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El padre del parricida retiró la orden de alejamiento a su hijo en octubre

La orden de alejamiento que el parricida de Los Pajaritos tenía sobre su padre, no estaba en vigor porque éste la retiró. El juzgado archivó la denuncia por petición de la víctima.

el 20 nov 2009 / 21:10 h.

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La Policía inspeccionó todo el local palmo a palmo en busca de pruebas que le llevaran hasta el autor del crimen.

La orden de alejamiento que pesaba sobre el parricida de Los Pajaritos no estaba en vigor cuando el jueves degolló a su padre, un hombre de 45 años que regentaba el bar Ruiseñor, porque el juzgado la había retirado a petición de la propia víctima hace poco más de un mes. Rafael Campos confió demasiado en el joven, con el que venía manteniendo constantes dispuestas por dinero, decidiendo retirar la orden de alejamiento impuesta a su hijo a raíz de una denuncia que le interpuso en agosto. El pasado 5 de octubre fue a quitarle la denuncia y la orden porque habían hablado y él "ya no le iba a molestar más", según consta en su comparecencia judicial, a la que ha tenido acceso este periódico.

Rafael denunció a su hijo porque habían tenido una discusión después de que el joven, según relató la propia víctima en el Juzgado de Guardia, le pidiera "dinero porque estaba metido en la droga". Ese día José Carlos se presentó en casa de su padre y le llamó "cabrón e hijo de puta" porque no le daba lo que le reclamaba, tras lo que le golpeó. Entonces, Rafael le denunció y el juez le interpuso una orden de alejamiento al joven, aunque nunca se le pudo notificar porque desapareció al saber que su padre le había denunciado.

Dos meses después, el padre acudió al Juzgado de Instrucción número 18, que es el que investigaba la denuncia por un delito de violencia doméstica, y explicó a los funcionarios que su hijo había ido a su casa y que le había enseñado la orden de alejamiento. Ambos estuvieron hablando de la situación y el joven le dijo que no iba a volver a molestarlo. Por ello, decidió pedir el archivo de la causa porque "no quería llegar a juicio", sin saber que unos 40 días después José Carlos iba a incumplir su promesa y que esa oportunidad que le dio iba a acabar costándole la vida.

Primer sospechoso. El brutal crimen ocurrió a primera hora de la mañana del jueves, pasadas las 7.15 horas. Inicialmente parecía que se trataba de un atraco, aunque la Policía desconfió desde un principio, ya que a esa hora la caja aún estaría vacía. Rápidamente las sospechas se centraron en el joven, que fue detenido unas cinco horas después de cometer el crimen, ya que el día antes se le había visto merodeando por el bar y preguntando por su padre.

La Policía también sabía que José Carlos había tenido una orden de alejamiento de su padre e incluso se puso en contacto con los juzgados mientras intentaban localizarlo para saber si la misma aún seguía vigente. Además, el joven tenía antecedentes penales por robo, robo con violencia y por un delito contra la seguridad del tráfico, por lo que estaba ya fichado.

Las pruebas localizadas en el local y en los alrededores confirmaron estas sospechas, ya que se hallaron sus huellas en el bar y en una mancha de sangre sobre un Ford Focus de color gris claro que estaba aparcado en la calle Cigüeña, justo a la espalda del local. En su huida, el parricida pasó por allí y debió apoyar las manos, que las llevaba ensangrentadas tras el forcejeo con su padre. Algunos testigos dijeron a la Policía que el joven portaba el cuchillo con el que le asestó numerosas puñaladas y cortes a Rafael. Una de ellas le abrió la garganta, que fue lo que le causó la muerte poco después.

La agresión se produjo después de que José Carlos se quedara a solas en el bar con su padre. Los primeros indicios apuntan a que discutieron porque el joven le volvió a pedir dinero. El joven le agredió y su padre intentó defenderse, pero le asestó varias puñaladas, que Rafael intentó repeler como demuestran los cortes que tenía en las manos, en la espalda, abdomen y en el cuello, tras lo que cayó al suelo en un charco de sangre.

 

El joven ha confesado el crimen ante la Policía

José Carlos prestó ayer declaración ante la Policía a las 24 horas de su detención, asistido de un abogado de oficio. Según confirmaron fuentes policiales, el joven de 20 años admitió a los agentes que cometió el crimen que acabó con la vida de su padre.

El presunto parricida fue detenido el jueves poco antes de las 13.00 horas, unas cinco horas después de huir del escenario del crimen, dejando un reguero de sangre y huellas a su paso. Los agentes encargados de la investigación del crimen no le tomaron declaración hasta ayer para poder terminar antes todas las diligencias necesarias. En principio, el presunto parricida pasará hoy a disposición judicial, aunque la Policía aún podría agotar las 72 horas legales para llevar a un detenido ante el juez, si aún queda algún aspecto por cerrar de la investigación del crimen.

Según los familiares y amigos de Rafael, las discusiones con su hijo mayor eran habituales y algunos de ellos ya sospechaban que tras la muerte de su padre pudiera estar él. El entorno de la víctima describe al hijo de Rafael como "un buen chico" y atribuye su actitud problemática a las "malas compañías que frecuenta en el barrio", pues "se junta con gente que vende droga".

Rafael, en cambio, era descrito por todos como "muy buena persona". De hecho, en los tres meses que llevaba con el bar había logrado una importante clientela. Este hombre de 45 años, divorciado y padre de dos hijos, residía en Madre de Dios y siempre se había dedicado a la hostelería. Antes de abrir el bar Ruiseñor regentó otro en Luis Montoto.

 

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