El alcalde quiso escenificar ayer la conclusión de un exitoso primer año de Gobierno. Con pocos avances en los principales proyectos, retrasos en obras y sin grandes hitos, Alfredo Sánchez Monteseirín centró la defensa de su gestión en la austeridad, en los servicios sociales y en la reducción de la deuda.
"Ha sido un primer año de transición entre dos corporaciones municipales con la mayoría de progreso. Ha permitido la materialización de proyectos de periodos anteriores y que se sigan materializando otros muchos en los próximos años". Monteseirín reunió ayer a todo el equipo de Gobierno. Quiso escenificar unidad y estabilidad - "a prueba de bombas", según sus palabras- en el primer año de su tercer mandato, dos de los valores más destacados por el regidor a la hora de resumir su gestión.
A falta de proyectos concretos -salvo un decálogo que en su mayoría procede del anterior mandato- el alcalde subrayó los tres ejes básicos en los que se ha basado el trabajo realizado este año: la reducción del endeudamiento, la mejora de los servicios públicos y la acción social. Una argumentación preparada tanto en la cumbre de Doñana como en una reunión extraordinaria de la Junta de Gobierno y adornada musicalmente con letras de canciones de Chambao -Poquito a poco- o de Alejandro Sanz -No es lo mismo-, que sirvieron al primer edil para definir su estrategia este año.
Monteseirín se aferró al cumplimiento de estos tres objetivos para extraer una visión positiva y optimista del primer año de goberno. El primero de estos ejes, la austeridad y la limitación del gasto ha marcado el primer año de Gobierno, lo que ha permitido, entre otras cuestiones, una reducción de la deuda -más lejos ahora del límite legal-. Pese a esto, en la liquidación de las cuentas del mes de abril, sólo se logró un balance positivo por 56.000 euros, lo que deja al Ayuntamiento ante un complejo equilibrio. El alcalde aseguró que se contendrá el gasto para evitar un plan de saneamiento.
En cuanto a la mejora de los servicios públicos y la acción social, Monteseirín reiteró los argumentos expresados a finales del año pasado cuando se presentaron los presupuestos municipales: las políticas sociales concentran el 60% de la inversión -en una lectura transversal, díficilmente comparable con la del año anterior- y se han reforzado las cuentas de Tussam y Lipasam para que sigan con sus planes de ejecución de proyectos.
Pero al margen de estos tres ejes básicos, el balance no deja de ser el de un año de transición. No valen los plazos: "En el pasado mandatos sometimos a los ciudadanos a inconvenientes porque nos veíamos obligados a aprobar en un año las asignaturas de cinco, pero ahora no hay que agobiarse. Si tardamos más, pero lo hacemos mejor, no vamos a sacrificar por la ejecución de los plazos la calidad de ninguna obra". Hay Poco margen para la autocrítica -el culpó más a empresas adjudicatarias que a modificaciones en los proyectos introducidas por el propio Gobierno-, salvo alguna alusión a los errores cometidos: "Nos hemos equivocado en cosas que hemos dicho y que hemos hecho. Los que nunca se equivocan son los que no hacen nada".
Pero entre esos errores del mandato, Monteseirín no intruduce los factores externos que han marcado el año. Como las divisiones internas del PSOE o las elecciones autonómicas:"En absoluto han condicionado la labor de la Corporación".
Pese a este optimismo, el acto de ayer refleja una intención de reorientar la política municipal para afrontar definitiva los proyectos claves, que no han avanzado lo suficiente: el II Plan de Barrios, el Plan de Vivienda, la peatonalización, los aparcamientos, los pasos subterráneos...
