La Iglesia entró ayer en campaña con una jornada en defensa de la familia cristiana que derivó en todo un acto en contra del Gobierno, del que se criticaron varias de sus leyes sociales. Los obispos llegaron a decir que la democracia está en peligro e incluso que la ley en España va por detrás de los Derechos Humanos.
Las alusiones al divorcio exprés, al aborto y a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, así como la defensa cerrada de una familia que, a juicio de la Iglesia, está en peligro en España, protagonizaron ayer el acto Por la familia cristiana, celebrado en la madrileña plaza de Colón. A la jornada acudieron cientos de miles de personas, hasta dos millones según la organización.
Unos 40 obispos, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, asistieron a este acto en el que se lanzaron numerosas consignas contra el Gobierno. Uno de los más duros fue el arzobispo de Valencia, cardenal Agustín García-Gasco, quien alertó de que los ataques a la familia cristiana no respetan la Constitución y conducen "a la disolución de la democracia". "La cultura del laicismo radical es un fraude y un engaño, no construye nada, sólo desesperanza por el camino del aborto y del divorcio exprés", ha añadido.
No se quedó atrás el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que en el acto litúrgico criticó que se relativice la idea de la familia y el matrimonio "entre varón y mujer". Lamentó, además, que el ordenamiento jurídico español esté dando marcha atrás respecto a lo que la Declaración de los Derechos Humanos "reconocía y establecía: la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado". En este sentido, prosiguió, "ni las personas particulares ni la autoridad del Estado pueden manipular a su gusto los orígenes, la naturaleza y las propiedades esenciales" de la familia o el matrimonio, unión que "viene determinada por Dios".
"legislación injusta". En la misma línea el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, señaló que las familias están siendo sacudidas en sus cimientos por "graves amenazas" mediante legislaciones "injustas e inicuas". En un tono mucho más moderado, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, ha negado que la familia tradicional sea una institución "antigua o trasnochada", y ha defendido su vigencia "ayer, hoy y mañana".
En un escueto mensaje a los reunidos en la madrileña Plaza de Colón retransmitido vía satélite, y tras el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma, el Papa Benedicto XVI subrayó que "vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio", que ha definido como "la unión indisoluble entre un hombre y una mujer". Esta última ha sido una de las frases que más se ha escuchado entre los intervinientes del encuentro, que ha durado cuatro horas.
Durante el encuentro también tomaron la palabra líderes de diferentes movimientos cristianos, como el Foro de la Familia, cuyo presidente, Benigno Blanco, pidió a los padres que asuman la responsabilidad de educar a sus hijos y no dejen su "cabeza y corazón" en manos de otros y "menos en las del Estado", en alusión directa a la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. El fundador del movimiento Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, denunció que en toda Europa los Gobiernos "ateos y laicos" pretenden destruir a la familia y quieran hacer creer que esta institución "no va a ninguna parte".
