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De compras como terapia

Pulseras rosas vende complementos para enfermos de cáncer con un trato personalizado.

el 02 nov 2012 / 22:42 h.

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Carla (izq.) y Soledad (dcha.), con algunos de los productos que ofertan en su centro.

Hace cuatro años y medio, Carla vivió de primera mano el peregrinaje de su madre, entonces enferma de cáncer de mama, de tienda en tienda buscando sujetadores especiales tras la mastectomía, pelucas y pañuelos para tapar la pérdida de pelo por la quimioterapia, cremas hidratantes para las cicatrices, maquillaje para pintarse las cejas también desaparecidas y un largo etcétera de complementos necesarios "caros, dispersos y con poca variedad" para elegir. Ya entonces surgió la idea de crear una tienda donde encontrar todo junto y que ofreciera la intimidad, confianza y trato personalizado que necesita una mujer para probarse un sujetador cuando le falta un pecho o acaba de ponerse una prótesis o para mirarse al espejo por primera vez con una peluca o pañuelo. Una vez recuperada su madre, junto a su amiga psicóloga Soledad, puso en marcha la idea "para que otras personas no tuvieran el mismo problema". Y el resultado es Pulseras Rosas, una marca que acaba de echar a andar desde su centro de operaciones, en un piso de Los Bermejales, y a través de internet (www.pulserasrosas.com ).

A Carla no le ha hecho falta realizar un estudio de mercado. Sabe lo que necesita un paciente con cáncer porque lo ha vivido. Diseñan sus propios pañuelos, también para niños, y en colaboración con un laboratorio químico, producen cremas hidratantes y jabones naturales para el cuidado de la piel y las cicatrices. El resto, lo compran al por mayor, con la experiencia que da saber cuáles son los mejores sujetadores oncológicos, los maquillajes más adecuados para la sequedad de la piel que provocan la quimio y la radioterapia, dónde pueden encargar pelucas a medida que "no se hacen en muchos sitios", y ofertan mejores precios "reduciendo el margen de beneficios porque puedes vivir de esto pero no te aproveches de gente enferma".

Venden sombreros y gorras de hombre y mujer, camisetas con doble forro y sisa adecuada para disimular el pecho operado, bañadores con protección para las prótesis mamarias y utensilios que solo quien ha vivido la enfermedad de cerca puede saber lo útiles que son. Por ejemplo, cubos de fregona con escurridor automático porque "a una mujer si le han quitado los ganglios, no puede hacer esfuerzos", o cubiertos de plástico con apariencia metalizada "porque la quimio hace insoportable el sabor del metal y los de plástico son todos de colorines, infantiles, y si vas a un restaurante, que no quieres llamar la atención, puedes sacar éstos".

Su aventura acaba de empezar pero ya han contactado con ellas varias asociaciones contra el cáncer, los hospitales sevillanos les derivan pacientes y empiezan a llamarles "hombres preguntando por ropa interior mona para regalar a sus mujeres enfermas".

Su aportación, además de un precio competitivo y la variedad, es reunir en un solo establecimiento todos los productos "para los que normalmente darías mil vueltas". "Cuando estás enferma puedes estar también deprimida y si encima tienes problemas para encontrar cosas o tienes que llevar siempre el mismo pañuelo..." Pero sobre todo, un trato personalizado y sensible porque sus clientes "son especiales, necesitan intimidad, un trato diferente, con paciencia... tienen que verse o venir varias veces para un sujetador o una peluca", destacan.

Tienen claro que Pulseras Rosas "no puede ser una tienda normal, el concepto de intimidad es fundamental" y, de momento, en su sede de Los Bermejales han creado un acogedor vestidor donde las clientas pueden verse primero solas y cuando se sientan preparadas, salir y buscar su consejo. Incluso si lo solicitan, cuentan con un servicio de asesoramiento de imagen que pueden contratar. Ellas mismas también saben mil y una formas de colocar un pañuelo, que los pijamas tienen que ser abiertos por comodidad para las curas o que en pleno tratamiento son preferibles las medias de algodón natural porque la piel se irrita mucho.

Carla aporta la experiencia personal pero tenía claro que si montaba esto, lo haría con su amiga Soledad por su "especial sensibilidad". "La gente viene con mucha necesidad de hablar y a mí me encanta escuchar", admite.

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