No corren buenos tiempos para la música. La tan traída crisis económica por un lado y la incidencia letal de internet en el mundillo han deparado una caída alarmante de la venta de discos y ha llevado a no pocas empresas del sector a su reestructuración, cuando no a la quiebra.
En este difícil panorama, a un artista apenas le queda más patrimonio que el de su voz y el regusto que haya dejado a lo largo de su trayectoria en el público. Con esas armas hay que tirar para adelante. Y es justamente lo que ha hecho (está haciendo) Clara Montes, una cantautora de garganta bien timbrada que reivindica "una nueva copla" y que se ha embarcado en un préstamo para poder sacar a delante su proyecto más ambicioso, bautizado como Sinfónica Clara. Se trata de un digipack (CD+DVD) producido por ella misma -se ha arriesgado al romper con su sello Universal, "con lo que he podido controlar todo el proceso de creación desde el principio"- que saldrá a la venta el martes 19 de octubre y que es el fruto de la grabación y filmación de un concierto ofrecido en Gijón junto a la Orquesta Sinfónica de la ciudad y el Coro Cimadevilla.
Para la ocasión, Clara Montes ha seleccionado 13 temas "que me han marcado biográficamente, desde los boleros a las coplas, pasando por la poesía o mis propias composiciones". Temas todos que suenan con la cadencia Clara Montes pero con la potencia de toda una orquesta sinfónica detrás, lo que da como resultado un producto redondo que los amantes de la buena música de esta artista residente en Cádiz sabrán degustar.
Los arreglos musicales para acompasar su voz y los temas ha corrido por cuenta de Francisco de Gálvez, director de la Orquesta Sinfónica de Málaga. "La orquestación se ha hecho pensando en mi voz, no al revés, de modo que al final la orquesta me arrope sin que se pierda mi voz", explica. Y de esta potente manera embelesan el oído temas como las Habaneras de Cádiz -cuánto le sigue debiendo Clara al recordado Carlos Cano-, que abre el disco, coplas de siempre como Y sin embargo, te quiero o Ay pena, penita, pena; versiones curiosas como la que ofrece de la canción popular La Tarara, y cumbres musicales como el Romance de Curro El Palmo de Serrat, que suena desnudo junto al piano aflamencado de David Peña Dorantes. Todo ello adobado con dos temas propios de Clara, los titulados Los niños de la guerra y Tiene que tiene.
Y como suele ser habitual en su discografía, tira de nuevo de duetos de excepción para dar más caché si cabe al producto final. Los tiene con su buen amigo Zenet, cada vez más pujante; con el pianista antedicho Dorantes, con Josemi Carmona, de Ketama; y con el maestro flamenco Pepe Habichuela, con el que ponen en pie el Ay pena, penita, pena. Colaboraciones inmortalizadas en el CD y DVD y que no volverán a repetirse en la gira de conciertos que Clara Montes pondrá en marcha.
Una gira que ella reconoce complicada, costosa y compleja por cuanto que pasa por contar con las orquestas sinfónicas de las localidades en las que sea reclamada, pero "que es factible", recalca. De hecho, ya tiene apalabradas un par de funciones y está en negociaciones con las instituciones responsables de las diferentes orquestas para ofrecerles este caramelito sinfónico. "Hemos grabado el disco pensando no sólo en el público, sino en los directores de las orquestas, para que puedan hacerse una idea de qué va esta Sinfónica Clara. Espero que les guste".
