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Bangladesh no despierta del horror

Bangladesh dejó atrás el ciclón Sidr para afrontar la tragedia en toda su dimensión. 2.300 muertos y más de tres millones de desplazados son las cifras, aún provisionales, de este desastre natural, el más violento que ha azotado al país en el último siglo.

el 14 sep 2009 / 20:17 h.

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Bangladesh dejó atrás el ciclón Sidr para afrontar la tragedia en toda su dimensión. 2.300 muertos y más de tres millones de desplazados son las cifras, aún provisionales, de este desastre natural, el más violento que ha azotado al país en el último siglo. Mientras, las tareas de rescate van a cuentagotas.

Cuarenta y ocho horas después de que el Sidr -ojo en bengalí- destrozara todo lo que encontró a su paso, el Gobierno de Bangladesh avanzó que temía la aparición de "miles de cadáveres en los días siguientes". El ciclón, ya convertido en una zona de bajas presiones, ha dejado tras su paso casi 2.300 muertos y 3,2 millones de desplazados que se van esforzando para paliar los efectos de la catástrofe y reconstruir sus casas.

Según los meteorólogos, el ciclón, que por momentos alcanzó casi tanta superficie como el tamaño del país, ha sido el peor que sufrió Bangladesh en un siglo. Por suerte, tocó la costa coincidiendo con la marea baja y eso evitó un desastre mayor. "Podría haber causado una catástrofe brutal de haber coincidido con la marea alta", afirmó el director de la oficina de Meteorología, Samerendra Karkamar, que aseguró que los vientos de 233 kilómetros por hora del ciclón marcan un triste récord.

Evacuación. A la fortuna se alió el hecho de que se diseñó unos planes de evacuación para avisar a la población a que abandonaran sus casas con el tiempo suficiente. La masiva evacuación fue organizada el miércoles por la Media Luna Roja con un sistema especial de banderas, tambores y sonidos de cuernos de vaca; unas 600.000 personas se encerraron en los refugios.

Pese a ello, centenares de personas siguen desaparecidas, mientras que el país empieza a recuperar las líneas de teléfono y el tendido eléctrico en algunos puntos del país. A ello se suma la lentitud de las tareas de rescate, que se reconocen desde el Centro de Control del Ministerio bengalí de Gestión de Desastres, que aclararon que los equipos de ayuda están aún intentando alcanzar algunas áreas de la costa. "El número de muertos seguirá creciendo y lo importante es ahora hacer llegar la ayuda, tanto nacional como internacional, a los supervivientes", aseveró una portavoz.

Con la Cruz y la Media Luna Rojas asistiendo a los supervivientes y la promesa de la ONU de liberar varios millones de dólares en ayudas, Bangladesh comenzó a recibir los primeros anuncios de otras contribuciones. EEUU fletó dos buques anfibios de asalto equipados con helicópteros y equipos de asistencia sanitaria, mientras que la UE anunció una ayuda de 1,5 millones de euros y Alemania donará 500.000 euros.

La ayuda contribuirá a mejorar una situación que es de desolación. La labor del Ejército, la Armada, los guardacostas y la Policía no llega ni de lejos para cubrir las necesidades de los afectados. En zonas de la costa, los aldeanos supervivientes siguen buscando a sus seres queridos en los campos, arbustos y canales, con la esperanza de hallar a alguien vivo.

Los funcionarios temen los efectos del huracán en el delta del Sundarbans, un área pantanosa donde viven especies protegidas como el tigre de Bengala y donde miles de personas improvisaron refugios porque en los cinco centros adaptados de la zona ya no quedaba sitio.

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