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De las dos finales de Mónaco a la de Madrid

En 2006, el Sevilla se las vio con uno de los grandes de Europa, el AC Milan, que le derrotó en Mónaco en la Supercopa. Sí ganó uno de sus títulos deseados, la Copa del Rey.

el 10 mar 2010 / 09:49 h.

Días de vino y rosas. Se vivían días de vinos y rosas para la afición sevillista. La Copa de la UEFA ganada en Eindhoven fue una explosión espectacular de júbilo. Jamás se había conocido un acontecimiento de esta índole en el seno del club. Un título continental que llevaría al Sevilla a jugar una final de la Supercopa de Europa ante el campeón de la Champions, el FC Barcelona, en la más glamourosa de las ciudades europeas como es Mónaco.

El tiempo hace que tengas una visión crítica sobre lo que significaría esa final de Eindhoven para el Sevilla FC. José María del Nido sacó a relucir su ambición, viendo cómo respondió su afición, y en lugar de dormirse en los laureles de los festejos, comenzó a fraguar el equipo del futuro. Las ideas que bullían en su mente fueron puestas de forma inmediata al servicio del club.

Cambió las estructuras, hizo del club una empresa moderna, y no regateó esfuerzos para ir dando una nueva dimensión de crecimiento al equipo, equilibrando ventas de jugadores con la llegada de refuerzos.Para quien esto escribe esa final supuso la mayor desilusión en cuanto a su carrera como locutor y peregrino viajero-futbolístico.

Una final en Mónaco, mes de agosto, en pleno apogeo del veraneo de la jet-set europea y más con el cartel: FC Barcelona-Sevilla FC, cualquiera se la pierde. Mucho más, para quien había vivido muchas más penas que glorias en su larga carrera como profesional y le estaba llegando su final. No fui ni convocado para la gran final del 25 de agosto de 2006. Resulta que la UEFA pidió una cantidad de dinero importante, fuera de los presupuestos para radiar la final, y la empresa decidió que la hicieran los compañeros Manolo Oliveros y Santiago Ortega, que narran los partidos en el Carrusel Deportivo nacional y a ellos les correspondía dicho evento dado que el partido se retransmitía para toda España.

Ya saben aquello de "donde hay patrón no mandan marineros", y tuve que conformarme viendo la victoria del Sevilla de Juande Ramos sobre el FC Barcelona de Frank Rijkaard por el contundente resultado de 0-3 con goles de Renato, Kanouté y Maresca, en una noche impresionante de fútbol de la escuadra sevillista.

La vida da muchas vueltas y al año siguiente volvió el Sevilla a jugar en Mónaco otra final, esta vez frente al Milan, que tuve la fortuna de poder retransmitir al efectuarse unas negociaciones conjuntas de nuestra cadena, pero en esta ocasión el resultado fue totalmente distinto dado que los tres goles los hizo el Milan.

Final ante el Getafe. Antes de jugarse aquella final de Mónaco ante el Milan, con dos meses de por medio solamente en cuanto a fechas, el 23 de junio de 2006 el Sevilla iba a vivir otro gran acontecimiento que le traería un nuevo título como fue la Copa del Rey ante el Getafe en el Bernabéu. La llegada de sevillistas a la capital fue masiva. Siempre he dicho que una final de Copa es la mayor concentración de aficionados y al tener enfrente otros del mismo país se viven esos partidos dentro de un clima de expectación que le dan un carácter extraordinario en cuanto a fútbol en estado puro.

Viajamos todos los compañeros en AVE, acudimos a la cena oficial que el Sevilla FC ofreció a las autoridades, invitados y periodistas de Madrid y de Sevilla que se celebró muy cerca del estadio, en Casa Juan. Una vez más, como sucedía en los viajes a Europa, me correspondió el honor de cerrar el turno de discursos correspondiéndole al del presidente sevillista, José María del Nido. En las horas siguientes nos dividimos los compañeros para poder estar en todos los centros de la noticia.

