Hay cantaoras que llevan años intentando encontrar su sitio y aún no lo han conseguido. La sevillana Alicia Gil es una de ellas. Tiene una de las voces más hermosas del cante actual y, aunque en el flamenco no sea necesario, una belleza que marea. Siempre le ha gustado cantar en peñas, reuniones y, sobre todo, en los baretos. Por eso su disco se llama así: Cantaora de bareto. Para ser cantaora de flamenco no sólo hay que querer serlo, como le ocurre a Gil. Si fuera así de fácil habría más cantaores que piedras de mechero, cuando se llevaban las piedras de mechero. ¿Ustedes creen que cantaoras como Pastora, La Perla, La Paquera o la Niña de la Puebla se hicieron por que sí o porque tenían el don para serlo?
Cantaora de bareto es un disco de corte comercial en el que la sevillana demuestra que domina los palos festeros. Con letras y músicas nuevas, dulcifica en exceso lo cantes. Incluso la soleá de Cádiz que canta a medias con Chiquetete (Tengo un nudo en la garganta...), la interpreta de una manera que no estremece. Chiquetete, en cambio, se agarra a los manojos como nunca lo había hecho.
Alicia acaba su obra con el martinete y la debla, estilos a palo seco que, cantados siempre por hombres -salvo excepciones-, en la voz de Alicia tienen otro sabor y sonido. Tiene una cosa importante esta cantaora: desde que empezó siempre ha querido ser ella misma. Tiene su sello.
