Local

«Con la derecha y la izquierda de hoy no se puede cambiar la Constitución»

El candidato del PSOE al Congreso, Alfonso Guerra, acusa al PP de buscar votos de «nostálgicos franquistas».

el 15 sep 2009 / 00:56 h.

TAGS:

-Pasa usted a ser prácticamente el diputado más antiguo del Congreso. ¿Cómo encaja su estilo en una Cámara tan renovada?

-Cuando se recupera la democracia en el 77 estábamos 350 diputados que tuvimos la responsabilidad de elaborar una Constitución. A los 25 años de aprobar esa Constitución, no quedaban más que cuatro personas que hubieran estado en la constituyente. Me parece un exceso de cambio. Al menos un tercio debería haberse conservado, pero las listas las hacen los partidos y creen que hay que cambiarlo todo. No parece razonable que en un país en el que durante 42 años no hay elecciones, la gente vuelva a votar, haga una Constitución y a los 25 años no quede nadie de los que la hicieron. Es exagerado, y prueba de que eso es así es que la calidad democrática en el Parlamento ha descendido. La media de la calidad de los oradores ha descendido vertiginosamente.

-¿Es Zapatero más de izquierdas que González?

-No, el socialismo en el mundo entero, si se mueve, es para moderarse, no para radicalizarse.

-Sin embargo, parece que en esta campaña los partidos se han lanzado a captar el voto en los dos extremos, no en el centro.

-El centro político no existe. Es un invento de políticos y periodistas. Hay derecha e izquierdas. Hay gente que evidentemente es más tibia al afrontar los problemas, otros son más radicales, pero no hay un centro que albergue a un grupo de ciudadanos. El PSOE necesita para triunfar, además de lo que claramente coincide con el socialismo, un poco más, que lo extrae tanto de las personas que se pueden considerar algo más a la izquierda como de los más moderados. El PP sólo tiene un vivero de votos posible que está en el sector más extremo. Por eso, ellos constantemente hacen un canto a las posiciones moderadas y a los dos días un canto a la extrema derecha. Hacen un juego para alcanzar ese 4% que puede haber de nostálgicos del franquismo que a ellos les permitiría tener una mayoría, ese sector que antes votaba a Fuerza Nueva, y que ahora no tiene una Fuerza Nueva a la que votar.

-Usted vio el debate el otro día, ¿qué le pareció Zapatero?

-En primer lugar, los sondeos dicen que ganó Zapatero. Ahora, mi análisis es que Rajoy llegó con la idea de que no le pudieran criticar por blando los sectores más ultras, la cadena de los obispos, algunos periódicos... Entonces llegó con ánimo de ofender, de acusar, de insultar? Se le fue de las manos. Exageró y hubo un momento en el que él perdió el debate y las posibilidades de ser nunca presidente del Gobierno. Es cuando le dijo al presidente del Gobierno que él agredía a las víctimas del terrorismo. Ahí se perdió. Yo me sentiría absolutamente avergonzado si en mi país hubiera un presidente que se atreviera a decirle a un presidente de cualquier partido que agredía a las víctimas del terrorismo. Es tan infame la acusación que creo que no habría justicia en el mundo si una persona capaz de eso pudiera ser presidente del Gobierno.

-¿Tenemos que adaptarnos al ruido y la tensión de estos años?

- Es un poco lamentable porque yo tenía esperanzas fundadas en 1978, cuando logramos una Constitución por consenso, de que la derecha española no volvería nunca más por sus fueros y sería una derecha dialogante que defiende con legitimidad sus principios. Pero lamentablemente desde la llegada de Aznar al Gobierno, sobre todo en la segunda legislatura, y ahora en la oposición de Rajoy, tengo el temor de que la derecha española vuelve por sus fueros y se siente más cómoda dividiendo España en dos grupos a los que espolea para que se odien. Cualquier ciudadano que no esté muy metido en la política que viera el debate y se fijase en qué clase de personas tenía delante pensará que Zapatero, con sus defectos y sus virtudes, en el debate era una persona más limpia de corazón que Rajoy, que era una persona llena de odio. Tenía unas expresiones incluso alocadas, de un estrabismo psicológico. Se le escapaban los ojos por el odio que quería acumular.

