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Bazares en el punto de mira

El comercio de Sevilla ha dado la voz de alarma ante la proliferación imparable de los populares 'Todo a 100' y decenas de sucedáneos. Se trata de tiendas en las que se vende de todo a un precio sensiblemente más bajo que en los comercios tradicionales; que están regentadas generalmente por inmigrantes y que permanecen abiertas casi a todas las horas, domingos y festivos incluidos.

el 15 sep 2009 / 05:05 h.

El comercio de Sevilla ha dado la voz de alarma ante la proliferación imparable de los populares 'Todo a 100' y decenas de sucedáneos. Se trata de tiendas en las que se vende de todo a un precio sensiblemente más bajo que en los comercios tradicionales; que están regentadas generalmente por inmigrantes y que permanecen abiertas casi a todas las horas, domingos y festivos incluidos. Son establecimientos de gran éxito que indudablemente restan una pequeña parte de la clientela al negocio tradicional de jornadas de ocho o diez horas y descanso festivo. Sin embargo, para exigir que se limite su proliferación es necesario encontrar argumentos que avalen realmente esa reclamación porque la competencia es legítima e intocable en el libre mercado. Los comerciantes sevillanos sí deben pedir que esas tiendas cumplan las leyes como cualquier otro empresario. Si en algunas de ellas existe el trabajo encubierto, si no se respetan los horarios/festivos legalmente establecidos, si encubren en ocasiones viviendas de clandestinos o los productos que venden carecen de la homologación obligatoria en el territorio de la Unión Europea, deberán demostrarlo. Y en los casos en que así sea denunciarlo con nombres y apellidos para no confundir a la población y estigmatizar de paso a un gremio comercial al completo. Es evidente que todas los negocios sevillanos deben respetar la ley sin excepciones. Y son los servicios de inspección de la Junta, administración sobre la que pende el control de este sector, los que tienen la obligación de controlar y sancionar a quien vulnere la legislación. Los ayuntamientos también tienen en sus manos cierta capacidad para evitar los excesos. Pues la autoridad municipal es quien concede las licencias necesarias para que una tienda o un comercio pueda abrir. Los ayuntamientos conocen además casi de primera mano a todos aquéllos que incumplen los reglamentos comerciales. La solución pasa por tanto por un cumplimiento estricto de la normativa ya existente y un control más serio para evitar los abusos allí donde se produzcan. Cualquier otra medida puede acabar sonando a discriminación y condenada al fracaso.

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