Cultura

«Las limpiezas de imágenes devocionales a veces chocan, pero al final convencen»

Román Fernández-Baca ha dedicado toda su vida laboral a las políticas de conservación y restauración

el 13 jul 2014 / 11:00 h.

15916949Los 25 años de historia del IAPH están ligados indisolublemente a un nombre propio, el del hombre que ha guiado los destinos de esta institución desde su nacimiento. Román Fernández-Baca es arquitecto y profesor de Historia de la Arquitectura Contemporánea, y ha dedicado prácticamente toda su vida laboral a las políticas de conservación y restauración de bienes culturales en distintas instituciones. Su balance de este cuarto de siglo va más allá de una cuestión meramente profesional, porque para él, el IAPH hace tiempo que dejó de ser un trabajo para convertirse en algo personal. «Hemos cumplido con la función social que estableció el decreto de creación del instituto, siendo un instrumento esencial en las políticas de patrimonio de la Junta, poniendo al ciudadano como centro de nuestras acciones». Más allá de los discursos propiamente políticos, Fernández-Baca habla con pasión de su centro, y sorprendentemente recuerda con detalles cualquier cuestión relacionada con las miles de intervenciones llevadas a cabo en estos años. De hecho, el director cita algunas de las más relevantes en la provincia de Sevilla, en todas las disciplinas. En cuanto a retablos, subraya la actuación en la capilla de Santa Ana de Triana o en el de Los Evangelistas, de la Catedral; mientras que en escultura policromada, resalta la Virgen de la Estrella, el Jesús de Pasión, la imagen del Cristo de la Expiración de la Hermandad del Museo, o el paso del Señor del Gran Poder. En pintura, no olvida el trabajo sobre El Calvario de José Ribera de Osuna, la Inmaculada del Padre Eterno de Murillo, o la Muerte del Maestro, de José Villegas, estas dos últimas delMuseo de Bellas Artes. La bandera de Andalucía de Blas Infante, los privilegios robados de La Puebla del Río; el altar fenicio de Coria del Río, la cabeza diademada aparecida en Itálica, la capillita de SanTelmo... La lista es amplia. Pero de todas las intervenciones, se queda con la dificultad y el reto que supuso la rehabilitación delGiraldillo. «El nivel de complejidad era elevado, por tratarse de una escultura que en realidad era un autómata, una pieza diseñada para estar en movimiento, hecha con un bronce histórico que presentaba problemas», indica Fernández-Baca, que pese a ensalzar el «gran trabajo que se hizo», avanza que «habrá que revisar la veleta de nuevo». «No será necesario bajar el Giraldillo. Queremos subir porque hay una pequeña pieza que requiere intervención menor. Habrá que montar andamios y, en cuanto podamos, plantearemos esa pequeña acción», añadió. Según detalla el director delinstituto, se trata básicamente de cambiar «un pequeño elemento de su mecanismo». «La complejidad de la restauración fue un trabajo de una dimensión cultural y técnica de primera magnitud. Lo que tocaría ahora no es urgente ni relevante, pero habrá que hacerlo», aventuró el director, sin concretar una fecha establecida para abordar esta actuación. El IAPH detectó la necesidad de darle este repaso al Giraldillo en una de las últimas revisiones que realizó a la escultura. Ahora quiere aprovechar la futura intervención –una vez que la tengan preparada, para la que de momento no prisas– para implantar a la veleta un sistema de vigilancia remoto, que supondrá «un proyecto de innovación sobre el Giraldillo, para conocer las variables que le afectan a su estructura desde tierra». El objetivo, perfeccionar el método de estudio a distancia que se implantó durante la primera restauración, porque «no quedó bien del todo». No es el único desafío que se presenta en el horizonte del IAPH. Mantener el liderazgo nacional que se ha ido ganando en 25 años es otro de sus retos. «Al principio de toda esta aventura, había dudas en la sociedad sobre la necesidad de instituciones como la nuestra. La puesta en marcha del instituto andaluz, sin embargo, empezó generar un movimiento en otras comunidades autónomas que han ido replicando nuestro modelo, aunque pocas con una ley de creación propia, como aquí», presume. No todos esos nuevos centros, sin embargo, se han tenido que enfrentar a restauraciones tan apasionantes como la las imágenes devocionales andaluzas. «Tuvimos que abordar el patrimonio que se incluye en el espectro de las hermandades, con una importante tarea de restauración de piezas, pero también con la publicación de esos trabajos y asesorando a las hermandades a la hora de mantener sus bienes», expone el director. El resultado de estas actuaciones no suele dejar indiferente a nadie.Sobre todo cuando, fruto de sus limpiezas, aparecen las tallas con tonos mucho más suaves. «Procuramos no eliminar pátinas de valor ni parte de las intervenciones anteriores. Hemos sido siempre muy cuidadosos y valoramos la cuestión material, pero también la inmaterial, porque son imágenes devocionales. Es cierto que a veces chocan algunas limpiezas, pero si se hace con rigor científico y se va explicando el proceso a las hermandades... extraña, pero convence».

  • 1