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Lopera aplica su lógica particular al Betis

La comparecencia de ayer de Manuel Ruiz de Lopera en los medios de comunicación oficiales del Real Betis suscitó una fuerte expectación, lógica si se tiene en cuenta que se trataba de la primera intervención pública del máximo accionista del club desde que el domingo dos de junio se consumara el descenso del Betis a Segunda División.

el 16 sep 2009 / 04:07 h.

La comparecencia de ayer de Manuel Ruiz de Lopera en los medios de comunicación oficiales del Real Betis suscitó una fuerte expectación, lógica si se tiene en cuenta que se trataba de la primera intervención pública del máximo accionista del club desde que el domingo dos de junio se consumara el descenso del Betis a Segunda División. Sus declaraciones arrojaron pocas certezas sobre el futuro de un club cuyo estado de convulsión se ha convertido en una preocupación de primer orden para tantos sevillanos. A los multitudinarios mensajes que reclaman un cambio sustancial de las estructuras que aleje al club de esa imagen decimonónica y desfasada que desprende, Lopera respondió con un más de lo mismo que apenas satisface a sus seguidores más incondicionales. En sus declaraciones apenas asomó algún que otro atisbo de reflexión autocrítica y eludió cualquier mensaje de cambios estructurales. Su entrevista en la radio oficial de la entidad se convirtió en una especie de declaración exculpatoria de sí mismo de muy escaso recorrido, jalonada por la promesa de que devolverá al Betis a Primera en siete meses. Nadie puede negar que él no ha fallado los goles que sí han errado sus delanteros, pero es que aquí no se dirime una cuestión de mera suerte sobre el terreno de juego, sino una cuestión más de fondo, que afecta al tejido empresarial de la entidad: si Lopera es la persona adecuada para regir los destinos de una entidad de tanta repercusión social o, por el contrario, debe dar un paso al lado y ceder el mando a unos nuevos gestores. Ayer, el consejero delegado del club insistió en que "si llega un comprador", se irá del club. Pero su mensaje no transmitía la suficiente credibilidad. Y no sólo porque ya haya anunciado en innumerables ocasiones que se va y luego se ha olvidado de lo dicho, sino porque en esta ocasión parecía una mera excusa para aplacar los ánimos de quienes se piensan manifestar en su contra el próximo lunes día 15.

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