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¿Alguien entiende el Betis de Mel sin Salva Sevilla?

LA CONTRACRÓNICA. El almeriense quizá juega cada vez menos, pero su peso e influencia en el equipo son innegables.

el 15 sep 2013 / 23:38 h.

Salva Sevilla celebra su segundo gol contra el Valencia. Salva Sevilla celebra su segundo gol contra el Valencia. Mientras el Betis de Lorenzo Serra Ferrer preparaba sin saberlo una de las mejores temporadas de su historia, saldada al final con el título de campeón de la Copa del Rey y una plaza en la Champions, Pepe Mel llegó a El Ejido para dirigir al Poli. En su plantilla había un chaval de 20 años que atendía al muy hispalense nombre de Salva Sevilla pero que no tenía nada que ver con la ciudad de la Giralda. Había nacido en Berja, provincia de Almería, y disfrutaba de su primera experiencia en el fútbol profesional en el modesto equipo celeste. Por eso dijo ayer el madrileño que lo conoce desde hace años. Nueve, para ser exactos. En la mitad de ellos lo ha tenido a sus órdenes, así que sí, en efecto lo debe de conocer como si fuese hijo suyo, futbolísticamente hablando. Lo que el míster seguramente no ha pensado es que en su llegada al Betis casi podría asignársele un papel clave a Salva. Como jugador del Salamanca, cuyos colores defendió tras pasar un par de años en el Sevilla Atlético y comprobar que nunca tendría una oportunidad en el primer equipo, fue el mejor de los suyos aquella tarde de junio de 2010 en la que, con 8.000 béticos en el Helmántico, el Betis de Víctor Fernández se dejó el 99% del ascenso a Primera. De hecho, elaboró la jugada que terminó en autogol de Fernando Vega. No subió el Betis, no siguió el técnico maño y entonces llegó Mel. Salva, sin querer, le ayudó a cumplir su sueño y Mel le devolvió el favor ayudándole a satisfacer el suyo: jugar en Primera. Sin el virgitano sería imposible entender por qué subió el Betis y sin el virgitano sería imposible capturar la esencia de todo lo ocurrido en Heliópolis en el último trienio. Cada año ha ido jugando menos, sí, pero cada año da la impresión de que explota mejor sus oportunidades. Y no se le conoce una sola protesta. Su lema es “lo importante es el equipo”. Lo decía en su primera pretemporada como verdiblanco y lo repitió anoche. Antes, en plena euforia, incluso se acordó de abrazar al médico, a Tomás Calero, que perdió a su madre hace unos días. Bravo por Salva Sevilla. De Jorge Molina, otro héroe de este Betis modesto y grande y otro de esos futbolistas que, sin saber por qué, son evaluados una semana sí y otra también, hablaremos otro día. Cuatro goles lleva ya, por cierto.

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