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Blandito en Occidente y Oriente

Ser mejor y perder. Dominar y encajar tres goles. Remontar dos veces y dejarte engañar una tercera. El Sevilla mostró lo que sabemos, que marca siempre y con facilidad. Pero también que se le mira y se le hace daño. Así es complicado ser campeón de Europa, que podría serlo por ese nivel que deja entrever.

el 15 sep 2009 / 00:27 h.

El Sevilla se jugaba buena parte de su esperanzador futuro europeo en la Estambul más asiática. En Occidente y en Oriente, las mismas virtudes e idénticos defectos, con Mosquera o sin él. La sensación que dejó el Sevilla en Turquía, si el nivel del Fenerbahçe es el mostrado ayer, es de equipo muy superior, que por lo tanto tuvo que sentenciar su pase a los cuartos de final convirtiendo la vuelta en una fiesta para el disfrute de todos los sevillistas.

Pero no pasó. Resulta increíble que pese al aparente dominio sevillista, los turcos se adelantaran en el marcador hasta tres veces, aunque parecían entregados y sin saber cómo meterle mano a su rival. Tres goles por lo de siempre, por ser tan blandito cuando el enemigo se aproxima al área propia, por dejar que el balón bote tantas veces cerca de Palop, por todo eso y por más. El resultado es malo por la derrota, por el mal cuerpo que deja, pero no porque no sea remontable, ni mucho menos, pero en la élite no se puede mostrar la femoral tan descaradamente, porque si te la ve un novillo como el Fenerbahçe, un Vitorino como el Milan te la parte en mil pedazos.

Bien Adriano. Es lateral para el Sevilla y si sigue en ese camino, para la selección brasileña, huérfana en esa posición desde que Roberto Carlos perdió su mejor forma. Y mal Jesús Navas, porque no se atrevió ante el ex futbolista del Real Madrid, que la vez que fue encarado no dudó en voltear al pequeño Navas. Y bien Manolo Jiménez, que tomó una decisión muy arriesgada, la de quitar del once al mejor de los últimos partidos, Diego Capel, por un jugador con pocos minutos, Duda, que sin hacer el partido de la historia, sí que hizo un aceptable encuentro.

Y quizá merezca algo más que un toque serio, aunque no se le pueda sentar, el jefe Dragutinovic. Está muy equivocado si piensa que lo que se pide de él es lo que hace. No puede conducir si no sabe, ni ir a todos los cruces si no puede llegar, que no puede ni él ni nadie. Drago es muy bueno y el Sevilla necesita de su agresividad, que complementa al resto de los defensas, pero sus galones son para mandar y templar no para precipitar y desorganizar.

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