Economía

La Junta manda rastrear cuántos olivares hay de alto rendimiento

En medio de la caída de precios que soporta el sector y el desembarco de grandes envasadoras de aceite de oliva en el negocio del olivar intensivo, la Junta está registrando los datos sobre las plantaciones para calibrar qué impacto tendrán en las cosechas futuras.

el 16 sep 2009 / 01:00 h.

En medio de la caída de precios que soporta el sector y el desembarco de grandes envasadoras de aceite de oliva en el negocio del olivar intensivo, la Junta está registrando los datos sobre las plantaciones para calibrar qué impacto tendrán en las cosechas futuras.

No hay datos y la Consejería de Agricultura los quiere saber para proyectar en el futuro qué cosecha de aceite de oliva se obtendrá en Andalucía y a qué habrá de atenerse el sector productor y envasador. Su titular, Martín Soler, ha dado orden de indagar y registrar las plantaciones de olivar intensivo (árboles muy juntos y en regadío y, por tanto, con mayores rendimientos).

Dos claves en ese mandato. La primera, el desembarco de grandes compañías envasadoras, con el grupo SOS, propietario de la marca Carbonell, a la cabeza, que tratan de asegurarse la cosecha sin altibajos en los precios. La segunda, la crisis actual que soportan los productores, al haberse derrumbado las cotizaciones en origen del oro verde y que ven peligrar, asimismo, la supervivencia del olivar tradicional, que es el más antiguo y menos rentable y que, en determinadas zonas, en especial las de serranía, desempeñan una importante labor medioambiental, impidiendo la erosión de los suelos.

La recopilación de estos datos, según indicaron fuentes de las envasadoras y confirmaron las de la Consejería, se está realizando vía telefónica, con llamadas a las empresas especializadas en diseñar y acometer ese tipo de plantaciones intensivas y a las organizaciones profesionales del olivar.

Hasta ahora, no se las había tenido en cuenta pese a su crecimiento, pero la rebelión de las asociaciones agrarias, en especial de UPA y COAG, ha precipitado el interés de la Consejería en averiguar las dimensiones de este olivar de alto rendimiento y elaborar simulaciones sobre qué impacto tendrán en el volumen de las cosechas venideras.

Y es que el campo español se ha acostumbrado a producciones superiores al millón de toneladas de aceite de oliva (llevamos tres campañas consecutivas y la próxima va por idéntico camino). Si en años pasados el mercado la absorbía, siempre con un excedente asumible, la crisis económica actual ha retraído el consumo de esta grasa en favor de otras más baratas, como la de girasol, y la proliferación de marcas blancas (etiquetas de las cadenas comerciales) están incidiendo en la bajada del precio final y, por tanto, ejerciendo presión sobre las cotizaciones que se pagan al agricultor (cuando realiza sus entregas a las cooperativas y a las almazaras).

A estas dos circunstancias se agrega, además, la creciente competencia de otros países extracomunitarios del arco mediterráneo, principalmente de Marruecos, Túnez, Argelia y Turquía, aunque también del vecino Portugal y su expansión olivarera en las cercanas regiones de Algarve y Alentejo.

Aunque en Andalucía hace ya una década que se trabaja con el olivar intensivo (también llamado en seto, pues los árboles se disponen en hileras, con una escasa distancia entre unos y otros y siempre pensando en sacar el máximo provecho al suelo y al agua, así como en una recolección mecanizada de la cosecha), el mayor impulso vino de la mano del principal grupo aceitero del país, SOS.

En efecto, hace dos años adquirió la mitad de la empresa cordobesa Todolivo, especializada en diseñar e implantar esta modalidad de plantaciones, y lanzó un plan, bautizado como Proyecto Tierra, para cultivar decenas de miles de hectáreas con el objetivo primordial de asegurarse aceite de oliva sin severos vaivenes en los precios. Y no sólo en España, sino también en Marruecos y Portugal.

No es la única compañía. En efecto, la segunda mayor envasadora de aceites de España, Sovena, ha hecho tres cuartos de lo mismo a través de la sociedad Elaia (olivar en griego), participada con el fondo de inversión Atitlán, y que tampoco se limita a nuestro país, sino que extiende su ámbito de actuación a Marruecos y Portugal.

Y no son pocos los ingenieros agrónomos que montan firmas específicas, e incluso investigaciones universitarias en pro de una aceituna más rentable.

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