Algo olía mal desde que el jueves pasado el Betis anunciara que había llegado a un acuerdo con el semidesconocido Tamandani Nsaliwa, un mediocentro defensivo –precisamente uno de los puestos donde le sobran efectivos a la plantilla– malabo con pasaporte canadiense que llegaba de un equipo menor, el Lillestrom SK noruego, donde había jugado como cedido durante la temporada anterior, ya que pertenecía al AEK de Atenas.
Precisamente, el internacional canadiense había acabado contrato con el equipo griego y éste no había decidido renovarlo, por lo que iba a llegar libre a Sevilla. Pero desde el primer momento surgieron problemas que no hacían esperar que la operación llegara a buen puerto. Desde su llegada, comenzaron a surgir problemas con el reconocimiento médico, hasta el punto de que, tras ser analizado el viernes, los galenos verdiblancos decidieron que ayer pasara unas nuevas pruebas, ya que habían detectado ciertas anomalías cardiacas que querían confirmar con unas resonancias magnéticas más concretas. Así las cosas, en la mañana de ayer el doctor Calero decidió, tras ver los resultados, que el jugador debería pasar otro nuevo reconocimiento durante la tarde.Lo extraño del caso es que, en el comunicado que el Betis insertó en su web sobre las 21.30 horas de ayer, comenta que el punto de desencuentro ha sido el económico. “Tras varios días en los que se han estado manteniendo conversaciones con el futbolista y sus representantes, el club verdiblanco descarta la incorporación del mediocentro tras no alcanzar un punto en común. Ambas partes no han llegado a un acuerdo en cuanto a las cantidades económicas”, reza un escrito que da pie a las especulaciones, pues resulta bastante raro que anunciaran la incorporación hace una semana sin haber acordado las cantidades económicas.
Además, hay que tener en cuenta otros detalles que se han ido sucediendo durante los últimos días en el seno verdiblanco. En primer lugar, el hombre que trajo a Nsaliwa al Betis, el ‘oscuro’ director deportivo en funciones Carlos Bucero, se ha desvinculado en los últimos días del club de manera fantasmagórica, tal y como llegó.
Por su parte, Pepe Mel, entrenador verdiblanco, que lo que quería en principio era un mediocentro creativo, no tuvo problemas en reconocer en la concentración de La Manga que él no había pedido al malabo. “No debo valorar al jugador porque no lo conozco. Es un fichaje del club”, dijo el técnico madrileño, que ya no tendrá que esforzarse en encajar a Nsaliwa en su esquema de equipo.
De esta manera, el club anunció también anoche que redoblará esfuerzos para fichar a un hombre de similares características al malabo. Mientras, Luis Oliver se quedará sin “el pedazo de jugador” que anunció que era el ex del AEK.
