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Hay otra Sevilla, y habla inglés

En el estado de Ohio existe una pequeña localidad rural, famosa por sus gigantes, que comparte nombre con la capital hispalense.

el 16 ago 2014 / 21:39 h.

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Sevilla Americana 08Por más que muchos se empeñen en proclamar que Sevilla sólo hay una, lo cierto es que existen varias en el mundo, principalmente en Hispanoamérica y Filipinas. Pero la más diferente de todas, la única Sevilla que sólo habla en inglés –y de hecho, escribe su nombre en el idioma de Shakespeare– es una pequeña villa rural que se sitúa en el estado norteamericano de Ohio, concretamente en el condado de Medina. Rodeada de verdes praderas y pequeñas urbanizaciones de casitas al más puro estilo made in USA, esta localidad eminentemente ganadera no está acostumbrada ni pensada para el turismo, aunque ofrece peculiaridades que la convierten en un interesante –aunque breve– posible destino de verano. El caso de Ohio es más que llamativo, ya que este estado se presenta repleto de poblaciones con nombres de capitales europeas, creadas a lo largo del siglo XIX, como Toledo, Berlín, París e incluso Londres. Esto se debe a que durante su fundación, las autoridades ohionesas requirieron de una enorme mano de obra para construir los caminos y canales de la región, por lo que necesitaron captar inmigrantes de Europa. Las nuevas ciudades querían resultar atractivas a estos nuevos pobladores delViejoMundo, a fin de estimular sus economías. Por ello, muchos lugares se bautizaron con nombres de localidades de aquellas naciones de las que provenían estos ciudadanos. Y no hay que olvidar que la capital hispalense, aunque muy venida a menos en aquella etapa decimonónica, había sido durante siglos el epicentro del mayor imperio jamás conocido hasta entonces. Sevilla Americana 07En el caso de Seville, se antoja imposible dar con el motivo que llevó a sus fundadores a escoger este nombre.En su pequeño ayuntamiento desconocen la razón y, entre sus ciudadanos, es difícil encontrar a alguno que sepa si quiera dónde está la urbe original. Tampoco en sus calles hay referencia alguna a las raíces andaluzas. Este municipio tiene una superficie de 6.74 kilómetros cuadrados, por lo que más que un centro urbano, posee una única vía principal. Su avenida de la Constitución se llamaWashington Street, una calle jalonada de pequeños comercios y numerosas tiendecitas de antigüedades. Apenas hay movimiento por las tardes, aunque algunos locales permanecen abiertos. Becky es la propietaria de Seville Sweet Shop, una heladería que ofrece los sabores clásicos americanos. Accede a atender a El Correo a regañadientes. Reconoce que no sabe por qué su pueblo se llama Seville e ignora de la existencia de una ciudad hermana en España. A la tercera pregunta que pone en evidencia su desconocimiento, corta rápidamente: «Lo siento, esta es mi compañía y no tengo tiempo», espeta a pesar de no verse apenas clientes en su puesto. La amabilidad sevillana también es diferente a este lado del charco. Cambiamos de calle, cruzando sobre las vías de un ferrocarril que atraviesa la población como si fuera una suerte de Metrocentro. Hanish regenta la tienda Seville Pantry. Con mucha más simpatía admite que no sabe nada sobre la Sevilla de Europa, pero presume con orgullo que su ciudad, que es «famosa» en todoEEUU. «Esta villa cuenta con un hecho histórico que la hace conocida. Los gigantes». Efectivamente, las referencias a estos personajes enormes se reparten por toda la geografía de la localidad.De hecho, en el cartel de bienvenida a la población ya aparece el sobrenombre de este pueblo: «A gigant of a Village». Los gigantes que hacen popular a Seville fueron una pareja formada por el capitán Martin Van Buren Bates y su esposa Anna Haining Bates –considerada una de las mujeres más altas del mundo–, que medían 2,59 y 2,40 metros, respectivamente, y vivieron eneste municipio a finales del siglo XIX. Ella murió en 1888, a los 41 años de edad. Tan extrañas eran sus medidas, que su marido encargó a Cleveland (Ohio) un ataúd de la talla de su esposa, pero el fabricante le envió uno de tamaño estándar, lo que retrasó el funeral. Las tumbas de ambos reposan enterradas en el sevillano cementerio Mount Hill, lugar que es señalado por la mayoría de los vecinos como la principal atracción turística del pueblo. La relevancia de esta pareja es tal que al acceder al interior del Ayuntamiento de Seville, un edificio de arquitectura típicamente americana, levantado en madera en 2006 –bajo el mandato del alcalde Conrad Sarnowski–, recibe al visitante en el vestíbulo una foto en sepia del singular matrimonio. Allí también luce en un lugar destacado, en un cuadro que cuelga de la pared, el censo de la ciudad, fruto del recuento realizado por el Estado de Ohio en 2010. Según este documento, Seville tiene 2.296 habitantes, lo que le otorga la categoría de village, tal y como rubrica el secretario de estado ohionés, Jon Husted. Este Consistorio, o Municipal Building, que en nada recuerda al de la Plaza Nueva, no parece demasiado grande. Sólo alberga algunas oficinas y un salón de plenos. Y curiosamente nunca cierra sus puertas, aunque sus trabajadores no se encuentren allí. Pero política al margen, en lo que sí resultan muy similares las dos Sevillas es en la gran presencia de templos que recorren ambas ciudades. Aunque en el caso de Ohio, las iglesias –mucho más modestas– se reparten entre una infinidad de religiones, mayoritariamente protestantes. Donde no hay tanta variedad es en las etnias. El 96,86% es población blanca. Sólo el 1.52% son hispanos o latinos. Y es que, pese a su nombre, poco español se escucha en esta villa de gigantes, a excepción del principal restaurante que se erige en el centro del pueblo: El Patrón. Pero aquí no encontrará ni tapas, ni medias raciones ni nada parecido. Nos encontramos ante un mexicano, conocido por su famoso Taco Tuesday, día en el que «you can eat all for 7,99 $» –puede comer lo que quiera por 7,99 dólares–. Ya a las afueras se encuentra la zona más residencial de la población.Son los famosos y codiciados suburbios norteamericanos, una concepción de la vida urbana muy diferente a la tradición intramuros que rige enEuropa. Allí se disponen decenas de casitas, la mayoría cortadas por el mismo patrón. En el jardín de una de ellas se encuentra LynaCoe, tomando un vino blanco sobre el césped junto a su marido, su hija y su perrita Chichi, de la que comenta entre risas que sabe «que el significado del nombre es malo en español». De la Sevilla original sabe que se encuentra enEspaña –duda de si en el norte o el sur–, país del que conoce la Tomatina y los sanfermines. Pero sobre flamenco, sevillanas, Feria de Abril, SemanaSanta,la Macarena, las setas de la Encarnación o el próximo rodaje de Juego de Tronos no ha escuchado hablar en su vida. «Yo soy natural de Seville.Llevo aquí toda mi vida y la verdad es que nadie comenta nunca nada de la Sevilla española, ni estudiamos en el colegio por qué el pueblo se llama así». Sin embargo, asegura que le encantaría viajar a la capital hispalense original. También invita a los otros sevillanos a atreverse a conocer su localidad. «Somos un lugar pequeñito, pero con mucho encanto, y lo mejor es la gente, muy amistosa y cercana. Merece la pena venir».

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