(ENCUESTA. ¿QUÉ OPINAS DE ESTA APORTACIÓN?)
Interior del economato social de Carmona.
Al fin el esfuerzo en caridad de las hermandades sevillanas se pone negro sobre blanco. Un informe desmiente esa creencia general de que las cofradías invierten gran parte de su tesorería en renovar su patrimonio material. El estudio independiente, elaborado por el Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme, revela que las hermandades sevillanas repartieron más de 4,5 millones de euros al año entre las personas necesitadas de la capital.
El bautizado como Informe sobre la Caridad en las Hermandades de Sevilla, elaborado por el doctor en Económicas Ignacio Valduérteles, a la sazón teniente de hermano mayor de la Soledad de San Lorenzo, abarca a las 124 hermandades de penitencia, gloria y sacramentales que hay en la ciudad, de las que el 82% han participado en el estudio aportando sus datos.
Un dato significativo es que de la cantidad que aportan las hermandades a caridad, algo más del 25% procede de ayudas en especie aportadas por las empresas sevillanas, lo que da una idea de la responsabilidad social corporativa de esa firmas.
Otro dato reseñables es que los gastos de administración y gestión de toda esa ayuda apenas llegan al 0,21%, lo que quiere decir que de cada 100 euros que reciben las hermandades para destinarlos a caridad, un total de 99,79 euros van directamente a los destinatarios y sólo 21 céntimos a gastos de administración. No en vano, destaca su autor, las hermandades tienen una excelente imagen entre la población sevillana, solamente comparable a la que gozan las Hermanas de la Cruz, por su rigor, transparencia y eficacia en la gestión de los fondos de caridad.
A estos recursos hay que sumar las 25.000 horas de voluntariado que suman las hermandades, atendidas por 1.250 voluntarios, que atienden personalmente a casi cinco mil personas.
En total, el informe de Ignacio Valduérteles, prologado por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y el presidente del Consejo de Cofradías, Carlos Bourrellier, refleja que más de 28.000 personas reciben ayuda directa de las hermandades, sin contar las que la perciben a través de las instituciones con las que las hermandades colaboran (Cáritas, Fraternitas u otras organizaciones).
Su autor subraya que las hermandades reparten muy bien las ayudas y lo hacen además con una extraordinaria eficacia a la hora de llegar al pequeño detalle. Así, por ejemplo, si una persona se dirige a un organismo público en busca de ayuda para que no le corten la luz, la resolución de su caso puede tardar hasta cuatro meses; si recurre a una hermandad, después de las comprobaciones oportunas, esa persona puede tener el recibo pagado en el mismo día. Valduérteles destaca también la ausencia total de discriminación a la hora de conceder las ayudas. Las hermandades atienden a todas las personas, cualquiera que sea su procedencia, religión, ideología o cualquier otra circunstancia.
En opinión del director del Informe todas estas cifras pueden ser aún mayores, ya que hay donaciones en especie y horas de voluntariado que las hermandades no contabilizan. Preguntado por si esta importante colaboración social justifica la actuación de las hermandades y las exime de cualquier otra obligación con la Iglesia o las Administración, Ignacio Valduérteles expuso que son ámbitos distintos, que las actuaciones derivadas del cumplimiento de sus fines no exime a las hermandades, como a cualquier otra organización, del cumplimiento de sus obligaciones formales.
Los datos del informe se presentan todos de forma global, no los de cada hermandad individualmente. No obstante se aclara que en términos relativos, el esfuerzo de las hermandades en este tema es similar en todas. Ya sea una hermandad de más 15.000 hermanos o una de gloria con poco más de un centenar, la media arroja que cada hermano aporta una media de entre 15 y 20 euros a caridad.