Un gran estudio que montaron los compañeros técnicos, Manolo Arenas y Rafa Gómez, en el Hotel Cuzco, nos sirvió como centro de operaciones y los inalámbricos iban a cubrir el encuentro del presidente con sus aficionados en el Colegio de los Agustinos, enfrente a la puerta de la prensa del estadio. Del Nido, con un calor sofocante y en el fragor de su entusiasmo, tuvo que ser asistido por una leve lipotimia dado que era enorme su agotamiento al querer estar presente en todos los frentes en un día de bochorno impresionante.

Tuvimos la grata visita en nuestro estudio del preparador físico de la selección española de fútbol, Jesús Paredes, que le regaló una camiseta de la selección a un niño biolerruso de nombre Maxim, que todos los años viene en vacaciones a la casa del socio número 14 del Sevilla, Juan Ruiz Cárdenas, a la sazón hermano mayor de la Macarena. Y para que todo terminara de manera feliz, el Sevilla, con un gol de Kanouté, pudo alzar la Copa que Su Majestad El Rey entregó a Javi Navarro entre la explosión de júbilo de los aficionados sevillistas que veían el crecimiento del club, la llegada de los títulos y cómo José María del Nido seguía firme y seguro, con esa ambición tan necesaria y significativa en esta era moderna del equipo sevillista.

Vuelta a Mónaco. Los títulos hacen que tengas una serie de compromisos y competiciones que atender y que las fechas sean muchas veces escasas a la hora del descanso. Esperaba el 31 de agosto, dos meses después de la final de Copa, el Milan para jugar otra final de la Supercopa en Mónaco.

Gran equipo aquel milanista con todas sus figuras en el apogeo de sus carreras. Horas antes de la final en la gran fiesta que la UEFA monta en el Principado, sus jugadores Maldini, Kaká y Seedorf llegaban a la fiesta para recibir el premio como mejores en sus puestos en una espectacular limusina con trajes negros más propios de artistas de cine que de futbolistas, pero contribuían a la promoción de moda italiana que tiene su sede en Milán. Después, en el estadio Louis II se impusieron por 3-1 al Sevilla con goles de Inzaghi, Janku-lovsky y Kaká, con Renato como autor del gol sevillista.

La UEFA, que busca el efectismo y el dinero en distintas competiciones, en las que priman por encima del fútbol, tiene la fiesta del partido y el sorteo de Champions en el Principado de Mónaco como una de sus principales, en las que aprovecha a los campeones UEFA y Champions para dar categoría a ese encuentro que no cala en los aficionados como se demuestra en las entradas que registra el estadio Louis II pese a la fecha, el tirón de la Costa Azul y el prestigio de un título oficial como es ser campeón de Supercopa de Europa.

El fútbol se rige por los parámetros que marcan los aficionados y por mucho que los dirigentes quieran salirse de ellos nunca tendrán la aceptación que marcan con su asistencia y su apoyo los hinchas, que son quienes sustentan este deporte.Las dos finales de Supercopa y la final de la Copa del Rey dan motivo para una reflexión cuando nos estamos acercando al final de nuestra serie. El crecimiento del Sevilla FC bajo el mandato de José María del Nido ha sido espectacular.

Los cinco títulos conseguidos en tan corto espacio de tiempo llevan implícito un conocimiento futbolístico-empresarial de unas miras a largo plazo que hacen pensar que esas palabras que salen de la boca del presidente, "lo mejor está por llegar", provoquen que la ilusión no decrezca. El fútbol vive del resultado. Ahora bien, para llegar a él hace falta un proyecto sólido y solvente que tenga personas capacitadas para poder realizarlo.

Hoy por hoy, José María del Nido y su equipo al frente del Sevilla FC están demostrando esa idoneidad que ha llevado a la consolidación de un proyecto y a esos títulos tan necesarios para que una sociedad futbolística tenga solidez, prestigio y fuertes pilares para el futuro.

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