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Eclesiología y hermandades

La Cuaresma avanza inexorablemente hacia su cita en Jerusalén con La Borriquita. El jalón del Cabildo de Toma de Horas, celebrado el pasado domingo en la Capilla Real, con la asistencia de...

el 15 sep 2009 / 01:18 h.

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La Cuaresma avanza inexorablemente hacia su cita en Jerusalén con La Borriquita. El jalón del Cabildo de Toma de Horas, celebrado el pasado domingo en la Capilla Real, con la asistencia de hermanos mayores y diputados mayores de gobierno de nuestras hermandades y presidida por la jerarquía de la Iglesia, puede resumir en cierta forma el modelo de Cuaresma y de hermandades que estamos viviendo y al que tenemos que servir. Marco solemne, a los pies de la Patrona, liturgia clásica al uso en el desarrollo del acto, medida y rigor en lo formal y seriedad en el planteamiento de aquello que no deja de ser un acto protocolario. Porque lo que allí ratifica el Señor Vicario no es más que el trabajo responsable y serio de los delegados de día y sus respectivas hermandades. Es poner a las plantas de Nuestra Señora, La Virgen de los Reyes el compromiso de unos seglares, para mejor celebrar la Semana clave del cristiano, donde ocurre la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Los cofrades no paramos de reclamar nuestra mayoría de edad para decidir. Pero lo que tenemos que aclararnos es en que marco de Iglesia la queremos ejercer. Porque si cada vez que no se nos contenta en nuestras reivindicaciones iremos a llorar a instancias superiores demandando su autoridad, esa autoridad habrá que aceptarla en otros ámbitos. Por lo tanto tan importante será saber nuestros derechos como sus contrapartidas. ¿Qué Iglesia queremos?

Una Iglesia protagonizada y hasta exclusivizada en todos sus aspectos por el clero, los laicos no pasarían de ser unos miembros pasivos, simples receptores y beneficiarios de la acción sagrada de los ministros, destinatarios dóciles de sus enseñanzas, permaneciendo en un estado infantil, sin alcanzar la verdadera adultez cristiana. Es posible concluir diciendo, siguiendo a don Antonio Calero, que a una determinada eclesiología corresponde infaliblemente una determinada laicología. Éste es el momento. Para que cada Cuaresma no pierda el verdadero valor de disfrute y penitencia. Pongamos en claro las cosas. ¿Qué Iglesia queremos las hermandades? ¿El Cabildo de Toma de Horas es formal respeto de la función de cada vocación componente de esa Iglesia o pleitesía conformista?

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