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El mirador de Sevilla

Desde Castilleja de Guzmán se divisa Sevilla y buena parte del área metropolitana. Una posición que el municipio quiere aprovechar para explotar el potencial del turismo de su privilegiado entorno paisajístico que será a partes iguales coto y oportunidad.Y es que esta población aglutina un patrimonio que otros municipios mayores para sí quisieran.

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Desde Castilleja de Guzmán se divisa Sevilla y buena parte del área metropolitana. Una posición que el municipio quiere aprovechar para explotar el potencial del turismo de su privilegiado entorno paisajístico que será a partes iguales coto y oportunidad.

Y es que esta población aglutina en sus apenas dos kilómetros cuadrados de término municipal, un patrimonio que otros municipios mayores para sí quisieran: con el Dolmen de Montelirio a la cabeza, que integra un yacimiento arqueológico mayor que se prolonga hasta la vecina Valencina de la Concepción. Sus tesoros se completan con el Dolmen del Señorío, los Jardines de Forestier y la Torre de Contrapeso, ambos declarados Bien de Interés Cultural (BIC).

Una riqueza que, no obstante, mantiene al municipio bajo la constante lupa de los conservacionistas que no ven con buenos ojos los planes de crecimiento para los próximos años, a la vez que exigen mayor protección para el patrimonio.

Éste es el reto al que se enfrenta el Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán, el de crecer a la vez que cuidar su entorno, y por eso enarbola la bandera de la sostenibilidad con el proyecto denominado Ecovilla. En el mismo contemplan una serie de medidas para el fomento del uso de energías renovables como viviendas bioclimáticas, farolas fotovoltaicas, vehículos a biodiésel y rebajas de impuestos para los hogares con menor consumo y que empleen energía solar.

Pero el municipio no quiere renunciar a crecer y para ello, los técnicos municipales revisan en la actualidad el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que fue paralizado por la Consejería de Obras Públicas, tras constatar que sus previsiones superan los límites impuestos por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA).

Proponían la construcción de 1.237 viviendas, que generarían una subida poblacional de 3.340 nuevos vecinos, en un pueblo donde hoy día residen poco más de 2.600. Tienen previsto reducir esta previsión hasta sólo 400 viviendas. Igualmente, desde Obras Públicas se llama la atención sobre la necesidad de reservar suelos para la implantación de industrias, ya que en el PGOU se apuesta exclusivamente por el turismo.

De hecho, éste es uno de los sectores en el que más esperanzas tiene puestas el municipio tras la concesión de un área de oportunidad para este fin, la única por ahora contemplada en el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus).

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