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"Las pagué a precio de oro y llevo una del Corte Inglés y otra del chino"

Se operó con 22 años en uns clínica de reconocido prestigio por estética

el 28 ene 2012 / 19:36 h.

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Naiete Correia, 27 años, es valenciana pero se vino a Sevilla hace años junto a su novio, que es de la provincia. Se operó en Valencia en junio de 2006 porque "adelgacé muchísimo y perdí todo el pecho". Estaba acomplejada y decidió ponerse una talla 95 "para sentirme bien conmigo misma". Reconoce que cometió el error de no mirar mucho y eligió una clínica de una cadena nacional que le daba facilidades para financiar los 5.000 euros que le costó la operación y que ha terminado de pagar hace menos de un año. "Es mi hipoteca", dice.


Se enteró de los primeros problemas con las PIP en marzo de 2010, que entonces se atribuían a un lote concreto. "Inmediatamente llamé a mi madre a Valencia y le dije que buscara el carné de las prótesis". Al comprobar que llevaba esa marca, fue a un centro privado a hacerse una ecografía. "No se veían fisuras y me quedé algo más tranquila, pero también me dijeron que por la calidad del gel llevaba una de El Corte Inglés y otra del Leroy Merlín o el chino, cuando yo he pagado a precio de oro las dos". Pero tras las últimas noticias está peor y no respirará hasta quitárselas, porque "estas prótesis se están rompiendo por detrás y eso solo se ve con una resonancia".


"Veo los reportajes y me pongo a llorar, estoy desganada, quiero quitarme esto ya pero ahora no tengo el dinero. Yo me operé para sentirme bien, no para estar angustiada. No quiero esperar a que se rompan porque si fueran buenas el gel no se sale, pero en éstas sí, y te tienen que raspar el tejido", explica.


Llamó a su clínica y a la Consejería de Salud valenciana y "me dijeron que no me preocupara", al igual que el cirujano que la vio en Sevilla. "Pero que se metan ellos en mi cabeza o que se inyecten silicona para las puertas, que es la mierda que esto lleva, incluso disolvente para carburantes. Confíe en ellos y me siento estafada", dice rotunda.
Con su clínica, tras dar guerra, solo ha conseguido que le hagan un precio reducido -1.600 euros- para extraérselas y ponerse otras. Naiete sí tiene claro que volvería a operarse y que quiere conservar el pecho que tiene. También se sumará a la demanda de la asociación de afectadas. Entiende que la Seguridad Social no se haga cargo porque son operaciones voluntarias y no es su culpa pero sí cree que debería atenderlas y arremete contra la falta de control que ha permitido que pese a las alertas se siguieran usando las PIP. "No hay derecho, la mayoría somos chicas jóvenes que nos operamos con mucha ilusión y lo estamos pasando fatal", lamenta emocionada.

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