María del Sol casi se mete debajo del palio para hacerle la foto a su Virgen. Su cámara parece de juguete, pero hace fotos de verdad, "después se ven en el ordenador", comenta tímidamente. "Fue un regalo de los Reyes porque es buena estudiante". Tiene siete años y puede presumir de ser la primera en llevar el nombre de la dolorosa del Plantinar. "Sí, porque es María del Sol, no Marisol", aclara su madre, María Elena Martínez.
Sus padres se conocieron en la hermandad, él lleva 25 años de costalero del Varón de Dolores y ella se ha volcado con la hermandad de su barrio y no descarta ayudar en lo que le pidan: "Una vez me comentaron la posibilidad de ser camarera de la Virgen. A mí me encantaría", pero, de momento, la emoción no le deja hablar y la benjamina de la casa, María Elena, reclama la atención de su madre.
En una de sus instantáneas María del Sol ha logrado sacar un magnífico plano del cirio votivo que forma parte de la candelería de la dolorosa que le dio el nombre. También en el primer paso un codal verde reza "Dar para recibir". La hermandad se ha volcado con la causa, sobre todo los costaleros.
José Pérez Bernal, coordinador de trasplantes de Sevilla, y Eva Díaz, trasplantada de hígado, junto a su hijo Fernando, han tenido el honor de llamar al martillo del paso alegórico del Plantinar. La dedicatoria era fácil: por los donantes y sus familias, por las personas que están esperando un órgano.
El sacerdote y pregonero Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp se fotografía también con el carnet de donante ante la dolorosa y es que la hermandad está decidida a sensibilizar a todos con la causa. Los costaleros, que fueron los primeros en recibir la charla de la Unidad de Trasplantes -"había que verles la carita cuando le contamos que Antonio Puerta había donado los riñones y las córneas"-, repartían ayer estampas con la foto de su Cristo y con la invitación "hazte donante" en el reverso. Hasta su papeleta con los relevos llevaba la foto de la cuadrilla al completo con su tarjeta de donantes.
Entre tanto, los nazarenos van saliendo por la puerta principal de la parroquia de San Diego de Alcalá en absoluto silencio, la nube de monaguillos han hecho las delicias de los vecinos que se han congregado en la puerta de la estructura que alberga los pasos y la saetera del balcón de esquina de la Plaza del Aljarafe ha templado la voz para completar el rezo de la banda del Sol.
