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Benedicto XVI proclama sus dos primeros santos españoles

Benedicto XVI ha proclamado en el Vaticano cinco nuevos santos, entre ellos Francisco Coll y Guitart (1812-1875) y Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), los dos primeros españoles que eleva a la gloria.

el 11 oct 2009 / 09:41 h.

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Los otros santos son el belga José Damián de Veuster (1840-1889), más conocido como el Padre Damián, el apóstol de los leprosos; la monja francesa Jeanne (María de la Cruz) Jugan (1792-1879), fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, y el polaco arzobispo de Cracovia Segismundo Felix Felinski (1822-1895). Tras la proclamación, las decenas de miles de presentes en la basílica de San Pedro y en la plaza vaticana, entre ellos numerosos españoles y latinoamericanos, rompieron en aplausos y sonó música sacra.


En sus cuatro años de Pontificado, Benedicto XVI ha proclamado ya 573 beatos y 23 santos.

Hasta hoy, el Papa Ratzinger ha celebrado siete ceremonias de canonizaciones, seis en el Vaticano y una en Brasil, en mayo de 2007.

El español Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), proclamado santo hoy por el papa Benedicto XVI, está considerado uno de los grandes místicos del siglo XX y un modelo para la juventud.

Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos en el seno de una familia muy religiosa. Primero de cuatro hermanos, estudió en la ciudad castellana y en Oviedo, adonde en 1922 fue trasladado su padre.

Aunque comenzó arquitectura en la Escuela Superior de Arquitectura en Madrid, su vocación religiosa le llevó a ingresar en 1934 en el monasterio cisterciense de San Isidoro de Dueñas (Palencia).

Al poco de ingresar enfermó de diabetes, lo que le obligó a abandonar el noviciado, al que volvió y salió en tres ocasiones, según iba evolucionando la enfermedad, que no melló su vocación y su entrega total a Dios.

Considerado uno de los grandes místicos del siglo XX, falleció el 26 de abril de 1938 en el monasterio palentino con fama de santidad.

El proceso que le ha llevado hoy a la gloria de los altares y al culto universal comenzó en Palencia en la década de los años 60.

Juan Pablo II le proclamó modelo para todos los jóvenes del mundo durante la Jornada Mundial de la Juventud de 1989 en Santiago de Compostela y lo beatificó el 27 de septiembre de 1992.

A pesar de su corta vida, escribió varios libros, que han sido traducidos a los principales idiomas. 

Por su parte, Francisco Coll Guitart (1812-1875), recién proclamado santo por Benedicto XVI, está considerado uno de los grandes predicadores dominicos, cuyo objetivo fue reavivar la fe en el pueblo y lograr el regreso de los alejados de la Iglesia, así como la defensa de la mujer. Coll Guitart nació en Gombrén (Gerona) el 18 de mayo de 1812 en el seno de una familia pobre. Fue el menor de diez hermanos y desde niño sintió la vocación religiosa. A los diez años de edad entró como alumno externo en el seminario de Vic (Barcelona), donde estudió latín y filosofía. La situación económica familiar le obligó a trabajar en el tiempo libre en una masía en Folgueroles. En 1830 entró en el convento de los dominicos de Gerona, donde se preparó para la predicación y donde estuvo hasta mediados de 1835, cuando se vio obligado junto a los otros frailes a abandonar el convento debido a la llamada "Desamortización de Mendizábal" (la expropiación de bienes de la Iglesia).
Diácono desde 1835 y presbítero en 1836, en plena aprobación de la Desamortización de Mendizábal, Coll y Guitart se vio obligado a vivir fuera del convento, lo que le dio más fuerza interna para vivir su profesión dominicana.

Fue destinado al ministerio pastoral en diferentes zonas de Cataluña, donde recorrió pueblos y ciudades durante 30 años, y reconocido en 1848 como "Misionero apostólico".

Dominico hasta la muerte, dedicó gran atención a la formación de las mujeres en las zonas más pobres y desatendidas, lo que le llevó a fundar en 1856 la Congregación de las Dominicas de la Anunciata, dedicada a la educación de niñas y jóvenes.

Tras una labor infatigable y enfermo de varios derrames cerebrales y ciego, falleció en Vic el 12 de abril de 1875, donde se venera su cuerpo en la casa madre de la congregación.

Fue beatificado por Juan Pablo II el 29 de abril de 1979.
 

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