-¿Qué ha provocado el enfrentamiento de los obispos y de la AVT con el Gobierno?

-Seguramente no es atribuible sólo a una parte, puede haber errores en todas las partes, pero luego la explicación real de la sociología de lo que ha venido ocurriendo es que la segunda etapa de Gobierno de Aznar es una etapa en la que él hizo grandes promesas a la jerarquía eclesiástica que iban mucho más allá de lo que establece la Constitución. Al ser derrotado el 14 de marzo el PP, los obispos sienten un cierto desamparo, se dicen "nos han prometido tantas cosas que ahora éstos no van a cumplir". Entonces los obispos claman, y de acuerdo con el PP, porque hay que ser muy tonto para no darse cuenta, en una operación coordinada con el PP, se lanzan a unas manifestaciones en la calle bastante desordenadas en el aspecto ético en las cuales ellos quieren que el Gobierno haga volver al redil a los católicos. Claro, la jerarquía católica está empeñada en que los católicos no pueden divorciarse, pero los católicos se divorcian. Pretenden que el Gobierno socialista ocupe el lugar de la jerarquía eclesiástica. Eso no es posible, entonces se alían con el PP para el deterioro del Gobierno. Porque toda la derecha española, los obispos, la COPE? se confabula para intentar deteriorar al Gobierno, para que los electores socialistas no vayan a votar. Ellos pueden perder las elecciones o ganarlas con los mismo votos. Depende de que el electorado del PSOE acuda a votar.

-Zapatero dice que el temor de quien creía que se iba romper España se ha disipado. ¿El suyo ha desaparecido también?

-Tengo una legitimidad total para oponer mis argumentos a los que utiliza Rajoy, que por cierto usó una cita mía en el debate que no era una cita, era una manipulación. Yo estaba hablando de una cosa completamente distinta y él lo ha aplicado a la división territorial. Yo tengo más legitimidad porque antes de que el PP alzara ni una pequeña voz contra el proyecto del Estatuto de Cataluña que se estaba elaborando, yo di una conferencia en la que puse todas las objeciones que después ellos han querido poner al Estatuto. Entonces, ¿estamos de acuerdo? No, porque yo hice aquella intervención respecto del Estatuto que salió de Barcelona. En el Congreso se modificaron 168 artículos. Y el señor Rajoy y el PP hacen como si no se hubiera modificado.

-El debate de fondo ha sido si es necesario reformar la Constitución, ¿hay que hacerlo?

-Cuando Zapatero dijo en el debate de investidura que proponía una modificación, yo, después de escuchar a Rajoy, dije que no es posible. La derecha no está dispuesta a cambiar nada de la Constitución. Se han hecho los valedores de la Constitución cuando estuvieron en contra en el momento de la elaboración. Yo no soy muy partidario de modificarla porque eso exige una mayoría muy cualificada. No es el momento para conseguirlo. En este momento electoral si hubiera que hacer la Constitución del 78 sería imposible. Con la derecha de hoy no se hace la Constitución. Y, si usted quiere, incluso le digo que ni con la derecha ni con la izquierda, con lo cual todos los proyectos de modificación de la Constitución están fuera de lugar porque no hay la mayoría necesaria. La generación política que llega a la recuperación de la democracia, de un lado y de otro, tuvo conciencia de la necesidad de ponerse de acuerdo en lo fundamental. La generación que ha sucedido a aquella generación no parece dispuesta a hacer ese acuerdo de consenso.

(Lea la entrevista completa en la versión impresa de El Correo de Andalucía).

  • 1