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Kirguizistán pide ayuda aunque cree que el conflicto "amaina"

Solicita tropas de paz a Moscú mientras 275.000 personas han dejado sus casas.

el 15 jun 2010 / 20:13 h.

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Una familia llora junto al cádaver de un familiar asesinado durante los violentos choques étnicos.

El Gobierno provisional de Kirguizistán afirmó ayer que el conflicto étnico en el sur del país, en el que han muerto más de 170 personas, "está amainando", pero insistió en pedir a Rusia el envío de fuerzas de paz. "El conflicto en Osh y Jalal-Abad está amainando y el Gobierno provisional confía en que se mantendrá esta tendencia", dijo la presidenta interina, Rosa Otunbáyeva, en la capital, Biskek, sobre los enfrentamientos entre kirguises y uzbekos en el sur del país que ya ha provocado el desplazamiento forzado de 200.000 personas dentro del país y el exilio de 75.000.


Por primera vez desde el pasado día 11, cuando estalló la violencia, ayer en Osh y Jalal-Abad no se registraron nuevos actos de violencia e incluso abrieron algunos comercios, aunque continúa la tensión y las calles siguen cortadas con barricadas y patrulladas por militares y policías, según la agencia Akipress. Al mismo tiempo, Otunbáyeva dijo que las autoridades negocian con el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, "la introducción de tropas para separar a los bandos enfrentados porque el decreto que autoriza el uso de las armas contra los provocadores no se cumple plenamente", de acuerdo con la agencia rusa Interfax.


Para Otunbáyeva, los sangrientos incidentes han demostrado que "el Ejército kirguís no tiene suficientes fuerzas" para controlar totalmente la situación, mientras los efectivos de Interior "están desmoralizados". Agregó que algunos funcionarios, partidarios del depuesto presidente Kurmanbek Bakíev, "sabotean" las decisiones del Gobierno provisional, por lo que las nuevas autoridades han tenido que llamar a filas a los reservistas.


La presidenta subrayó que la tarea de las tropas de paz, además de servir de fuerza de interposición, sería vigilar instalaciones estratégicas, como plantas hidroeléctricas y puentes.
Las autoridades kirguises consideran que los choques étnicos fueron provocados por el clan Bakíev, que tiene muchos partidarios en el sur, mientras que la numerosa minoría uzbeka local respalda al Gobierno provisional, y temen que la violencia se extienda al norte del país y a la capital. El sábado, la líder kirguís anunció que había solicitado a Rusia el envío urgente de fuerzas de paz.

El Kremlin respondió que consideraba el conflicto en Kirguizistán un "asunto interno" de ese país centroasiático de 5,3 millones de habitantes, aunque se mostró abierto a que la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) estudie la solicitud de Kirguizistán


más fallecidos. Además, la presidenta Otunbáyeva admitió que el número real de muertos puede ser mucho más elevado que el de los partes oficiales, que ayer cifraron las víctimas de los choques étnicos en 178 fallecidos y 1.866 heridos, de ellos 836 hospitalizados. La víspera, representantes de la minoría uzbeka cifraron en 700 los muertos en los enfrentamientos sólo en Jalal-Abad. "Puedo creer que haya habido 700 muertes", dijo Otunbáyeva al explicar que, según la tradición musulmán, la gente entierra inmediatamente a sus difuntos sin pasar por el hospital.

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