Un recipiente de plástico, o piscinita, apoyada en unos bidones, es el dispositivo dispuesto para recoger el agua de lluvia que entra por un boquete del techo de la iglesia de San Agustín de Marchena. Los vecinos están preocupados por el paulatino deterioro de este Bien de Interés Cultural (BIC).
Instalada bajo el tejado, en el hueco superior de una de las naves del templo, guarda el precario equilibrio que le proporciona su apoyo sobre unos bidones y unas pilas de ladrillos sobrepuestos. Ésta es, según estos vecinos, una solución de urgencia que adoptó el Ayuntamiento de Marchena mientras que la Consejería de Cultura u otra administración se hace cargo del asunto.
La piscinita, con un desagüe que es una goma de riego cuyo extremo termina en una ventana próxima para que vierta sobre la calle, es considerada por este grupo de vecinos como "una chapuza impropia de un BIC de esta categoría". El artilugio para el desagüe de las goteras se instaló hace ya años, sin que las llamadas de auxilio del sacerdote José María Díaz, rector de la iglesia y superior del convento, hayan causado efecto.
Las goteras no sólo se producen en el hueco del techo sobre la piscinita, sino que, según el párroco, también se registran en otras partes del templo, de tal modo que los días de lluvia el agua se cuela justo detrás del altar mayor, en un área integrada mayoritariamente por elementos de madera, con el consiguiente deterioro.
Las primeras lluvias del otoño alertaron a un grupo de vecinos preocupados con el estado de la iglesia, ya que los días de temporal hay que distribuir cubos por varios puntos del templo para recoger el agua. La iglesia, que data de finales del siglo XVII, ya sufrió "el hundimiento de algunos tramos importantes de los tejados, ya que la cubierta del edificio está en fase de precolapso estructural, por lo que el estado del edificio es alarmante", según comentó a la agencia Efe el especialista en patrimonio Luis Hurtado, conocedor de la situación.
La iglesia forma parte del que es uno de los conventos más importantes de la provincia de Sevilla, debido a su decoración interior, con magnificas yeserías de tipo popular, que hicieron famoso a este santuario. El experto apunta que "muchos han sido los historiadores del arte hispanoamericano que han investigado las influencias que tuvieron los artistas que trabajaron en las yeserías que decoran los interiores de San Agustín, y todos han quedado fascinados por el influjo colonial", por lo que alguno la ha definido como "un trocito de México dentro de Marchena".
La humedad de las goteras está afectando ya la ornamentación a base de yeserías, donde reside el principal valor artístico y singular de este templo situado en plena comarca de la Campiña, ya que se trata de estructuras de tipo popular policromadas y decoradas con figuras de monos, indios y ornamentación floral, que están entrando en un estado de deterioro preocupante.
Los tejados no se arreglan desde 1957 y un informe técnico de la empresa Codexca señalaba ya en 2007 que tanto en la nave central del templo como en las dos laterales el material de recubrimiento y la impermeabilización presentan "fuertes daños" de difícil reparación.
