La catástrofe ocurrida en la central nuclear de Fukushima el pasado 11 de marzo ya se puede equiparar a la ocurrida en Chernóbil (Ucrania) en 1986 , después de que el Gobierno de Japón elevara de cinco a siete -en la escala INES, siendo siete el máximo- la intensidad del accidente.
Ante esta nueva situación, la Agencia de Seguridad Nuclear nipona (NISA, por sus siglas en inglés) matizó que ambos accidentes son distintos pese a compartir el nivel de alerta, ya que en Fukushima no se ha producido una fuga masiva de radiación, como sí ocurrió en Chernóbil. Y concretó que las emisiones de la central japonesa apenas representan un 10% de las producidas en la ucraniana. Mientras, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), encargada de la gestión de la planta nipona, advirtió de que la radiación emanada de sus instalaciones sí podría llegar a superar a la detectada en Chernóbil, aunque todavía no ha sucedido. En esta línea, el ministro de Ciencia y Tecnología japonés confirmó, según El País , que se han detectado cantidades pequeñas de estroncio, un metal extremadamente radiactivo que puede provocar leucemia.
La NISA y la Comisión de Seguridad Nuclear de Japón calculan que la radiación acumulada es de entre 370.000 y 630.000 terabecquerelios. Lam Ching Wan, químico patólogo de la Universidad de Hong Kong y miembro de la Junta Americana de Toxicología, consideró que "si ésa es la radiación total emitida desde que se produjo el primer escape hasta ahora, es una cantidad muy importante". "Sin duda, es algo muy malo. Es casi una décima parte de la radiación de Chernóbil en un mes", añadió Lam, que explicó que este dato "significa que se han causado daños a la tierra, los ecosistemas, el agua, los alimentos y las personas".
Las autoridades han tenido que ampliar la zona de evacuación, que antes cubría 20 kilómetros a la redonda desde Fukushima, y han instado a los niños, a las mujeres embarazadas y a los pacientes hospitalizados a no estar a menos de 30 kilómetros de la central. "La amenaza por la radiación está ahí y debería haber un sistema nacional de vigilancia de la radiación por motivos de salud", afirmó Lam.
También el foro de la Industria Nuclear española observó varias "diferencias" entre el accidente de Fukushima y el de Chernóbil, aunque en este último caso la máxima clasificación se debió a la destrucción total del reactor y a las graves consecuencias de contaminación y dosis de radiación a grandes distancias de la planta. Según el Foro Nuclear las diferencias entre los dos accidentes estriban en la tipología del reactor, el origen y causa del accidente; las consecuencias inmediatas; los acontecimientos posteriores; y los efectos en la contención de los reactores. Concretamente, los expertos señalaron que la base para reclasificar la calificación provisional de nivel 5 para los reactores 1, 2 y 3 ha sido la emisión de radiactividad al exterior.
Por ejemplo, el Foro explicó que el reactor de Chernóbil era de grafito y refrigerado por agua en ebullición, mientras que los tres de Fukushima están moderados y refrigerados por agua en ebullición. Además, el origen del accidente de Chernóbil se debió a errores básicos en el diseño y en la operación que dejaron fuera de servicio "voluntariamente" varios sistemas de seguridad para realizar un experimento, por lo que el reactor estaba en operación en el momento del accidente y éste se encontraba dentro de un edificio convencional que carecía de estructuras de contención.
En cambio, añadió el Foro Nuclear, el siniestro de Fukushima sucedió al producirse el terremoto de 9 grados -que ha provocado ya más de 13.000 personas muertas y 14.000 desaparecidas- y los tres reactores que estaban en operación pararon de forma automática, al tiempo que el reactor número 4 estaba en parada por mantenimiento y las unidades 5 y 6 también estaban inutilizadas y separadas de todas las demás.
Respecto a las consecuencias, en Chernóbil los errores de operación y una combinación inestable del caudal de agua de refrigeración y la situación de las barras de control provocaron una elevación incontrolada de la potencia generada por la fisión nuclear en unos tres segundos. El combustible se fundió y reaccionó "violentamente" con el agua, originando una onda de presión que destruyó el núcleo.
