Economía

Andalucía se queda pequeña

La crisis, los recortes públicos y la dificultad de obtener financiación marcan el nuevo escenario de futuro en el sector aeronáutico.

el 16 nov 2011 / 20:28 h.

No se sabe bien qué fue primero, pero sí que los 11.000 o 12.000 millones de euros que cuesta lanzar un nuevo avión como el A350 ya no están en manos de una compañía, por más multinacional que sea. La crisis, la dificultad para obtener financiación, los gobiernos con sus recortes y sus cambios de prioridades y las exigencias de los clientes han esbozado unas nuevas reglas de juego a las que el sector aeronáutico no permanece ajeno.

Es el eterno debate sobre la cadena de suministro, sobre el tamaño de los proveedores que reducen su actividad a trabajar para Airbus y que vuelve a ser recurrente cada vez que el presidente de esa compañía en España, Domingo Ureña, participa en un acto público. El martes estuvo en Sevilla y el interés de las pequeñas empresas del sector aeronáutico por saber qué ocurrirá en un futuro ya no tan lejano volvió a salir a la palestra.

Pero en esta ocasión, y ante un auditorio de jóvenes universitarios, empresarios y hasta representantes de la Administración autonómica, Ureña aportó nuevas claves. No desveló nada nuevo al evidenciar que la tendencia es que todos los agentes implicados en la cadena de valor participen a riesgo en los programas para repartir los costes y que, para soportarlo, ganar capacidad es indispensable si no te quieres quedar fuera de juego.

Y he aquí se regresa al punto de partida de la imperiosa necesidad de fusiones, alianzas o colaboraciones entre pymes, pues a nadie escapa la excesiva atomización del sector andaluz. Pero esas uniones o cooperaciones en el ámbito provincial, regional o nacional, advirtió Ureña, son solo una primera fase. "Queda una segunda fase muy fuerte a nivel internacional".

Así, el presidente de Airbus España incidió en que a las empresas especializadas en diseño y fabricación no les queda más remedio que "dotarse de unidades en otros países". En otras palabras, buscar una parte del negocio con costes más bajos que compensen otros costes mayores -la parte de valor añadido- y se consiga así un "equilibrio en el precio final" que permita competir con el resto de jugadores internacionales, aseveró Ureña.

Las firmas de ingeniería, abundó, tal vez podrán resistir más tiempo sin salir del ámbito nacional, "pero no lo creo".

Consciente de que son ya años los que la empresa tractora trata de promover estos cambios en su cadena de suministradores y de la lentitud y escasez de resultados, Ureña se apresuró a atemperar el mensaje. "No es una solución salomónica para todos, ni tiene por qué ser la única". Los localismos y las fragmentaciones ya no valen. "Hay que pensar en cómo distribuir conocimiento y tecnología de forma que sumemos en lugar de dividir".

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