Las comparaciones son deliciosas

Las monjas de Santa Florentina venden sus dulces basados en la receta del bizcocho de las marroquíes.

el 01 dic 2014 / 11:30 h.

monjas-dulces-ecija La receta de los célebres bizcochos marroquíes, que dejaron de venderse en Écija en noviembre, no se pierde del todo. Las monjas dominicas del convento de Santa Florentina han presentado en sociedad el dulce que, a partir del próximo 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada, van a vender en su torno y que parte de la misma receta que dio origen a los afamados dulces que, desde hace unas semanas, dejaron de venderse en Écija para mudarse a la vecina localidad de Osuna. Las concepcionistas (Marroquíes) y las dominicas (Florentinas) compartían la secreta receta de los célebres dulces conventuales desde el año 1943, cuando «dos jóvenes amigas ecijanas decidieron consagrar sus vidas a Dios y profesaron en ese año: una de ellas en el convento concepcionista con el nombre de sor Inmaculada; la otra, en el de Santa Florentina con el de sor María del Valle», según el relato aportado la archivera municipal, Marina Martín Ojeda. La concepcionista comunicó la secreta receta a la dominica y el bizcocho empezó a elaborarse también en el convento de Santa Florentina, «pero exclusivamente para consumo interno, para festejar fiestas solemnes de la comunidad», matiza Martín Ojeda. Por tanto, el dulce está elaborado siguiendo la misma fórmula, la que elaboró la marquesa de Valdetorres, Mónica Antonia Garnica y Córdoba, para elaborar los dulces de las marroquíes, y que era una variante de la del bizcocho a la española de Juan de la Mata, repostero de Felipe V y Fernando VI. dulces-monjas-02La marquesa de Valdetorres renunció a su título tras enviudar y profesó en 1752, ingresando en el monasterio concepcionista de Écija, conocido como de las Marroquíes por el apellido de sus fundadoras, las hermanas Catalina, Luisa, Ana y Francisca Marroquí. Mónica Antonia Garnica y Córdoba pasó a ser sor Mónica de Jesús. Según la archivera municipal de Écija, el éxito del bizcocho de la noble metida a monja fue inmediato. «Se hizo irresistible al paladar más exigente y refinado, trascendiendo la fama de estos bizcochos con suma celeridad a todo el ámbito geográfico local». A la fama de este dulce de convento contribuyó también en el último tercio del siglo XVIII el marqués de Peñaflor, que difundió sus excelencias entre la nobleza nacional, según pone de manifiesto la archivera municipal. La receta de sor Mónica de Jesús fue custodiada como un secreto por las concepcionistas del convento de las Marroquíes durante siglos. Aunque hubo un desliz en el siglo pasado. En 1943, este secreto fue compartido con las religiosas dominicas de Santa Florentina, que lo cocinaban solamente para su propio consumo. A partir del próximo 8 de diciembre –una fecha que es un guiño a la titularidad concepcionista de esta receta-, eso va a cambiar y las monjas de Santa Florentina van a empezar a vender los dulces, con el nuevo nombre de bizcocho de las monjas, a siete euros la media docena y con un dulce colocado sobre la caja, una tradición que también van a recuperar para indicar que no se debe sucumbir a la tentación de abrir la caja, una caja en la que el celeste concepcionista ha sido sustituido por el gris plata dominico.

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