran hecho mal anteriormente, sino que cada momento necesita también unas respuestas. Así, dentro de unos días va a haber un consistorio, con unas reuniones previas del Papa con los cardenales, y creo que en ese momento también aparecerán algunas de las ideas sobre las reformas de la curia o las instituciones, como puede ser el sínodo de los obispos, la participación de seglares en los organismos de organización de la Iglesia. Todo esto es lo que podemos esperar, aunque aún no sabemos nada. Usted ha tenido oportunidad de hablar en multitud de ocasiones con el Pontífice. ¿Cómo es el Papa Francisco en las distancias cortas? Hace muchos años que nos conocemos. Pertenecíamos a la Comisión de América Latina y en esas reuniones no solamente son horas de trabajo, sino que también se convive, se almuerza juntos, se habla de todo. He comido varias veces con él y nos encontramos en Roma: y por qué no, charlamos, me tienes que contar cómo va España, y también tenemos nuestras reflexiones sobre fútbol, porque hay cierto hermanamiento, porque, como se sabe, el Atlético de Madrid siempre ha tenido muchos jugadores que provenían del San Lorenzo de Almagro. Es lógico, en muchas ocasiones se habla de cosas trascendentales y también como amigos que se encuentran y hablan de todo: de cómo está la familia y cómo te va, y esto y demás. Es una persona exquisitamente amable y de una gran cultura. Él siempre valorando mucho más las personas que las cosas y haciendo que las cosas grandes y difíciles se comprendan por la gente sencilla, que este es el secreto del Papa. El Papa habla y la gente lo comprende perfectamente, aunque a veces algún argentinismo nos cuesta un poco trabajo aplicarlo a nuestro lenguaje. ¿Qué es lo que echa más de menos de Sevilla? Las personas, las personas. Es verdad que me acuerdo de Sevilla especialmente en momentos particulares, el día del Corpus, Semana Santa, en el entorno de Navidad. Pero me acuerdo mucho más de las personas, de personas que he conocido, que he querido, que se han muerto. ¿Está al día de lo que ocurre en la Iglesia de Sevilla y, en particular, de lo que acontece en el mundo de las hermandades? De la Iglesia de Sevilla por supuesto que estoy al tanto porque alguna vez me encuentro con el señor arzobispo y me cuenta cosas. Recibo el boletín de la Diócesis, la hoja semanal, y todo esto te tiene en la actualidad. Después, de las cosas de Sevilla, ahora tenemos este instrumento maravilloso que es internet y todos los días leo por lo menos la primera página de los periódicos, según el tiempo que tenga, y siempre me encuentro con noticias referidas a las hermandades, que no puedo olvidar que es un sector con el que he tenido que estar muy cerca, y gracias a Dios trabajando juntos por el bien de la Iglesia de Sevilla y por la ciudad de Sevilla. ¿Ha estado al tanto de la situación que ha atravesado una de sus hermandades más queridas, Torreblanca, donde la destitución de un capataz ha provocado la rebelión de la cuadrilla de costaleros? Bueno, como sigo los periódicos de Sevilla, esta noticia pues estuvo en primera página en algunos momentos. Y me dolía, me dolía muchísimo, porque yo quiero mucho, muchísimo a la hermandad de Torreblanca, porque hemos vivido momentos muy emotivos, he visto el sacrificio tremendo de esos hermanos y hermanas para sacar adelante la cofradía, realizaba una labor admirable en el barrio uniendo a unos y a otros y, en fin, que quiero muchísimo a esa hermandad y, concretamente, a sus costaleros. Recuerdo cuando iba allí antes de salir la cofradía y les decía unas palabras, con qué atención escuchaban y cómo se comían las palabras. En fin, que llevo a esa hermandad muy, muy, muy en el alma, y naturalmente las cosas que pasan las considero también un poco como mías. Pero estoy seguro de que Torreblanca seguirá adelante y siendo un ejemplo en muchas cosas en un barrio que sabemos difícil pero que ellos han tenido también la sabiduría de estar siempre al lado de su parroquia. Y seguirá adelante, sin duda alguna, porque estas personas que pueden tener debilidades por lo que sea, pero en fin, los hombres y mujeres de Torreblanca, más allá de las dificultades, son personas fuertes. ¿Con la perspectiva que da el tiempo y con tierra de por medio, cómo ve el mundo de las hermandades desde la distancia? Pues creo que no ha cambiado. No es que yo conozca ni muchísimo menos de forma total la vida de las hermandades y cofradías, pero he tenido que estar metido en la organización, en solucionar algunos problemas, en disfrutar de muchísimas cosas con logros que se daban, y sobre todo admiro la gran sensibilidad de las hermandades y cofradías de