-Acaban de cumplirse seis meses desde la formalización de la fusión ¿qué balance hace?
-Llegué para pilotar la fusión, se ha hecho y hemos cubierto, y sin ningún problema, los objetivos previos y para estos seis meses. Ahora toca consolidar.
-Pero ¿cuál ha sido el impacto de la integración en la actividad de la caja?
-Los efectos son más bien colaterales y no están teniendo repercusión en la cuenta de resultados. Ya hemos prejubilado a todos, se hizo en el acuerdo laboral de hasta 56 años, con un coste que no ha llegado a 50 millones. En cuanto a la inversión tecnológica, estamos en un proceso para implantarla hasta sus últimas consecuencias. Lo hemos planteado en tres años que, si podemos acortar, acortaremos. La actividad comercial, de momento, no se está resintiendo.
-¿En cifras?
-Pese a que una fusión es lo más estresante que le puede ocurrir a cualquier organización, se da un factor externo que no controlamos, que es un contexto socioeconómico no positivo y, aun así, vamos a crecer este año entre un 10% y un 12%. Ni siquiera se ha producido la pérdida de clientes que estimamos de en torno al 3%, y el beneficio neto se situará entre 180 y 200 millones. Desde mayo se han abierto seis oficinas, tenemos 4.900 empleados, 1.200 cajeros y casi un millón de tarjetas. Ante estos datos, mi balance no puede ser más que positivo.
-¿Y ahora qué?
-Quiero ser el presidente de la eficiencia y de la modernidad. ¿Cómo conseguir eficiencia cuando el pacto laboral ha sido generoso con los trabajadores? La buscamos mediante un mayor control del gasto, una desburocratización de las oficinas, menos tiempo administrativo y más para la venta. Si no somos capaces de ser una entidad con unos ratios eficientes, al final no saldrán los números. De hecho, ya se ha montado la oficina de control del gasto. Todos los objetivos están enmarcados en un plan estratégico que queremos que esté terminado para finales de abril.
-¿Cuánto se quiere ahorrar al año?
-Entre un 5% y un 10%. Es una horquilla amplia, pero para lo que son los gastos de la casa es un ahorro importante. Ya se van a empezar a tomar algunas medidas como el traslado de personal de servicios centrales a oficinas.
-¿Y todo esto en un momento de ralentización económica?
-Quiero lanzar un mensaje de optimismo, aunque tenemos que estar alerta. No voy a emplear la palabra crisis, pero estamos ante una desaceleración que ha originado una crisis de confianza en el sistema. La tasa de morosidad en España es del 0,8% frente al 2% de Francia y el 4% de Alemania. Creo que estamos en condiciones para soportar la situación mejor que otros. Y Cajasol está mejor que el resto, somos de las primeras de España en solvencia. Y eso es porque hemos atendido muy bien al negocio minorista. Va a haber un crecimiento menor del crédito, que se compensará con la captación de pasivo, que es la clave en la que todas las entidades financieras trabajamos. No creo que la crisis hipotecaria estadounidense arrastre a España, a no ser que haya una recesión a nivel mundial.
(Entrevista completa en la versión impresa)
