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"Escuchamos la explosión del cohete, pero no los gritos"

Uno de los acusados de herir a una mujer con un artefacto explosivo en la Navidad de 2006 asume la autoría de los hechos.

el 11 mar 2010 / 20:06 h.

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"No escuchamos gritos. Huimos porque un hombre nos recriminó con insultos por tirar el cohete y no queríamos pelea". Era la Navidad de 2006, Francisco Javier y Rubén se habían conocido esa misma mañana tras pasar toda la Nochebuena bebiendo "copas y cerveza". Los dos acabaron en las inmediaciones del parque Federico García Lorca, muy cerca de la avenida Ramón y Cajal, donde lanzaron un cohete que acabó impactando en una mujer que en ese momento pasaba por la calle. Le destrozaron el brazo y el provocaron lesiones en la cara. Minutos después eran detenidos.

En el juicio de ayer, que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 3, los dos aseguraron que cuando lanzaron el cohete "no había nadie en el parque", aunque tanto los policía locales que atendieron a la víctima como varios testigos dijeron que "estaba lleno de gente porque era Navidad y había muchos padres con sus hijos", señaló un agente.

En sus declaraciones ambos acusados, para los que la Fiscalía pide penas de tres años de cárcel y siete años y medio la acusación particular, insistieron en que sólo uno de ellos fue el que lanzó el cohete y que fue una tercera persona la que prendió la mecha del cohete "cuando le pedí fuego", señaló uno de los jóvenes, Rubén D. Sin embargo, el agente que lo detuvo dijo que le encontraron cuatro mecheros.
Francisco Javier O., el otro acusado, insistió en que desconocía que su compañero llevaba en el maletero del coche un cohete, negando también que fuera él quien le incitara a lanzarlo, pese a que le comentó que "tenía ilusión por ver cómo funcionaba un cohete" porque entonces "ya lo había sacado del coche".

Los dos coincidieron en que Rubén lanzó "hacia arriba" el cohete sujetándolo con la mano y que la trayectoria que siguió éste fue "una parábola", cayendo tras la valla del parque y negando que manipularan la varilla para que cambiara de dirección. Ambos jóvenes, de 23 y 25 años, dijeron que no pudieron ver que impactó en una mujer por "la abundante vegetación". Escucharon el ruido de la explosión y acto seguido vieron como un hombre "nos recriminaba con insultos". Los dos relataron que fue la actitud "agresiva de esta persona" lo que les hizo marcharse del lugar porque "no queríamos pelea". "No escuchamos los gritos de nadie. Si hubiéramos escuchados los gritos de una persona quejándose hubiéramos ido para ver qué pasaba".

Los dos se marcharon del lugar en su vehículo, un BMW de color negro, con el que se cruzó una patrulla de Policía Local. "Me dio la impresión de que algo habían hecho porque iban muy deprisa", dijo uno de los agentes. El patrullero, que oyó la explosión del cohete, fue detenido por varios testigos. Uno de los agentes acudió a auxiliar a la víctima, según relató en el juicio, mientras que otro recabó los datos de lo ocurrido, entre ellos la matrícula del vehículo.
Fue así como la Policía pudo detener a los dos jóvenes a los pocos minutos. "Dieron la matrícula por radio y resultó que su propietario vivía en la avenida Ramón y Cajal, de la que estábamos muy cerca". Cuando la Policía llegó a casa de Rubén, éste estaba entrando en el garaje con su coche. "Primero negó los hechos, pero luego reconoció que había tirado un cohete". En su casa, el joven tenía ocho cohetes más que había comprado en Umbrete.

El juicio continuará el 7 de abril, ya que ayer tuvo que ser suspendido al no haber sido citado el forense y un agente.

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