Tras no pocas fricciones entre las universidades y el Gobierno andaluz en la recta final de la última legislatura, Chaves hizo ayer borrón y cuenta nueva. En la toma de posesión del rector de la Hispalense, lanzó "un ofrecimiento que no es protocolario": colaboración para adaptar las titulaciones y para elaborar un plan de calidad.
Ante las máximas autoridades académicas andaluzas que ayer arroparon al catedrático Joaquín Luque en su acto de toma de posesión como nuevo rector de la Universidad de Sevilla, el presidente de la Junta situó a la Universidad como pieza clave para la legislatura -su sexto mandato- que está a punto de comenzar. Para que ésta desempeñe su "función primordial en el progreso social", Chaves anunció que su Gobierno pondrá en marcha un plan de calidad del sistema universitario y medidas que hagan más atractiva la carrera docente a los jóvenes.
No dijo nada más ni nadie más sabía a qué se refería. Fuentes de Innovación aclararon más tarde que, en ningún caso, se trata de incentivos similares a los 7.000 euros para los docentes de la enseñanza obligatoria y sí de hacer un plan propio para las universidades andaluzas con indicadores para medir la calidad de su enseñanza y, en paralelo, "ordenar" la carrera profesional, en cumplimiento de la Ley Orgánica de Universidades (LOU).
Estas políticas de evaluación son "esenciales", defendió el mandatario andaluz. Y el guante fue recogido por el nuevo rector de la Hispalense. Luque señaló como "imprescindible hacer efectiva la apuesta por una investigación de calidad, competitiva y con capacidad para transferir eficazmente sus resultados a la sociedad y al tejido empresarial".
Aunque no fue ésta la primera tarea que el máximo responsable de la Hispalense fijó entre sus prioridades. El "principal" desafío es la adaptación de los estudios al sistema europeo de enseñanza superior. "Se trata de una tarea ingente que es preciso resolver con eficacia, pues de ella depende en buena medida el futuro de nuestras universidades".
En este sentido, Chaves dejó clara la posición de la Junta: no intervencionismo y sí el impulso a un sistema que "sienta las bases para que cada universidad pueda tener mayor libertad para definir su perfil, seleccionar su profesorado, decidir qué titulaciones quiere impartir, qué líneas de especialización promueve o con qué instituciones coopera".
Y ante los que creen que la adaptación de las titulaciones será aprovechada para reducir o eliminar de un plumazo carreras menos técnicas -las de Humanidades-, un mensaje rotundo: "La Universidad no puede plantearse la dicotomía de formar personas o profesionales (...) Para poder llegar al grupo de cabeza necesitamos poder competir en investigación, innovación, desarrollo tecnológico y humanidades" -esto último improvisado en el discurso escrito del presidente-.
Luque formuló ante los presentes los principios básicos de su gobierno: "Estilo cercano, sensible y dialogante, buscando siempre el consenso y propiciando en todo momento la participación".
