Algunos pesos pesados de la plantilla lo venían advirtiendo hace semanas pero ayer uno de los capitanes, Álvaro Negredo, lo dijo alto y claro: La plantilla echa de menos el calor de la grada y pidió que el coso sevillista vuelva a ser aquel que rugía contra los rivales y llevaba al equipo en volandas hacia el triunfo.
El estadio Ramón Sánchez-Pizjuán siempre ha estado considerado como uno de los recintos más calientes de la Primera División. Y el calor que aportaba la afición subió sustancialmente de temperatura a raíz de la época dorada de los seis títulos. Ya no animaba únicamente la grada baja de Gol Norte sino que todo el estadio al unísono era capaz de llevar en volandas al equipo. Un valor intangible que disfrutaba el club y que, a buen seguro, era capaz de aportar valiosos puntos al final de cada temporada.
Los visitantes rivales siempre declaraban antes de visitar el estadio de Nervión que el aliento del público les hacía pasar verdaderos apuros sobre el césped. Así lo reconoció en estas mismas páginas el defensa Alberto Botía hace unas semanas al confesar que cuando jugó aquí como visitante defendiendo al Sporting de Gijón le temblaban las piernas. Y Negredo, en la misma línea, reconoció ayer en los medios oficiales del club que mientras militaba en el Almería daba los partidos por perdido antes de jugar por la enorme presión que metía el público a los jugadores rivales, aunque en una ocasión se llevó al gato al agua y logró una victoria por 1-4. Para desgracia del sevillismo, los decibelios en el estadio han descendido de tal manera que en ocasiones se escuchan perfectamente las órdenes y gritos que se dan los jugadores durante el partido. Por este motivo, el capitán sevillista lanzó ayer un SOS a la afición reclamando un apoyo que en la mayoría de las ocasiones que los futbolistas saquen fuerzas cuando apenas quedan. "Los necesitamos porque son una parte importante", pidió ayer el máximo goleador sevillista.
Para determinar por qué la Bombonera ha perdido tanto fuelle habría que examinar varias circunstancias y determinar por qué el sevillista ha dejado de dar tanto calor al equipo. La primera de ellas es el conflicto que desde el pasado verano mantiene el presidente, José María del Nido, con el grupo Biris Norte. El sector más radical del Sevilla únicamente ha acudido a dos partidos esta temporada (Betis y Valladolid) y ya han anunciado que no volverán como grupo hasta que desaparezcan todas las medidas de control de acceso a la zona que tradicionalmente ocupan.
Esta reflexión tampoco debe pasar por alto los horarios que está sufriendo el Sevilla, un habitual de las diez de la noche así como de los lunes y viernes. La sangría de asistencia al estadio también tiene relación directa con la crisis económica y el descenso de abonados. No obstante, el partido ante el Málaga de la pasada temporada también fue a las 22.00 horas y citó en el estadio a 35.000 personas, 13.000 más que el pasado sábado. Por último, que el público sevillista anime menos también guarda relación directa con los malos resultados del equipo. Lógicamente, es más fácil que el estadio anime cuando el juego es brillante pero tal como se está desarrollando la temporada habrá que ver quién da el primer paso, si la afición o los jugadores.
