Dos años después de la tragedia, la familia del pequeño L.S.R. sigue luchando para esclarecer qué ocurrió para que muriera ahogado en una papelera de su colegio. Tras agotar la vía judicial, han presentado una reclamación de un millón de euros a Educación.
"La vida de un niño no tiene precio, pero teníamos que poner una cantidad". Así, se expresaba ayer el letrado de la familia del menor de cuatro años que murió ahogado en una papelera del colegio Jacaranda de Sevilla Este, Félix Muñoz, tras presentar una reclamación administrativa ante la Delegación de Educación, a la que reclaman un millón de euros.
La familia del pequeño ha te nido que recurrir a esta vía como última opción, después de que el pasado mes de diciembre se decretara el archivo definitivo de la causa penal, al considerar la juez que no había indicios de delito.
Los padres mantienen en cambio, que existió negligencia por parte de los profesores, "sino cómo se explica que 24 profesores no se dieran cuenta de que un niño estaba colgado en la papelera", señaló el tío del menor, Juan Jesús González. Él mismo ha elaborado un croquis con la situación en la que se encontraban cada uno de los docentes, según declararon en el juzgado, con el que dice se "demuestra que nadie estaba controlando" a su sobrino. Por eso insistió en que "es mentira que estuvieran vigilando el recreo", de ahí que reclamen esta indemnización por mal funcionamiento del servicio público.
González lamentó la muerte del pequeño porque "llevar a un niño a un colegio no es una situación de riesgo. Lo es montarse en un coche, o hacer puenting, pero no ir a la escuela". Además, criticó que en las declaraciones judiciales "ni una sola vez acudiera el fiscal", quien también determinó que no había responsabilidad penal.
Por su parte la abuela materna de L.S.R., Dolores Matadero, expresó su indignación y su rabia por la forma en la que el menor perdió la vida. "Estamos rotos. Los padres están en tratamiento psicológico y hasta mi nieta está destrozada". Dolores pide que "alguien se haga responsable y admitan que hubo negligencia porque el colegio no tenía ningún protocolo para vigilar el recreo".
La abuela afirmó que "desde entonces vivimos con un pellizco dentro, porque cada día y cada gesto me recuerda a él" y advirtió que "el mismo modelo de papeleras sigue en muchos colegios y en muchos parques". Por este motivo, lamentó que la muerte de su nieto "no haya servido al menos para prevenir", más aún "cuando en Salamanca hubo un caso similar antes, con el mismo tipo de papeleras y no se hizo nada por evitar otras muertes".
Ahora la familia espera que la Junta de Andalucía conteste a su reclamación, para lo que tiene seis meses. "Si pasado este tiempo no contestan, iremos al Contencioso-Administrativo", señaló el letrado.
La causa se archivó por segunda vez en mayo del año pasado, siendo confirmado en diciembre por la Audiencia, que curiosamente en marzo de ese año lo reabrió, ordenando la práctica de nuevas pruebas. Fue entonces cuando declararon dos menores que, según Muñoz, "dijeron que avisaron varias veces a los profesores y que estos no les creyeron". El Constitucional era la única opción que les quedaba por la vía penal, pero finalmente la descartaron por su dificultad.
