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La Policía cierra una discoteca por exceso de ruido de noche

Las denuncias vecinales reclamando descanso nocturno han logrado apagar los decibelios a otra discoteca más de Sevilla. La sala Obbio, ubicada en la calle Trastamara.

el 14 sep 2009 / 20:38 h.

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Las denuncias vecinales reclamando descanso nocturno han logrado apagar los decibelios a otra discoteca más de Sevilla. La sala Obbio, ubicada en la calle Trastamara, en el entorno de las estación de autobuses de Plaza de Armas, fue clausurada y precintada en la madrugada de ayer por la Policía. El local había sido denunciado "más de una decena de veces" por los vecinos de la zona, que se quejaban del exceso de ruido que les impedía dormir por las noches, informa Europa Press.

La sala Obbio, conocida anteriormente como sala Tabboo, está muy próxima a una zona residencial entre la calle Arjona y Marqués de Paradas, escenario habitual de la movida nocturna y de las botellonas. De hecho, la asociación de vecinos Estación de Córdoba, liderada por la también portavoz de la plataforma cívica Por el Derecho al Descanso, Dolores Dávila, ha sido la que ha denunciado al local de música en diversas ocasiones.

"El ruido que provocaba era tremendo, con conciertos en vivo, escándalos hasta la madrugada y un montón de incidentes con los propios residentes, que les tiraban cosas desde sus viviendas para que bajaran el volumen de la música", aseguró ayer Dávila.

frente común. Según la portavoz vecinal, la sala Obbio carecía de aislante o sistemas de insonorización. Tanto el caso de esta discoteca como de otras del entorno de las calles Trastamara y Julio César propició que un grupo de vecinos se reuniera y costeara representación legal de su propio bolsillo para emprender acciones legales contra los propietarios de estas salas.

La presidenta de los vecinos del entorno añadió que la sala Obbio "incumplía todas las normas habidas y por haber" y que, no obstante, en los últimos tiempos "había incluso suavizado un poco el volumen de su actividad, aunque aún seguía siendo demasiado ruidoso".

En la pugna entre los vecindarios que reclaman descanso y los negocios de bares y los jóvenes que exigen poder divertirse de noche, lo primero ha encontrado más respuesta social que lo segundo. En Sevilla hay doce zonas acústicamente saturadas, donde la hora de cierre está limitada y está prohibido abrir más bares. La alternativa de ocio nocturno y el botellódromo que prepara el consistorio siguen aún pendientes.

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