Economía

El Ifapa logra adaptar el ciruelo a las técnicas de producción ecológica

Una fruta tan delicada y sensible ante plagas y enfermedades como es la ciruela no suele cultivarse en Andalucía bajo técnicas ecológicas. El Ifapa, en cambio, ha logrado adaptarla.

el 15 sep 2009 / 05:24 h.

Una fruta tan delicada y sensible ante plagas y enfermedades como es la ciruela no suele cultivarse en Andalucía bajo técnicas ecológicas. El Ifapa, en cambio, ha logrado adaptarla, dentro de un proyecto de investigación que se desarrolla en el centro Las Torres de Alcalá del Río (Sevilla).

Se llama Prunus salicina y es menos friolera que la europea. Y como caliente es Andalucía, aquella se adapta mejor que ésta a sus tierras y, por tanto, produce más. Es la ciruela japonesa, sobre cuya producción ecológica ensaya el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (el Ifapa, adscrito a la Consejería de Agricultura) en el centro Las Torres, ubicado en Alcalá del Río.

Catorce variedades de ciruela nipona se plantaron hace ahora tres años en dos parcelas bajo técnicas de cultivos bien distintas: una ecológica, la otra integrada (semiecológica). La finalidad, contrastar sus respectivos comportamientos y aconsejar, pues, a los agricultores sobre la mejor opción. El contexto: la búsqueda de alternativas rentables a algunos de los cultivos tradicionales del campo regional pero que andan da capa caída, como el algodón y la remolacha. Y en esta labor de rastreo, cabe todo, incluso cómo adaptar almendros a terrenos de las marismas.

Antonio Daza, investigador del Área de Producción Ecológica y Recursos Naturales del Ifapa, explica que la ciruela japonesa es la única capaz de adecuarse a las características climáticas de Andalucía pues requiere "menos horas de frío [para la floración, el cuajado y la madurez del fruto] que la europea". En cuanto a la cosecha, arroja "un buen volumen de producción y rendimiento, con unas 30 toneladas por hectárea".

¿Novedadades de la investigación? Daza explica que la principal estriba en el análisis del comportamiento del árbol dentro de las técnicas agronómicas verdes (sin abonos ni pesticidas de origen químico), algo que no es habitual en los frutales de hueso, que son muy delicados y sensibles a plagas y enfermedades. "Este año ya empezaremos a obtener información sobre las variedades analizadas y sobre la calidad de la ciruela ecológica en comparación con la convencional".

Son catorce variedades comerciales más dos polinizadoras las que se han plantado y ya se atisban sus primeras cosechas, aunque aún son pequeñas, matiza Antonio Daza. En principio, el programa concluye en agosto de 2009, pero el investigador indica que requiere una prórroga de varios años porque su intención es desarrollar un patrón que se adapte a las distintas zonas y suelos andaluces, sean los arcillosos de la sevillana Vega del Guadalquivir, sean los arenosos de las marismas de Huelva, al tiempo que aplicar esta experiencia ecológica a otros frutales de hueso de gran arraigo en Andalucía, como el melocotón, la nectarina y el albaricoquero.

En concreto, se analizan parámetros relacionados con la calidad biológica del suelo, floración, parada invernal del cultivo, fertilización (uso de compost, abonos verdes) y la sensibilidad varietal a las distintas plagas y enfermedades, así como la calidad de la fruta (azúcares, acidez y firmeza, entre otros).

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