Sevilla y de la diócesis en general en estos momentos de crisis, de dificultades para muchas personas y cómo las hermandades, dentro de sus posibilidades, se han esforzado con economatos, con becas para que puedan seguir los estudios. En fin, ocurre que en este aspecto las hermandades, y hay que alabarles por ello, presumen de sus enseres; en cambio, estas obras de caridad las ven tan connatural con su esencia de cofradía que realizan obras extraordinarias. En este aspecto, las hermandades han dado pasos muy grandes y laudables. ¿Cómo son sus Semanas Santas ahora? Pues son distintas, porque son unas Semanas Santas en las que tengo que acudir allí donde me llaman. Y unas veces es el pregón de las Siete Palabras de Valladolid y la celebración allí de los actos en la Catedral porque no había obispo entonces, o lo mismo en Ávila. Este año tengo que ir a Zaragoza también a presidir alguna celebración y al sermón de las Siete Palabras. Otras vez en El Escorial celebrando también los oficios de Semana Santa y al mismo tiempo con la comunidad del monasterio en unas reflexiones. En fin, yo creo que ahora mi obligación es dejarme llevar y obedecer a aquellos que me necesitan. ¿Le gustaría vivir de nuevo la Semana Santa sevillana, aunque sólo sea por un año? Bueno, pues claro… Y yo recuerdo que a esta hora pues sale esta cofradía… Uy qué pena que no han podido salir… Y la tarde del Miércoles Santo me acuerdo muchísimo de la hermandad del Buen Fin, muchísimo, muchísimo. Es lógico que sea así, pero ahora repito que tengo otro tipo de ocupaciones. Los obispos me llaman aquí o allá y creo que tengo que ayudar en lo que pueda. El párroco de San Lorenzo, Francisco de los Reyes, ha seguido sus pasos y ha rechazado dar el pregón de la Semana Santa. El párroco de San Lorenzo, al que quiero muchísimo, lo haría estupendamente. Si hubiera aceptado yo creo que también hubiera hecho bien y su pregón hubiera sido sin duda alguna un trozo del corazón de un sacerdote que quiere mucho a la Iglesia y que quiere mucho a las cofradías y a Sevilla. Pero bueno, hay que respetar a cada uno. ¿Usted volvería a dar un no como respuesta si le llega de nuevo el ofrecimiento? El caso mío es distinto. Alguna vez un periodista me preguntó: «A usted ¿qué le gustaría más: ser Rey Mago, ser pregonero?». Dije no, no, a mí lo que me gusta es ser arzobispo de Sevilla. Y ahí estoy todavía, aunque ya desde otro punto de vista y sin ningún tipo de jurisdicción ni mando en la Iglesia de Sevilla. Eso sí, muy querido y recordado por la gente. Porque la gente es muy buena. Han sido 28 años casi en Sevilla y, naturalmente, muchas personas al único arzobispo que han conocido es a mí. Personas cuyos hijos habrán estado en mis manos en celebraciones de bautismos o de ofrecimiento a la Virgen de los Reyes, he confirmado a miles de jóvenes, me encuentro todos los días con alguien en los sitios más distintos que me dice «pues usted me confirmó a mí». Voy en el avión, pues una azafata: «yo a usted lo conozco, usted me confirmó en tal sito». O me voy a Nueva York y en el aeropuerto se te acerca una chica, relativamente joven, y te dice: «uy qué alegría. Yo estoy muy agradecida por lo que hizo usted por las mujeres y su participación en las cofradías». Bueno, han sido 28 años, con contactos con muchísima gente y estas cosas están dentro de la lógica. Después de casi 28 años pastoreando a esta diócesis, ¿cuál cree que ha sido su mayor aportación a la Semana Santa de Sevilla? ¿Quizá la incorporación de las nazarenas? No, no, no. Creo que la incorporación de las nazarenas era algo que se sentía. Por mi parte, lo único que hice fue pues decir bueno, vamos a reconocer aquello que es una realidad. Desde el punto de vista social, religioso, eclesial, esto era algo tan evidente que la verdad es que no hubo ninguna oposición. Hubo alguna crítica, pero nunca fueron críticas ácidas y, además, siempre digo que lo importante no es que la mujer en la cofradía salga de nazareno. A mí lo que me importa es que también pueda ser hermano mayor. Una participación no sólo en algún acto de la hermandad sino también en los órganos de decisiones de gobierno de las hermandades. Y nadie no solamente no se asusta por esto, sino que se ve como un enriquecimiento y una aportación a la vida de hermandad. La Iglesia española vivirá en marzo un proceso de renovación. ¿Cuál debe ser a su juicio el perfil del sucesor de Rouco al frente de la Conferencia Episcopal? Pues el del Papa Francisco. Creo que es el mejor que puede… que el presidente de la Conferencia Episcopal, el que fuere, pues tuviera este perfil.

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